Juan Soler y Paulina Mercado viven en plenitud su amor y nos comparten su romántico viaje por Europa

Paulina: Fantástico. Fue un viaje muy platicado y esperado, pero lo más lindo fue que superó nuestras expectativas. Desde que Juan y yo empezamos a salir, me dijo que su lugar favorito en el mundo era Santorini. La idea siempre fue ir allá porque él me prometió que veríamos el atardecer tomados de la mano; por eso hicimos el viaje. Después de un diciembre complicado y de ver que la vida pasa rápido —además de que los tiempos de cada uno difícilmente coinciden—, decidimos hacer una pausa en esta rutina, y luego del torbellino, para darnos un espacio e ir tras nuestros sueños.

P: Llegamos a Madrid para volar directamente a Florencia. Allí estuvimos dos días, en los que gozamos, comimos y nos divertimos mucho. Luego recorrimos la Toscana en coche y estuvimos en unos hoteles preciosos de los que no queríamos ni salir. Fue un viaje muy lindo en el que el plan era no tener plan, sino gozar el aquí y el ahora; nos disfrutamos muchísimo. Después fuimos a Amalfi, a Roma y de allí tomamos un vuelo rumbo a Atenas, que a mí me enloqueció. Siguió Santorini, adonde llegamos a darnos la mano en ese atardecer con una copa de vino.

Juan: Fue una gran experiencia y revelación. Descubrí a la Paulina de la que me enamoré. Ahí estaba en todo su esplendor: no hay dobleces, nada escondido o por debajo del agua; lo que conocí de ella allí estaba en este viaje. Fue una gran aventura, sobre todo en esta etapa de nuestras vidas en que lo que más queremos es armonía, tranquilidad, paz y belleza. Porque el ritmo del tiempo tiene una belleza muy particular, porque es efímera. Para mí viajar con Paulina fue increíble y estoy listo para repetirlo muchas veces más.

P: Increíble. Muchos dicen que viajar con una persona resulta muy fácil porque pueden recorrer lugares divinos, y así todo el mundo se la pasa bien. Pero yo creo que no y que en los viajes conoces realmente a las personas que están a tu lado. La verdad, nosotros nos fue muy bien. Regresé diciendo: «Claro, es mi pareja, mi pareja de vida, mi mejor amigo y mi persona favorita».

P: Por ahora hemos pensado que queremos hacer muchos viajes breves, trabajar mucho en nuestra pareja para que nunca se enfríe esto tan lindo que tenemos. Vamos a hacer un viaje largo al año y en ese no habrá invitados (risas). El próximo viaje pretendemos que sea a Francia y España en moto.

J: ¡Sí, queremos vivir esta larga experiencia de estar en motocicleta! Si no es por Europa, nos gustaría recorrer las carreteras de Estados Unidos, pero lo estamos planificando aún. Yo viajé así de extenso con Paulina porque, después de haber pasado esta prueba enorme de nuestro primer viaje de muchos días y en muchos lugares, estoy convencido de que quiero repetir la experiencia en todos los formatos posibles.

J: ¡Claro! De hecho, ahorita iré por unos días y la invité, pero por tiempos no se pudo. Claro que tengo pensado llevarla para que conozca a toda mi familia: a mi hija, mi nieta, mi yerno, mi mamá...; en fin, a todos. Me gustaría mucho que la gente que quiero sepa con quién estoy, y que Paulina conozca de dónde vengo. Todos tenemos un pasado, nosotros somos el presente y quiero que ella esté involucrada en el futuro de la familia.

Estoy muy bien, la verdad. Siempre he dicho que la vida de pronto te manda regalos envueltos de tragedia que te hacen crecer, evolucionar y ver la vida desde un punto distinto. Esta intervención me enseñó, en primer lugar, que la vida es efímera. Por eso hay que aprovecharla, por eso mi escala de valores y prioridades cambió por completo: lo que antes era muy importante para mí hoy no me importa y lo que no me importaba hoy le doy otro sentido. Gozo las pequeñas cosas de la vida y quizá antes, no. Afortunadamente todo salió muy bien, ya no tengo absolutamente nada.

P: Entre muchas, me llevo lo increíble que es Juan en situaciones de crisis. Las situaciones límite sacan el verdadero yo de todos nosotros. Juan se portó impresionante acompañándome de la mano. Y lo digo de corazón, fue un gran sostén. Hay muchas parejas que no saben reaccionar ni qué hacer. Haz de cuenta que a Juan le dieron un manual. Fue un regalo conocerlo en una situación como esta.

J: Para mí la lección más importante es que esto es para siempre. Cuando Paulina me compartió su diagnóstico y me dijo que había que operarla, me puse a sus órdenes, le tomé la mano y juntos dijimos: «De aquí para adelante, de esta salimos juntos». Y así fue.

P: Siempre estuve muy tranquila, estuve muy positiva, sobre todo porque no quería que mis hijos ni Juan sintieran mi nerviosismo. Siempre les dije a mis hijos que en la vida no podemos elegir nada, pero podemos elegir la actitud que le ponemos a lo que nos toca vivir. El único momento en el que sentí miedo fue cuando dejé a todos atrás y me llevaron al quirófano. Juan me acompañó y, antes de entrar, le pedí que me prometiera que, si algo me llegaba a pasar que ya no me permitiera gozar y reírme, me iba a ayudar a irme, porque yo en esta vida estoy para pasarla bien. Él accedió, y me fui tranquila. La operación no duró mucho tiempo y, al despertar, agradecí a la vida por otra oportunidad y decidí vivir de modo distinto.

J: Por mi parte, sí hubo miedo. Cuando pasan este tipo de eventos, te enfrentan directamente con la finitud de la vida, te das cuenta de que no quieres que eso llegue. Y claro que te da miedo la pérdida. En este caso el diagnóstico era positivo, pero la operación era de alta complejidad. Entonces conocí a la Paulina guerrera e inclaudicable, que no le tiene miedo a nada. Dicen que los valientes no son los que no tienen miedo, sino los que, a pesar de todo, siguen adelante con toda la actitud. Y eso es Paulina y eso también es Juan, porque di mi mejor versión para estar a su lado en ese momento. Hoy de la mano sabemos que pasamos la prueba y que nos ha unido más que nunca y para siempre.

J: No necesitamos nunca de este suceso para afianzar la relación que teníamos y tenemos. Porque esto se va dando a través de la honestidad, la lealtad, el compañerismo y de todos los valores que nos descubrimos en cada uno y que pusimos al servicio de nuestra relación. Creo que sí hay un antes y un después porque antes sabíamos del amor que nos teníamos, pero después se volvió un amor para siempre. Ese presente que nos tocó vivir nos hizo eternos.

P: Sí, de matrimonio no hablemos (risas). Ya hemos dicho muchas veces que no creemos en el matrimonio como tal, no creemos en que un juez o el Estado nos diga qué hacer. La firma que nosotros tenemos es con el corazón, no con pluma y papel. Decidimos estar juntos, elegirnos todos los días y, de verdad, el compromiso que tenemos es muy muy profundo, es trabajar todos los días para seguirnos eligiendo; y eso depende nada más de nosotros.

J: Sí, en efecto no habrá matrimonio en su concepción clásica; pero sí hay un compromiso de vida, colmado de amor. Hay un compromiso de llevar esto hasta las últimas consecuencias y para siempre. Las intenciones ahí están, y lo estamos manejando de una manera muy adulta y madura, con mucha experiencia. Dicen que en realidad conoces a la gente cuando te divorcias; nosotros no vamos a conocernos así, porque Pau y Juan sí son para siempre, esta pareja nació para quedarse.

P: Mi voto sería decirle que lo voy a respetar siempre, que lo voy a amar, que le seré fiel y que le voy a ser leal. Pero lo más importante es que voy a trabajar muchísimo en mí para mejorar mi versión cada día y ofrecerle lo mejor porque se lo merece él, me lo merezco yo y se lo merecen nuestros hijos.

J: Yo se lo diré más adelante. Ya se enterarán porque sí habrá votos, promesas y compromisos; habrá una forma de llevar un paso adelante esta relación. Y en esta forma estarán involucradas las dos familias, tanto sus hijos como mis hijas. Ese va a ser el siguiente paso. Y los votos me los voy a guardar para decírselos a Paulina.

Hemos evolucionado muchísimo. Juan tiene una frase muy linda que, desde luego, vienes a transitar o a trascender; y creo que los dos elegimos trascender. Por toda la experiencia que tiene él y por toda la que tengo yo, vamos aprendiendo en el camino qué sí queremos y qué no.

P: ¡Sí! Y no lo digo con orgullo. Creo que una pareja se debe conocer en todos los sentidos, peleados o no; cómo se enoja el otro y cómo reacciona. Afortunadamente todavía no hemos tenido algo que provoque una pelea; aunque, claro, hemos tenido pláticas incómodas. Pero somos dos personas muy sensatas y centradas a las que les gustan la comunicación afectiva, el respeto y la claridad. A partir de ahí es muy difícil tener una bronca.

J: Sí, estoy terminando una serie producida por Argos; se llama «La vida entera». Pronto habrá noticias, pero es muy interesante.

P: Me inspira mucho la vida, mis hijos, Juan y mi trabajo. Sigo en «Sale el Sol», ya llevo ocho años. Es un trabajo que me ha dado mucho tanto en crecimiento laboral como en el personal. He conocido a gente maravillosa a lo largo de este camino. No sabes qué linda familia he ido formando durante estos años. Me levanto muy ilusionada para llegar a mi trabajo.

P: ¡Así es! Sale cada domingo a las ocho de la noche en YouTube. La idea surgió porque, cuando Juan y yo iniciamos nuestra relación, muchas personas nos preguntaban de todo: desde cómo lidiábamos con los hijos hasta qué pasaría si uno fuera infiel. Se nos ocurrió este programa, en el que hablamos de nosotros, de nuestra experiencia; pero también invitamos a expertos de la materia, y ha sido fantástico.

J: Es algo que nos encanta porque nos dedicamos a hacer chorcha con amigos y profesionales. Es un programa en el que tratamos de hacer que el invitado se sienta como en su casa para poder desarrollar los temas con total frescura. Es lindísimo cuando vamos a algún lugar y nos dicen que siguen lo que hacemos en «Emparejados». En fin, estar con Pau es un regalo en todos los aspectos.