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Aitana Derbez está disfrutando al máximo de sus vacaciones de invierno acompañada de sus papás, Alessandra Rosaldo y Eugenio Derbez. Después de celebrar la Noche Buena y Navidad, la menor de los Derbez no sólo mostró el kit de skincare que había recibido por parte de Santa Claus este fin de semana, sino que lo estrenó jugando a poner un spa en casa y los primeros clientes fueron sus papás.
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Recostada en un sofá, Alessandra comparte cómo es que su hija la consiente con mascarillas hidratantes en la cara, los pies ¡y hasta en las manos! “La verdad me hacía muchísima falta”, confesó la cantante de Sentidos Opuestos apenas abriendo la boca, pues no quería que se moviera la tela que tenía en su rostro.
A la feliz mamá no le quedó más que dejarse apapachar mientras su hija de nueve años se divertía sacando cositas de su kit de belleza. Además, se sinceró sobre cómo en los últimos días estuvo tan apresurada con la familia, la cena y el trabajo que no tuvo oportunidad de darse un tiempo para ella.
Y como mamá se dejaba poner mascarillas por todos lados, Aitana confesó que es una muy buena clienta en su spa improvisado. “Es que ahí tenía”, dijo la pequeña cuando Ale la cuestionó por tanto producto. Aunque también dijo que era porque necesitaba de este cuidado adicional.
La menor de los hermanos Derbez no sólo se enfocó en el cuidado de la piel, sino en que su mamá estuviera cómoda, cubriéndola con una manta de Taylor Swift y ofreciéndole snacks. “El servicio aquí está increíble”, aseguró la cantante, quien después de un rato sintió los resultados en su piel.
¡Eugenio no se salvó!
Durante la sesión de spa de Alessandra, Eugenio Derbez se acercó muy curioso para puntualizar lo mucho que necesitaba esa pequeña terapia de belleza. Incluso se ofreció a darle un masaje en los pies a su esposa, quien no hizo más que agradecer por lo mucho que la cuidan.
Y en un inesperado giro en la historia, Eugenio Derbez no se salvó de las mascarillas de su hija. El actor y productor se recostó en el sofá en el que estaba su esposa para que Aitana le colocara sus tratamientos. Aunque al principio parecía rechazarlos, después los aceptó con gusto. “A ver qué tal me queda el cutis”, dijo contento por los mimos de su pequeña.