Cuando Jaime Camil se convirtió en papá comenzó un proceso para entender de dónde vienen algunos de sus comportamientos con sus hijos y desaprender algunas ideas que le inculcaron en casa sobre el rol de los hombres en la sociedad. Durante su visita al podcast, Se regalan dudas, abrió su corazón y recordó algunos de los capítulos más duros de su niñez junto a su padre, Jaime Camil Garza, quien a pesar de haberlo dotado de todo económicamente, tuvo un método de enseñanza en el que los correctivos físicos estaban permitidos. Más sincero que nunca, reconoció que gracias a la terapia ha podido conectar con sus emociones, sanar y entender de dónde vienen sus heridas: “Mi papá me educó muy duro, era de correr por tu vida. Algo pasaba en la casa y obviamente yo era el culpable, quién sabe por qué, pero hubo abuso físico, fue duro”, confesó durante esta charla.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
MÁS NOTAS RELACIONADAS
- Con un nostálgico mensaje, Jaime Camil da el último adiós a su abuelita
- Como nunca, Jaime Camil recuerda detalles de su infancia junto a su padre
Una mejor educación para sus hijos
El protagonista de La fea más bella aseguró que cuando se convirtió en padre decidió romper con aquel patrón de crianza que le dio su papá: “Gracias a Dios tienes la capacidad de, o te vas por ese camino, o te vas completamente por el opuesto”. Aunque ha trabajado mucho en sanar sus heridas del pasado, Jaime reconoce que más de una vez ha detectado que, inconscientemente, las ideas de su papá se implantaron en su mente: “De repente cuando me desespera mi hijo, le llamo la atención de manera firme y me doy cuenta que a la tercera o séptima palabra digo: ‘Le estoy diciendo lo que mi papá me hubiera dicho’, me echo para atrás y le digo: ‘Perdóname, mi amor, discúlpame, no quise decirte eso’, lo ajusto y lo corrijo en tiempo real”, compartió.
Rompiendo patrones de enseñanza
Con el paso del tiempo, Jaime ha podido perdonar la forma en la que su padre lo educó, entendiendo que esta era una práctica que había pasado de generación en generación: “Seguramente mi papá no la pasó bien con mi abuelo. Mi abuelo de Egipto, vino del Cairo a México, todavía más misógino y macho, yo creo que ellos no lo sabían, es un idioma que no hablan, es como decir decirles: ‘Hoy quiero que empieces a hablar en mandarín”, explicó sobre la forma en la que se educaban a los hombres de su familia. Durante esta conversación, dio a conocer que ponerse en manos de especialistas lo hizo comprender y sanar muchas cosas: “Ir a terapia, entender por qué hay ciertas actitudes que aplicas día con día, es porque traes traumas”, añadió.
A través de la terapia, Jaime Camil fue conectando con sus sentimientos, una parte que aprendió a reprimir desde la niñez: “Permítanse estar en contacto con tus emociones, está perfectamente bien, sentir qué es lo que te gusta y no nos gusta, está bien llorar, está difícil, pero es una decisión decir: ‘Ya no quiero ser el macho que se aguanta’”, admitió. Echando un vistazo al pasado, Jaime reconoció que a pesar de que su papá sí aplicó con él el método de enseñanza con el que lo criaron, con sus hermanos menores, cambió por completo la estrategia: “Yo fui hijo único y primer hijo del primer matrimonio de mi papá conoció a Toni, una mujer encantadora que ya tenía tres hijas y tuvo con mi papá dos, pero yo fui hijo único, fui como el experimento de mi papá, con Jorge y con Alexia no se portó así”.
Un ejemplo para su hija
Su gran motor detrás de este trabajo interno es su hija Elena, la pequeña de 11 años de edad, a quien quiere mostrarle una cara de la masculinidad mucho más sensible y humana: “Yo no quiero que mi hija vea a un papá que trata de cierta manera a la mamá, con machismo”, explicó. Para él, la paternidad tiene un objetivo muy específico y el ejemplo siempre será la respuesta: “Tu labor en la vida es hacerlo el mejor ser humano que puedas”. Aunque actualmente muchas prácticas machistas han disminuido, es una ideología que sigue predominando: “Es complicado, porque sí tenemos en América Latina lo de que, el hombre no llora, de que el hombre se aguanta, de que el hombre no tiene problemas de salud mental. Si pides ayuda, eres un poco hombre, tienes que afrontarlo y esas palabras que ya no solamente están políticamente incorrectas, sino son absurdas seguirlas usando”, finalizó.