Erika de la Vega aún se recupera de la cirugía que requirió para que le retiraran un tumor de la cabeza que, aunque no era maligno, podría causar alteraciones en su salud con el tiempo. Para ella fue una decisión rápida, y como ya había contado, pasaron pocos días desde que recibió el diagnóstico hasta entrar en el quirófano. Ahora, mucho más tranquila, reveló cómo fueron esos momentos en los que siempre contó con el apoyo de los médicos y sus seres queridos.
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“Todo fue muy rápido, no tuve mucho tiempo para pensarlo“, comparte en su perfil de Instagram, un poco del newsletter que ella misma escribió. “‘Tienes un tumor cerebral de 5cm en la parte posterior izquierda de tu cabeza. Se llama meningioma y este tipo de tumores por lo general son benignos y el tuyo está creciendo presionando el cerebelo’”, fueron las palabras de los médicos luego de acudir a un chequeo.
Los especialistas le confirmaron que aún no había nervios comprometidos, pero había que sacarlo con una craneotomía: “Abrimos, taladramos, sacamos, cerramos y listo. A los dos días te vas para tu casa”, confirmaban como un proceso que en manos de expertos parece sencillo, pero que podría llenar de dudas y miedo a un paciente.
Erika decidió someterse a la operación casi de inmediato, no quiso investigar más sobre el procedimiento quirúrgico o poner el nombre del tumor en el buscador de Internet, pues en algunos casos, el desconocimiento de un tema puede ser sinónimo de calma. “Las siguientes dos semanas de mi vida me preparé para atravesar una tormenta. La más grande y fuerte con la que me he visto de frente”, explicó. Fue entonces cuando puso a prueba la fortaleza de su ser: “Apreté el pecho, respiré profundo, congelé los sentimientos, paralicé el corazón. Me necesitaba firme porque sabía lo que venía. Todo lo puse en práctica: aceptación, respiración, fluir, resiliencia, meditación, visualización, soltar, confiar”.
A pesar de todo, la preocupación se hacía presente. “Unas veces funcionaba pero a medida que se acercaba la fecha sentía un vacío en la garganta. Era una realidad difícil de tragar”, comentó. Los nervios eran normales, y recordó a detalle la noche antes de la operación, ya instalada en su habitación en el hospital: “Entró un enfermero a tomarme la presión y me dijo: ‘Mañana es un día importante para ti’, y caminando hacia al a puerta dándome la espalda se despidió diciendo: ‘Nos vemos del otro lado’”.
Una recuperación rodeada de amor
La operación fue un éxito, tal como ella misma lo reveló a mediados de noviembre, cuando compartió con sus seguidores que había pasado por el quirófano. Erika mostró algunas fotos de su estadía en el hospital y explicó el motivo por el que había sido hospitalizada. “Ahora estoy en mi casa recuperándome, suave, reflexionando, aceptando y sobre todo, agradeciendo por este cupón de vida que me regalaron”, comentó en ese entonces.
Para el día de Thanksgiving, De la Vega no sólo agradeció a su neurocirujano, sino que reportó que su recuperación ha sido “suave, plena, amable y veloz”. La originaria de Venezuela también compartió que, a pesar de tratarse de una cirugía que podría comprometer los nervios de su cara, todo había salido bien y sin consecuencias.