Como hace mucho tiempo no ocurría, en el programa de esta semana de Netas Divinas, las cinco conductoras se reencontraron. El tema con el que abrieron la conversación fue la reciente visita de Galilea Montijo a Acapulco tras el paso del huracán Otis, sitio donde se encontraba su hijo Mateo. La tapatía compartió con sus compañeras sus impresiones tras ser testigo de la devastación de este desastre natural que, de acuerdo con cifras oficiales, terminó con el 80% de la estructura hotelera del puerto. Galilea recordó la preocupación que sintió la mañana después del ciclón al enterarse que, en cuestión de horas, evolucionó de categoría y tocó tierra con vientos de más de 250 km/hr. En medio de la incertidumbre por no tener comunicación con su familia, Galilea viajó al lugar de la catástrofe en cuanto los primeros caminos terrestres se abrieron para cerciorarse de que su hijo se encontrara bien.
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Las horas de angustia
Curiosas de conocer sus impresiones tras haber estado en Acapulco, Paola Rojas y el resto de las Netas se mostraron muy atentas a la narración de Galilea quien admitió: “No existe imagen, no existen palabras para describir lo que realmente está sucediendo en toda esa zona. Fue terrible, ni la misma gente de guerrero se esperaba tal magnitud, no estaban preparados”. La conductora contó cuándo fue la última comunicación que tuvo con su hijo, horas antes del ingreso del huracán: “Yo terminé de hablar con Mateo a las 10 de la noche, porque estaba con su papá, yo le estaba diciendo a Fer: ‘Cuídense, porque dicen que viene fuerte’, me dice: ‘Ya fuimos a comprar comida, tranquila, cancelaron clases’, toman siempre ciertas precauciones, sobre todo en las escuelas, los niños”, recordó la tapatía.
Aunque Galilea y su familia sí tenían conocimiento de que un huracán impactaría, reconoce que nadie dimensionó lo rápido que evolucionaría, por lo que, al día siguiente, al despertarse y no lograr comunicarse con su hijo, la preocupación fue inevitable: “Me desperté a las 5 de la mañana y empiezo a ver mensajes con todo lo que había pasado, porque en el transcurso de unas horas todo se devastó, la incertidumbre que, al día de hoy todavía no saben de su gente, es terrible no tener esa comunicación”. Como miles de mexicanos, Galilea vivió horas de incertidumbre al no saber cómo se encontraban sus seres queridos; sin embargo, por fortuna, pudo confirmar que todos estaban bien: “Gracias a Dios toda mi gente está bien, es terrible, es una situación que nunca pensé vivir y vivirla tan de cerca”, reconoció.
La fuerza de la población
Una vez que constató que su familia se encontraba bien, Galilea tomó el micrófono de Noticieros Televisa y junto a Lalo Salazar realizó uno de los primeros recorridos de medios de comunicación en la zona. Aunque el panorama era desolador, la conductora resaltó el aplomo con el que los habitantes de Acapulco están tomando esta difícil situación: “Lo que más me impresionaba ver es el corazón y la fuerza de toda esa gente que te decía: ‘sí nos está llevando la fregada, pero vamos a salir de esta’ y ver esa fe y esa fuerza, el agradecimiento que tienen al ver que los estás ayudando, aunque sea emocionalmente, porque es devastador estar ahí”, narró Galilea quien pidió a la audiencia no olvidarse de Acapulco.
El inicio de la reconstrucción
Después de ser testigo de la devastación de Otis en Acapulco, Galilea dijo: “Lalo Salazar que estaba ahí conmigo me dijo: ‘Gali yo que he tenido la oportunidad de estar en varias guerras, te puedo decir que así se ve una guerra, es desolador, muy triste’”. Por último, la presentadora pidió al público paciencia y seguir apoyando a la gente de Guerrero que por mucho tiempo necesitará del apoyo de todos: “Esto no se va a resolver de la noche a la mañana, va a llevar años. En los momentos en los que vemos las imágenes nos volcamos en ayuda, pero hay que irnos dosificando, porque esto, no sé si se tarde un año, dos años en levantarse, tengo la fe de que sean en menos, pero los datos decían que el 80% de los hoteles, no yo creo que es el 100%”, finalizó.