Muchas cosas han cambiado en la familia de Pablo Lyle desde que fue arrestado en 2019, luego de protagonizar un altercado vial en Miami, Florida en el que lamentablemente falleció una persona. A cuatro años de aquel suceso, el actor fue declarado culpable y cumple una condena de cinco años en una prisión estatal. Por su parte, su exesposa, Ana Araujo, quien lo apoyó incondicionalmente durante su juicio, reside en Mazatlán, Sinaloa, al lado de sus hijos Aranza y Mauro. Aunque, en febrero pasado, vimos al actor y a la influencer muy cercanos durante el veredicto final de su caso y parecía que se habían dado una nueva oportunidad como pareja, todo parece indicar que tras la sentencia continuaron por caminos separados, tal como lo dejó saber la empresaria en junio del año pasado cuando, durante uno de sus episodios del podcast My Wellness Friend, hizo por primera vez referencia a Lyle como su exesposo. Aunque Ana había preferido mantener los detalles de su vida personal alejada del ojo público, hace unas horas, en un acto sin precedentes, compartió en una de sus historias la primera foto al lado del hombre que le ha devuelto la sonrisa.
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El hombre que le devolvió la sonrisa
Aunque ya había dado pistas de que se encontraba enamorada, fue hasta ahora que abiertamente posó al lado de Marco Lavin, el fotógrafo con el que Cupido la ha flechado. Sin necesidad de añadir ninguna frase, la empresaria se limitó a compartir una instantánea en la que aparecen abrazados, reflejándose en un espejo. Sin referir más detalles de su nuevo romance, Ana quiso compartir con sus más de 180 mil seguidores esta especial imagen al lado del fotógrafo con quien recientemente visitó el estado de Oaxaca, tal como se aprecia en su último álbum en Instagram. Si bien ya había subido una imagen de Marco en su cuenta, esta es la primera en la que posan juntos, dejando ver que, tras la tormenta que vivió con la situación que enfrentó junto a Pablo Lyles, la vida le ha vuelto a sonreír. Por su parte, Marco Lavin también publicó esta historia en su perfil donde suele compartir un poco de su trabajo detrás de la cámara.
El episodio más duro de su vida
En julio pasado, durante su visita al podcast Cada quien, la empresaria abrió su corazón y cómo nunca habló del largo proceso que ha vivido tras el incidente que cambió su vida y la de su familia para siempre: “En mi historia personal: Veníamos de un viaje familiar, pasa un suceso y mi vida cambia de repente y a mí lo que me costó mucho aceptar es que, a partir de ese suceso, mi familia dejó de ser para siempre, eso que éramos en ese viaje. Ya nunca volvimos a vivir juntos todos, ya nunca pudimos estar tranquilos todos, nos embarcamos en una situación distinta de la vida. Yo lloraba cuando veía las fotos de las familias viajando, yo decía: ‘Yo tenía eso, por qué ya nunca más va a volver a ser’”, confesó Araujo. Sincera, reconoció cómo resignificó aquel momento de quiebre para poder continuar: “En cuanto aprendí a aceptar que ya eso no iba a ser para mí fue cuando pude dejar de ver para atrás lo que tenía y voltear a ver enfrente y ver un mundo de posibilidades y nuevas maneras de ser, de vivir y de experimentar y ver todas estas bondades que había para mí en este nuevo camino”, puntualizó.
Ana contó también el gran reto que representó para ella hacerse cargo, de la noche a la mañana de la economía familiar, momento en el que vio en el emprendimiento una gran opción para compaginar la maternidad y el trabajo; sin embargo, sabía que tenía que arriesgarlo todo para conseguirlo: “Nos quedamos sin dinero, ni un peso, me invitaron a un negocio, yo ya venía de varios emprendimientos, digamos que fracasaron (…) Me quedé con 500 pesos en mi cartera, era lo único que tenía, les estoy hablando de hace 4 años, dos hijos, pero yo ya tenía tanta seguridad de lo que estaba haciendo que yo decía: ‘Para el sábado yo ya voy a tener para pagarle el mes a la que me está rentando el local, el mes a la chava que me está trabajando y tal cual. Pero esta seguridad viene construida de todos mis fracasos anteriores y de todo lo mal que lo hice”, recordó.
Las lecciones tras la tormenta
A pesar de lo complicado que fue para Ana asimilar su nueva realidad, echando un vistazo al pasado, ha ido aprendiendo a construir su nuevo porvenir: “Hacernos consciente que tanto lo padre de la vida, como lo malo de la vida es un ratito, porque, así como la sufres y a lo mejor se te puede hacer eterno”. La influencer reconoció que, al principio, la presión de los medios de comunicación, la hicieron blanco de la opinión pública, una situación de la que ya sabe cómo blindarse: “Aprendí a no tomarme las cosas tan enserio, yo digo: ‘Esto se va a acabar’, para qué le hago caso a la gente que ni me conoce o, si me conocen, no saben lo que yo estoy viviendo, no saben por qué estoy tomando yo esta decisión, eso fue clave en el momento que dije: ‘Ya a la fregada lo que diga el TvNotas, la vecina, yo quiero vivir mi vida’. Ahí empecé a disfrutar un montón mi vida y a ser feliz”. Para cerrar, la empresaria reflexionó: “Entre más rápido aceptemos nuestras situaciones vamos a poder salir de ahí y vamos a recibir todo esto nuevo”.