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En cuestión de segundos, la vida de Pablo Lyle y su familia tuvo un inesperado giro. El actor y su hermano protagonizaron un conflicto automovilístico en el que también participó el señor Juan Hernández, quien perdió la vida días después, víctima de un golpe que recibió por parte de Lyle. Desde entonces, inició un proceso judicial de más de cuatro años en los que la familia del actor también vivió años de incertidumbre antes de conocer la sentencia por homicidio involuntario. Una de ellos fue Ana Araujo, esposa de Pablo, quien revela todo lo que sintió y pensó desde el momento que el padre de sus hijos fue arrestado.
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“Veníamos de un viaje familiar, pasa un suceso y mi vida cambia de repente. Lo que me costó mucho aceptar es que a partir de ese suceso mi familia dejó de ser para siempre eso que éramos, en ese viaje”, recordó Ana para Cada Quien El Podcast. Por su mente pasaron varios escenarios, y en todos resonaba la misma pregunta sobre el futuro y bienestar de sus hijos Aranza y Mauro.
“Ya nunca volvimos a vivir juntos todos, ya nunca pudimos estar tranquilos juntos todos, nos embarcamos en una situación distinta de la vida”, expresó. “Yo lloraba porque cuando yo veía los viajes de otras familias, como que yo decía: ‘Yo tenía eso, ya nunca más va a volver a ser’”, agregó conmovida por la estabilidad que había perdido en su vida.
Ana estaba llena de dudas al mismo tiempo que las citas de su esposo cambiaban constantemente, primero por la pandemia y después por diversos motivos de la Corte. Además, no ayudaba que ella estuviera en México y Pablo en una prisión en Miami. Y aunque cada que podía lo visitaba, la situación económica se traducía en angustia.
“Cuando yo me quedo sin nada y nada más con mis hijos y digo: ‘¿Ahora de qué vamos a vivir?, ¿cómo les doy de comer?’”, reveló. Y fue gracias a la gente que la quiere que logró salir adelante en esta nueva realidad: “Algo muy importante para mí fue el apoyo familiar, amigos, toda la gente que te está apoyando en tu nuevo comienzo para mí es como bien importante y fue la clave”.
La resignación y la fuerza para salir adelante
Con el paso del tiempo y la incertidumbre sobre el futuro de su esposo dentro o fuera de la prisión, Ana Araujo entendió que debía seguir adelante por el bien de sus hijos. De ahí tomó fuerzas para emprender, algo que ya había pensado desde tiempo atrás. “En cuanto aprendí a aceptar que eso ya no iba a ser para mí fue cuando dejé de ver para atrás lo que tenía y voltear a ver enfrente, ver un mundo de posibilidades y nuevas maneras de ser, de vivir, de experimentar y ver todas estas nuevas bondades que ya había para mí en este nuevo camino”, dijo.
Ana inició un negocio de venta de postres y bocadillos veganos que no ha sido fácil hacer crecer. Incluso ahora que la gente la empieza a ubicar como empresaria, es algo que apenas puede creer. “Me ha costado un montón porque donde pones tu energía es donde va a ir ese crecimiento”, asegura. En su caso, la energía está puesta en sus hijos, y como madre dedicada, sólo puede pensar en el bienestar de ambos y su futuro.
Pablo Lyle actualmente cumple una sentencia de cinco años en prisión, una condena que sus abogados aún analizan si podría cumplir en México, mucho más cerca de su familia. A pesar de la decisión de separarse, Ana Araujo lo sigue apoyando a la distancia, aunque nada vuelva a ser igual.