De los 38 años de carrera artística con los que cuenta Anahí nunca se había sentado a conversar sobre su vida personal como lo hizo con Joaquín López-Dóriga a quien le concedió la que, hasta ahora, es su entrevista más personal y en la que por primera ocasión quiso liberarse de todo lo que ha callado sobre los episodios más duros que trajo consigo la fama: “Para mí esto es liberador, yo nunca había hablado ni cerca con nadie como hoy. Esta soy yo y esta es mi historia y creo que también se vale que por fin mi corazón se libere”, comentó al inicio de esta entrañable charla en la que mostró su lado más vulnerable. La integrante de RBD hizo un recuento de su vida, desde su debut en televisión, a los dos años de edad y por primera ocasión tocó el tema del divorcio de sus padres, cuando ella tenía 6 años; de cómo sufrió bullying en el colegio por ser la famosa del salón. Aunque a lo largo de su vida ha enfrentado y superado varios retos personales, el episodio que marcó un ante y un después en su historia fue cuando se enfrentó a la bulimia y anorexia nerviosa que la llevaron al borde de la muerte. Con la esperanza de que su testimonio pueda servir a alguien que, como ella, esté pasando por una situación similar, la cantante se abrió de capa y contó los momentos más delicados de su enfermedad.
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El comentario que cambió su vida
Anahí quien, prácticamente aprendió a hablar en los foros de televisión, reveló que fue el comentario de un productor que la llamó para protagonizar el remake de Quinceañera lo que desató sus desórdenes alimenticios: “Estaba en una edad difícil y sí, lo acepto, no estaba en mi mejor momento (…) estaba en un medio que puede llegar a ser muy cruel. Me citan en la oficina de quién iba a producir esa telenovela (A mil por hora), que al final no fue el productor de la telenovela -una vez más el universo- me siento con mi mamá y me dice: ‘Vamos a hacer la telenovela, estaría increíble que tú fueras la protagonista, pero Anahí, las protagonistas son flaquitas, las protagonistas son muy bonitas, tú estás gordita y tú tienes que trabajar mucho en ti para que hagas la telenovela"', recordó la actriz quien prefirió guardarse el nombre del productor pues, reconoce, es una persona que a pesar de todo aprecia: “Le tengo cariño, no es una mala persona. No tuvo idea lo que sus palabras marcaron a un ser humano”, recordó.
El inicio de la enfermedad
A partir de aquel comentario, Anahí reconoce que algo cambió en su manera de pensar y de auto percibirse: “Ahí conocí una parte de mí que no había sentido, conocí el miedo a ser yo, conocí una parte vulnerable a más no poder, ahí sentí que no era suficiente. Ahí empieza la pesadilla más grande de mi vida. Fueron años de sufrir anorexia nerviosa y bulimia que casi me matan. A partir de ese momento mi esencia cambió, mi luz cambió, todo cambió, me la creí, me creí que no era suficiente y durante todos estos años miles de veces he creído que no era suficiente. En mi cabeza empieza un tema completamente obsesivo y enfermizo, me hice mucho daño”. Dando lecciones de fortaleza y con la voz entre cortada, Anahí le contó al Teacher el capítulo más oscuro de su enfermedad: “Yo llegué a pesar 38 kilos, estaba muy mal (…) Podía pasar cinco, seis días sin probar bocado, a veces, podía probar una toronja, a veces comía hielo para engañar al estómago -no quiero que tomen de aquí ninguna idea, por favor- pero tengo qué contarlo. Después cuando ya no podía más venían los atracones y como tanto se han burlado, sí vomitaba mucho”, comentó entre visiblemente emocionada.
Su momento más crítico
Tras el éxito con su protagónico en A mil por hora, Anahí concluyó el proyecto y se enfrentó a la etapa más dura de la enfermedad, cuando, con 18 años de edad, llegó al hospital casi sin signos vitales: “Tenía el corazón a mil, sentía como si el estómago se me estuviera volteando, una cosa rarísima. Llegué con un paro cardíaco. Me meten a urgencias y me salvaron la vida. Lo que me explican es que tuve un bajón tan fuerte de potasio en el cuerpo y de todo, que mi corazón no podía más, mi cuerpo no podía más. Pasé dos o tres semanas en el hospital, porque me tenían que nivelar”. Según recordó, la enfermedad había llegado a tal nivel que incluso internada presentó síntomas: “Yo me sacaba el suero porque decía: ‘Me va a engordar’, imagínense lo tremendamente mal que estaba y cuando se descuidaban me metía al baño a vomitar. Al final de cuentas era una adicción, no a una sustancia, pero sí a esta distorsión en todos los sentidos, en el espejo, en quién eres y en lo que vales, me tomó mucho tiempo”, reconoció la cantante quien agradeció a su prima que la llevó a urgencia y al médico que le salvó la vida.
Las críticas de la prensa
Para Anahí fue muy complicado atravesar todo este proceso ante la lupa del ojo público pues, además de lidiar con la enfermedad, tuvo que enfrentarse con el poco tacto con el que los medios abordaban este tema, una vez que lo hizo público: “No es en contra de Televisa, era lo que en ese momento pasaba, la prensa era súper cruel, el body shaming era un tema horrible, me hacía burlas en los programas, me ponían a comer, en El Gordo y la flaca, en La Oreja se burlaban muy feo de mi problema, porque yo primero lo intenté negar, pero era una cosa evidente, lo enfrenté, lo traté de expresar, pero fue peor porque se burlaban mucho”, recordó. La cantante reconoce que, sin duda, los comentarios del exterior hicieron que su recuperación fuera más complicada: “Estaba lidiando con mi enfermedad, con mis problemas emocionales y mentales, porque es una enfermedad emocional que te carcome y además expuesta, juzgada a más no poder”. Tras su hospitalización, todo cambió, pues fue dada de alta el día en que cumplió 19 años y a partir de ahí se concentró en recuperar su vida, personalidades como Andrés García y el productor Pedro Damián le tendieron la mano y la ayudaron a salir adelante, mientras Andrés lo hizo como amigo, el productor le ofreció trabajo en Clase 406, un proyecto que la ayudó mucho a recuperarse y que se convirtió en la antesala de la telenovela que le cambió la vida: Rebelde.