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Alan_t t© @alanestrada

Así fue la experiencia de Alan Estrada durante su inmersión a los restos del Titanic

Reconoció los riesgos que implicaba cualquier tipo de fallo por mínimo que fuera, pues se trataba de un sumergible experimental


Junio 24, 2023 9:46 PM EDT

El Titanic, uno de los trasatlánticos más famosos de todos los tiempos, se convirtió de nueva cuenta en noticia internacional a 111 años de su naufragio. La mítica embarcación se asocia una vez más con la tragedia, pues cinco hombres que descendieron a las profundidades del mar para observar los restos de la nave fallecieron luego de que el sumergible en el que viajaban implotara por la presión del agua; previo a ello perdieron comunicación con la superficie, declarando la misión como perdida. La exploración estuvo a cargo de la empresa OceanGate, que desde 2021 inició pruebas con civiles para abrir este nuevo campo turístico a la sociedad en general. Entre la minúscula cantidad de personas en el mundo que han visitado los escombros del Titanic se encuentra Alan Estrada, primer mexicano del que se tiene conocimiento que logró una inmersión exitosa, por lo que en los últimos días —y dado lo ocurrido— sus testimonios sobre el viaje han adquirido suma relevancia. Además de ofrecer entrevistas a múltiples medios de comunicación, él mismo filmó una serie de videos en los que realizó una crónica de su viaje, lo que nos permite conocer cómo fue su experiencia.

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En julio de 2022 el actor, cantante e influencer Alan Estrada subió a su canal de YouTube el último de una serie de videos en los que registró su viaje hacia el fondo marino con el fin de ver, a través de sus propios ojos, los restos del Titanic reposados a 3 mil 800 metros bajo el nivel del océano. El filme estilo documental muestra la travesía previa a la inmersión, pues además de viajar desde México hacia Canadá, lugar donde se ubica el punto terrestre más cercano al naufragio, fue necesario un trayecto mar adentro de un día para colocarse sobre la zona del hundimiento; partió del puerto de St. Johns en el buque Horizon Artic, “un barco con lo último en tecnología especializada en asistir a la industria petrolera para el transporte de plataformas, e incluso es usado para mover gigantescos icebergs”, narró.

Ya a flote, luego de que la tripulación confirmara que el clima permitía un decenso seguro, los especialistas se dedicaron a revisar a detalle los mecanismos del sumergible. “Desde temprano todos los sistemas del sumergible son revisados de forma minuciosa, el más mínimo fallo puede provocar la cancelación de la inmersión o poner en peligro la vida de los tripulantes”.

Su ingreso a la cápsula fue a las 06:00 am, llevando consigo cámaras, agua y un refrigerio. Alan mostró el interior del sumergible, destacando su capacidad para cinco personas, entre quienes se incluyen el piloto y copiloto y tres “especialistas de misión”, que en realidad son turistas. También explicó que para bajar no es necesario ningún tipo de entrenamiento especial, aunque resulta evidente que quienes padecen claustrofobia no pueden aventurarse. “El sumergible no es particularmente cómodo, pero voy mentalizado a estar por lo menos 10 horas encerrado en él. A diferencia de otros, este se cierra y abre por fuera, es decir, estamos totalmente a merced del equipo en el exterior para poder salir”.

Tras este proceso el sumergible finalmente es liberado en el agua no sin antes someterse a una última revisión a cargo de buzos experimentados. “Comenzamos el descenso, los sistemas del sumergible deben monitorearse constantemente, cualquier error o falla crítica hará que la inmersión deba ser interrumpida (…) vamos a tardar unas dos horas, dos horas y media en tocar fondo”. Sin embargo, cuando se encontraba a una profundidad de mil metros el sistema de comunicación con la superficie comenzó a fallar. “Es vital que podamos comunicarnos pues de otra manera podemos perdernos y quedar a la deriva en el medio del océano”.

Sobrepasados los 2 mil metros el piloto optó por abortar la misión, por lo que el sistema de arrojo de lastre fue activado para permitir el ascenso del sumergible. “Es una pena, pero la seguridad es primero, después de una hora se declara emergencia”. Sin embargo, mientras los pesos eran arrojadas de manera sorpresiva se recuperó el contacto con el buque, lo que permitió seguir la misión aunque a un ritmo más lento. “Después de tocar fondo comienza la difícil tarea de encontrar alguna parte del barco, es sumamente fácil desorientarse, la profunda oscuridad hace que solo podamos ver gracias a las luces del sumergible, que apenas nos ofrecen unos metros de visibilidad (…) Cada etapa de viaje es crítica, estamos a 3.8 kilómetros de profundidad y a pocos metros del naufragio, pero encontrarlo es un reto que puede tomarnos varias horas”.

Finalmente, tras una hora de exploración, encontraron los restos del enigmático barco, momento que fue acompañado por la explicación del copiloto y científico francés Paul Henri sobre cada una de las partes que desde el visor eran visibles. Después de mostrar un compilado de videos sobre los escombros del trasatlántico, Alan concluyó con una reflexión días después en su cuarto de hotel. “Yo creo que una expedición de ese tipo que cuesta tanto dinero, honestamente y siendo objetivo, habrá que esperar un poquito para que valga la pena”.

Comentó que el tiempo de expedición no solo es poco sino que no se respeta. “La misión después de mí sólo tuvo 40 minutos para explorar los restos del Titanic, esto quiere decir que probablemente no valga la pena, pero quizá en el futuro logren pulir los aspectos que tengan que pulir para estar más tiempo allá abajo (…) No me arrepiento en lo absoluto de haberlo vivido, si es tu sueño y quieres hacer algo así te recomiendo que te esperes un tiempo a que la empresa mejore la experiencia”.

Fue su segundo intento

En agosto de 2021 Alan Estrada inició con la serie de videos referidos, pues originalmente ese era el año en que haría la inmersión con valor, para ese momento, de 125 mil dólares. Se trataba de los dos primeros intentos hechos por un sumergible experimental de fibra de carbono. No obstante, en el primer viaje de prueba se presentaron fallas desde antes de que la cápsula tocara el agua, retrasando considerablemente la misión. Si bien logró llegar al fondo, el problema radicó en el sistema de arrojo de pesos para pudiera volver a la superficie, el cual se averió teniendo que recurrir al sistema de emergencia que implicó la liberación de más peso. Esto dificultó las labores de rescate del sumergible, dañándolo al momento de subirlo al buque y haciendo que la inmersión pasara de 6 a 16 horas de duración. “Se ha tomado la decisión de regresar a St. Johns y me han invitado el próximo año a retomar la expedición, este no va a ser mi año para bajar”.

Los retos que enfrentó

Cuando Alan conoció a OceanGate y la posibilidad de visitar los restos del Titanic, la pandemia por covid-19 se encontraba aún activa de manera considerable, por lo que la frontera canadiense estaba cerrada para viajeros internacionales; Fue necesario que la empresa le tramitara documentación para acreditarlo como investigador, con lo cual logró ser admitido. Otro de los puntos a tomar en cuenta fue el financiamiento, pues requirió de patrocinios; buscó marcas que lo apoyaran, de las cuales podemos identificar claramente dos en el documental. “Moví cielo, mar y tierra, y aparte tenía que hacer la transferencia y tenía un mes para arrepentirme y me la regresaran íntegra (…) me costó trabajo, conseguí a los patrocinadores”.

También compartió el miedo que tuvo antes de iniciar la misión, particularmente cuando le enviaron las responsivas para firmarlas. “Era una biblia, cuando lo leí me asusté muchísimo, decía: Estoy consciente de que voy a subirme a un sumergible experimental que nunca ha bajado a estas profundidades, que puede haber fallas que provoquen lesiones o la muerte”.

En entrevista para Pati Chapoy, realizada hace dos meses, reconoció el peligro al que se expuso. “Los anteriores a mí se echaron 27 (horas) porque no podían salir. En el sumergible como a los 500 metros todo se empieza a volver una noche, no hay nada, no puedes ver nada, estás flotando en una masa negra”, dijo. Es una aventura en la que sí se arriesga la vida, sí pueden pasar cosas, sí puedes atorarte en el fondo marino y que nadie te pueda recuperar”, añadió.

De igual manera profundizó en lo complicada que es la misión aún estando ya en el fondo. “Puedes tocar el fondo marino que son 3 mil 800 metros de profundidad, pero no necesariamente lo encuentras luego luego (al Titanic). Nosotros nos tardamos como una hora en encontrar la proa, pero llegamos y fue espectacular”.