La búsqueda que se lleva a cabo por un equipo de rescate de la Guardia Costera para encontrar con vida a los cinco tripulantes que viajaban a bordo del sumergible Titan, que despareció en las profunidades del Atlántico cuando iba a explorar los restos del Titanic, parece que no tendrá un desenlace favorable. La noticia tiene en vilo al mundo, ya que todos están al pendiente de la tragedia que sucedió durante la mañana del pasado 18 de junio. Dentro de toda esta odisea marítima, existe una asombrosa y a la vez perturbante coincidencia entre el hundimiento del Titanic, el sumergible Titan y una obra literaria escrita a finales del siglo XIX.
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Se trata de la novela ‘The Wreck of the Titan’ o ‘Futility’ (El naufragio del Titan o Futilidad en español), escrita por Morgan Robertson en 1898, la cual relata la historia de un transatlántico de nombre Titan, descrito como el más grande y lujoso de la época, que se hunde después de chocar con un iceberg en el Atlántico Norte durante su viaje inaugural entre Nueva York y Southampton (Inglaterra). El libro fue escrito 14 años antes de la catástrofe del Titanic (1912), y hay algunos sorprendentes encuentros entre la historia real y la ficticia.
Ambos naufragaron en su viaje inaugural; ambos fueron calificados por sus constructores como insumergibles e indestructibles; ambos tenían un tamaño muy parecido: 2873 pies el real y 2626 pies el imaginario; los dos portaban tres hélices y dos mástiles; los dos emprendieron su primer y único viaje en abril; el Titanic tenía 20 botes salvavidas por 24 del Titan y en ambos casos su capacidad apenas servía para acoger a la mitad de pasajeros.
El primero golpeó con el iceberg cuando viajaba a una velocidad de 23 nudos, mientras que el segundo lo hizo a 25; ambos se hundieron aproximadamente 372 millas al sur de Terranova. El barco real navegaba de Europa a Estados Unidos, mientras que el literario lo hacía en sentido inverso.
El insumergible Titanic se hundió, y más de la mitad de las 2223 personas a bordo murieron gritando por ayuda. El indestructible Titan también se hundió, y más de la mitad de sus pasajeros murieron (sólo 13 sobrevivieron de los 3 mil).
Con respecto a esta suerte de “premonición literaria” por parte de Robertson, lo cierto es que nadie puede decir a ciencia cierta si se trata de una extraña serie de coincidencias o si lo que actuó ahí fue algo mucho más enigmático.
Y para cerrar este indescifrable capricho del destino, el nombre del barco ficticio coincide también con el del submarino, Titan, que hasta el momento de la redacción de esta nota continúa desaparecido junto a sus cinco tripulantes.