Lejos de los reflectores, la fama y el reconocimiento de sus seguidores, Bárbara Mori ha emprendido un trabajo de reconstrucción personal que implicó reconocer las consecuencias de la carencia afectiva que marcó su infancia y juventud, según confesó la actriz durante su reciente charla para el podcast de Marimar Vega, titulado El Rincón de los Errores. Como pocas veces ocurre, la intérprete habló de cómo vivió durante esa etapa que trajo repercusiones para ella, pues a raíz de eso comenzó a buscar la aceptación y la aprobación de las personas con las que solía relacionarse, algo que con el tiempo le cobró factura, hasta darse cuenta de que el amor propio era la única manera de salir avante y mejorar como persona.
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En confidencia con Marimar y el especialista Efrén Martínez, la actriz respondió a la pregunta de cuál ha sido o fue su error favorito, ese del que pudo aprender la mejor lección en el instante más adecuado. “Siempre, tratando de ser aceptada, de no ser rechazada, de encajar, pasaba por encima de mí. Una y otra vez, para estar, para encajar, y a veces me traicionaba a mí misma de alguna manera. No sé si ese es mi error preferido, tal vez no, pero es el primero que se me vino a la mente porque es el primero que repetía y que repetía. Lo bueno es que está en el pasado, porque una vez que construyes el amor propio ya no hay cabida para pasar por encima de ti, porque ya no hay manera…”, dijo.
En otro momento de la plática, la protagonista de cine y melodramas como Rubí o Inspiración, admitió que gracias a esa actitud con la que solía asumir la vida pudo percatarse de lo valioso que es el amor propio, un aprendizaje que hoy atesora y del que se siente orgullosa. “Fue un error que me enseñó mucho y que me llevó, me empujó a construir una de las herramientas más hermosas que he construido en mi vida, que es el amor propio…”, confesó Mori ante los anfitriones, quienes quisieron indagar más sobre este aspecto en la vida de la actriz.
El origen de su ‘error’
Al evocar el instante en que comenzó a forjar su personalidad de tal manera, Bárbara Mori expuso la compleja situación familiar que vivió, por lo que al independizarse sus referencias la llevaron a asumir una posición poco favorable para consigo misma. “Lógicamente lo tengo muy bien ubicado, tuve mucho trabajo al respecto. Yo crecí sin mamá, mi mamá se fue de mi casa cuando yo tenía tres años y mi papá era una persona que estaba muy enfermo, era alcohólico y nos lastimaba mucho a mis hermanos y a mí. Entonces yo crecí pensando que no valía porque mi mamá me había dejado y que no valía porque mi papá me lastimaba y no me amaba…”, explicó. “Yo no conocía lo que era el amor, o pensaba tal vez que el amor tenía que ver con la violencia, la agresividad y el abuso. Entonces yo crecí pensando y generé esa creencia de que yo no era suficiente, de que yo no valía y por eso no tenía el amor de mis padres…”.
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Para Bárbara, lo más importante fue tener claridad y percatarse de que la vida no se explicaba a partir de esos parámetros, por lo que emprendió un trabajo de sanación y reconstrucción del que hoy se siente orgullosa. “Mis relaciones, no solamente las amorosas, yo me relacionaba con el mundo desde la no valía, y desde: ‘Qué hago para que se dé cuenta que sí soy una buena persona y que sí valgo y que tal’. Eso lo repetí muchas veces en todas esas relaciones amorosas que tuve, hasta que empecé a hacer trabajos emocionales, terapéuticos, espirituales. Hasta que cuando tenía 30 años, que fue el primer retiro que hice, ahí me di cuenta de que tenía que ir en busca de ese amor. En ese retito me di cuenta que yo era más allá que lo que había visto en casa porque mi papá era muy violento y yo era violenta. Yo tenía mucho enojo y mucha agresividad en mi ser, que eso vi en casa y así crecí. Cuando en este retiro descubro que hay mucho amor dentro de mí como que dije: ‘Quiero cambiar, quiero dejar de ser esa persona y desarrollar este amor por mí, hacerlo florecer…’”.