Más sincera que nunca, Maite Perroni se convirtió en una de las invitadas más esperadas de El rincón de los errores, el podcast que recientemente estrenó Marimar Vega y Efrén Martínez, en el que los asistentes se abren de capa para hablar de los desafíos que más han cambiado su forma de ver la vida. En ese sentido, la integrante de RBD comenzó hablando del error que comete con mucha regularidad: “Me abro mucho a la gente y luego me doy cuenta que tienes que poner pausas y entonces empiezo a levantar mis protecciones y mis barreras”. La actriz considera que ser transparente con su entorno, en muchas ocasiones la ha lastimado.
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Como pocas veces, Maite habló de su lado más vulnerable, pero que también ha sido el lugar donde ha forjado su carácter: “La vida me fue permitiendo aprender a partir del dolor, tanto en lo personal, como en lo profesional. Esa parte vulnerable creo que se fue activando conforme a mis experiencias”, añadió. La actriz, quien se encuentra en la dulce espera de su primer hijo, una niña que nacerá muy pronto, recordó cómo fue su salto de casa a la fama: “La base familiar para mí sí fue muy sólida, crecí en un espacio que me hizo creer que el mundo era muy bonito y lo agradezco, porque fue una niñez hermosa. Mis papás cuidaron mucho ese ambiente, sí separaron ese mundo adulto, pero hay un mundo real y cuando sales y empiezas a encontrarte con distintas situaciones y te das cuenta que, no todo es de esa forma”, reconoció.
Maite confesó que su camino como actriz la hizo enfrentarse a sus primeras inseguridades: “Este espacio profesional en el que nos desarrollamos sí me ha movido muchísimas veces internamente. Me he tenido que aferrar a quién soy y a qué quiero, dejando de lado este juicio o esta preconcepción de quién creen que eres, cuando no te conocen”, explicó. La actriz recordó cómo, durante su primera telenovela (RBD) atravesó momentos de angustia por la autopercepción que fue formando de sí misma: “Muchas situaciones, como el rechazo. Sí había una dinámica en la que constantemente te hacían sentir que daba igual si tú estabas o no estabas, porque tú no tenías un valor, el valor lo tenía el proyecto, no tú, entonces, si tú no querías estar, tan simple como, un día me dijeron: ‘No importa, le pintamos el pelo a alguien más y se lo alaciamos’”, comentó haciendo referencia a su papel de Lupita.
A pesar del miedo constante que experimentó al inicio, reconoce que este tipo de vivencias la hizo conocer una parte de su personalidad que no conocía: “Estás en una constante necesidad de reafirmarte a ti mismo y fortalecerte”. Maite también recordó el momento en el que decidió arriesgarse, dejar su comodidad y lanzarse a la aventura profesional: “En algún momento tomé la decisión de cambiar el rumbo de mi carrera y en ese momento recibí muchos comentarios muy distintos. Estaba en un momento en el que la balanza estaba de mi lado, pero yo estaba pensando, ¿qué es lo que quiero para mi futuro profesional?”, añadió. A pesar de las dudas, gracias a esa experiencia sabe que la evolución siempre es necesaria: "Si no lo intentas, si no lo haces, no va a suceder el cambio. En ese sentido, sí ha sido una de mis fortalezas ha sido hacerle frente a las circunstancias que se presenten, aunque en el momento no sepa ni cómo".
La fuerza interior
Maite admitió que no importa qué tan grande sea el reto que se le presente en la vida, gracias a los momentos vulnerables que ha vivido en el pasado, sabe que no hay prueba que no pueda superar: “He aprendido que soy más fuerte de lo que creía o de lo que me hacían creer que podía ser. Esa fortaleza se alimentó, en esos momentos, de quien intentó o provocó en mí una desconfianza, inseguridad o una situación súper vulnerable en la que no sabía qué iba a suceder”. Sin haber perdido su esencia de mujer dulce, Maite es ahora una persona que sabe cómo hacerse escuchar: “Me di cuenta que tenía más carácter del que yo pensaba. Me he dado cuenta de que el valor te lo tienes que dar tú”, finalizó.