De la mano de su compañera Cynthia Urias, Odalys Ramírez ha iniciado un nuevo proyecto titulado Mamá con tenis, un programa en el que la conductora se ha abierto de capa sobre diferentes aspectos de su faceta como mamá, la cual ha sabido compaginar con su carrera. Durante el más reciente episodio, el cual contó con la opinión profesional de la psicóloga Shulamit Graber, la conductora dejó claro que su principal prioridad siempre ha sido el bienestar de sus hijos, Gia y Rocco, y reconoció que en ocasiones se le ha dificultado encontrar un equilibrio entre el tiempo que dedica a su familia y aquel que destina para sí misma, al tocar este punto, la presentadora recordó un episodio del pasado con su pareja, Pato Borghetti, que le hizo darse cuenta de la importancia de abrazar su independencia y dedicarse un espacio para ella.
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Odalys habló de una charla que tuvo tiempo atrás con el padre de sus hijos sobre una situación que le costó trabajo aceptar en un principio: “La verdad es que tenemos muy buena comunicación y le dije: ‘Esto no te va a sonar bonito, pero te lo tengo que decir, durante muchos años, yo juzgaba y hasta me enojaba, me enervaba cada vez que…’, decía: ‘se toma dos hora o tres, un día sí y un día no, para ver sus partidos de futbol, o sea, pudiendo ayudarme a atender a los niños o salir a jugar con ellos al jardín’”.
La conductora señaló que al llegar del trabajo su vida se volcaba por completo a su familia, por lo que ver a Pato tomarse un tiempo para sí mismo la llevaba a experimentar sentimientos encontrados: “Se va a su programa y luego todavía llega a ver al Barcelona, a Messi y yo sacrifico mi ejercicio, mis comidas con mis amigas, mis cenas porque llego del trabajo como con esta, ahora sé que es culpa, de que tengo que estar con mis hijos y voy a jugar con ellos porque todo el día no estuve con ellos, entonces trabajo un montón, déjame les compenso (...) cada vez que lo veía viendo el futbol tomando su agua mineral con palomitas, con una tranquilidad, sentía que me estaban echando ácido”.
Odalys aclaró que tras un proceso de reflexión se percató de lo fundamental que era tener un momento para ella misma: “Siento que está bien reconocerlo y mi amor -comentó refiriéndose a Pato-: ‘Te amo, pero en esos momentos, me enojaba, igual nunca te dejé de amar’, pero hice terapia y me di cuenta que mi problema no era con el futbol ni con él, mi problema era que a mí me frustraba que yo no tenía (la valentía) de hacer esto y de respetar, abrazar y merecer mi autonomía, mi independencia. Entonces ponía en él lo que yo no podía hacer, no porque él me dijera, porque yo solita sentía que tenía que ser de una manera”.
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La conductora relató que consiguió dejar atrás aquel sentimiento de culpa tras una honesta charla con Pato en la que le expuso los motivos de su afición por el balompié: “Un día llegó y me dijo: ‘ya me cansé que cada que te digo que hay un partido me haces caras, please no me las hagas, a mí el futbol me sirve para desconectarme, para pensar en otra cosa, para desestresarme, para sentir unas mariposas, que como no te gusta el futbol no te las puedo explicar, pero para mí es muy bueno y es muy saludable ver el futbol’”.
Tras escuchar las palabras del conductor, la actriz se percató que el "problema" es que ella no se "dedicaba esos espacios”, y más adelante agregó que: “esas culpas después las pasamos a nuestros maridos, o sea, nuestras parejas pagan las consecuencias de esa culpa porque erróneamente, y yo me doy cuenta ahora, hacemos lo mismo con ellos, o sea, los dejamos al final porque cuando llegamos a la casa no son la prioridad, ni la primera, ni la segunda, ni la tercera porque tienes tres hijos”.