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De reina a reina y con un mensaje conmovedor, Dayanara Torres lamenta la muerte de quien fuera su maestra de vida e inspiración durante su etapa formativa de camino a convertirse en Miss Universo, Marisol Malaret, quien a su vez fue la primera ganadora de la corona del mayor certamen de belleza representando a su natal Puerto Rico.
© @dayanaraprMalaret, quien se ganó un lugar en la historia de Puerto Rico y el corazón de su pueblo cuando se convirtió en la primera mujer de dicho país en conquistar el título de Miss Universe, falleció este domingo a los 73 años. El dolor de la exesposa de Marc Anthony ante esta pérdidad es sincero y representa a todos en la “Isla del Encanto”.
Por medio de un sentido homenaje, Torres no dudó en expresar sus sentimietos a manera de último adiós y respeto al legado de Marisol. “Puerto Rico, hoy se viste de luto. Marisol Malaret, nuestra primera Miss Universo, nuestro mayor tesoro, se nos ha ido”, comienza su escrito.
“Marisol siempre fue “Mi Miss Universo”, a quien admiré no solo por la gloria que nos dió a todos los puertorriqueños, pero también por el gran ser humano que fue. Su carrera empresarial, comunicadora y su elegancia impecable... Siempre regia!”, se lee al pie de foto de un carrusel con los mejores momentos de la fenecida exreina.
© @dayanarapr“Atesoro nuestros momentos juntas, sus consejos y hasta sus regaños, porque de alguna manera siempre sintió el deseo de cuidarme como lo hace una madre a su hija. Siempre la admiré, siempre fue mi modelo a seguir, digna representante de la mujer puertorriqueña. Mi razón de soñar desde pequeña en querer ser Miss universo”, resaltó.
© @dayanaraprY finalizó: “Agradezco a Dios y a la vida la dicha de haberla conocido, de haber trabajado con ella y poder llamarla mi amiga. Puerto Rico hoy pierde uno de sus grandes tesoros, pero su legado y la gloria que nos dió perdurará para siempre... Gracias Marisol, siempre gracias...”.
Marisol Malaret consiguió el cetro de la mujer más bella del planeta con 20 años de edad, en Miami Beach, en 1970. A la eterna reina le sobreviven su esposo, el ingeniero Frank Cué, su hija, la guionista de cine Sasha Stroman Malaret y su nieta Luna.
