En el mes del amor, Ana Patricia Gámez nos revela el secreto de su matrimonio de casi nueve años

Siento que el Día del Amor se debería de celebrar todo el año, pero a mí me encanta que haya un día específico. Me gusta preparar algo con anticipación, ya sea para mi esposo, una cita con mis hijos y también con mis amigas... entre el trabajo y la familia, a veces no nos damos tiempo para compartir con las amigas que también son clave de nuestro día a día.

Me preparo con semanas de anticiáción para ver cómo sorprender a mi esposo. Otros años lo he sorprendido con una cita que se extiende a todo el fin de semana para tener ese momento de pareja, porque ahora con los hijos es diferente. Nos fugamos el fin de semana a un lugar especial y preparo la cena para él, no con estas manos porque no se me da la cocina, pero lo llevo a algún resturante. Con los hijos me encanta hacer actividades, como preparar bolsitas con stickers, lápices, borradores y es una actividad muy bonita, porque ellos tienen la lista de sus amigos y me van diciendo quienes son sus mejores amigos.

Giulietta ya va para los ocho años y ya se da cuenta de cositas como, ‘mamá esta niña no me invitó a su fiesta’. Uno como mamá trata de explicarles que no todas las personas van a hacer clic con ellos. Yo trato de explicarles que no pueden sentir amor por cosas materiales o por personas que acaban de conocer. Los niños deben identificar quiénes son las personas que los aman y los cuidan, y quiénes son sus amigos de verdad.

Me encanta recibir flores, chocolates, aretitos... ¿a qué mujer no le gusta? Mi esposo sí lo tiene súper claro, a lo mejor me regala unos aretes súper lindos o un perfume. A mi esposo le encanta la tecnología, ahorita que está súper deportista, son cosas que le facilitan y le hacen la vida más fácil, por decirlo así.

Tenemos nuestro lado romántico, todavía hacemos que si la tarjetita con una frase y dedicatoria con pluma y mano. Las cositas que mi esposo siempre me ha dado son arreglos florales con orquídeas, pues desde que somos pareja, siempre me ha regalado orquídeas, porque es una flor que no se marchita tan rápido, y que sí neceista más cuidado, pero puede volver a florecer. Soy amante de las orquídeas y tiene cierto significado para mí.

Me siento muy afortunada por el hogar, por mis hijos, por mi esposo, por mi familia. Todos los matrimonios pasan por altas y bajas, pero lo importante es eso, yo siento que una relación se fortalece luego de un problema, luego de a lo mejor tener diferencias en opinión o decisiones y salir adelante.

No podemos decir que todos tienen el matrimonio perfecto, pero siento que, lejos de que se acabe el amor, siento que eso (las diferencias) ayudan a que la relación se fortalezca. Para mí lo más importante es que los dos tengamos metas y sueños en común que queramos cumplir a corto, mediano o largo plazo porque eso nos hace cómplices.

Sí falta como un año y medio para los 10 años de casados, pero yo sí sueño de hacer ese viaje que será como la segunda luna de miel. Sueño con ir a Bora Bora, en la Polinesia francesa. Es lejísimos y es un viaje largo, y le digo ‘tenemos que ir tú y yo solos’, y él me dice, ‘sí, pero hay que esperar a que los niños estén un poquito más grandes’. A mí esposo y a mí nos da pesar dejarlos, por más que se queden con alguien que los cuide, siempre nos queda esa culpabilidad, pero entiendo que también como pareja necesitamos ese tiempo solos. Y si no es a esa isla paradísiaca, sería como a la Riviera italiana.

Pero este año, para festejar los nueve años, haremos un viaje familiar y nos acompañarán nuestras mamás, que es algo súper lindo que podemos regalarles a ellas y que compartan con nosotros.