El empresario más reconocido de nuestro país, Carlos Slim, ha vuelto a acaparar los titulares internacionales, esta vez por un anuncio inmobiliario. Si bien, esta vez no ha sido por la posición en la que lo ha colocado su fortuna a nivel internacional, la venta de una de sus propiedades ha llamado mucho la atención. El propietario de Telmex, quien se dejó ver durante la celebración de la Fórmula 1 en México, muy bien acompañado por su nueva pareja, ha anunciado que una vez más ha puesto a la venta la mansión más costosa de Nueva York. La mítica residencia que se encuentra en el 1009 de la Quinta Avenida cuenta con una particular historia y dimensiones que serían el sueño de cualquiera -si es multimillonario, mucho mejor-, pero, sorprendentemente, esta es la segunda vez que Slim la tiene que poner a la venta, pues no cualquiera puede acceder a ella, lo que hace más difícil deshacerse de la mítica mansión.
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La primera vez que Slim intentó vender la residencia fue en el 2015, cuando no lo logró y decidió quedársela hasta ahora, cuando ha vuelto a salir al mercado. El empresario mexicano la compró en el 2010 al titán ruso Tamir Sapir. Conocida como la Casa Benjamin N. Duke, de lograrse vender por la cifra que se está anunciando, se convertiría en la propiedad más costosa de la Gran Manzana con un precio de nada más y nada menos que 80 millones de dólares (alrededor de $1,509,068,084 pesos mexicanos).
La historia de esta mansión
Con 1,858 metros cuadrados de terreno, la mansión fue construida entre 1899 y 1901 por la firma Welch, Smith & Provot con una inspiración de un palazzo italiano, incluyendo elementos clásicos de la corriente Beaux Arts. Eso sí, gracias a las remodelaciones que ha sufrido con el paso del tiempo, en el anuncio de venta se reporta su año de construcción como 1931. Cuenta con ocho habitaciones y 10 baños completos, aunque su verdadero atractivo es su ubicación, pues gracias a ésta cuenta con algunas de las vistas más maravillosas de Central Park a través de su terraza y desde otra se alcanza a ver el MET en pleno -pues se encuentra solamente al cruzar la calle-.
¿Te imaginas a Carlos Slim echándose un palomazo con Vicente Fernández?
Su primer dueño fue el empresario tabaquero Benjamin N. Duke, de quien toma su nombre, que se mudaría con su familia al Plaza pocos años después dejando la propiedad a su hermano. En algo que es poco común en este tipo de propiedades, la familia Duke habitó la mansión hasta 1970 cuando se convirtió en uno de los patrimonios de la ciudad. Hasta la fecha, es una de las poquísimas propiedades construidas en su momento que siguen siendo propiedad privada, por lo que suspicazmente se habla de la posibilidad de comprar un pedazo de la historia.
Ha de considerarse que en el anuncio de venta se advierte que la propiedad paga, solamente de impuestos, 23,000 dólares al mes (aproximadamente $433,635 pesos mexicanos). Entre la descripción de la residencia resalta sus chimeneas de mármol y molduras ornamentadas que se pueden ver en las ventanas y ventanales que rodean por completo la propiedad, que al estar pintada de blanco resalta por su luminosidad.
Viendo el potencial de este imponente lugar, en el anuncio de venta se invita, no solamente a comprarla como una casa privada, sino transformarla en galería, tienda o museo, sobre todo por su privilegiada ubicación.
Al momento de comprar esta residencia, el Ingeniero Slim era considerado el hombre más rico del mundo, posición que ocupó de forma alternada entre el 2010 y el 2013. Con el paso de los años y con los movimientos naturales de la bolsa, el empresario mexicano se ha mantenido dentro del selecto grupo, pero no ha vuelto a ocupar la preciada posición que en este momento ostenta el francés Bernard Arnault, dueño de uno de los imperios de moda más famosos del mundo.