Miss Tailandia, Anna Sueangam-iam, conquistó el Premio de Liderazgo en la 71a. entrega de Miss Universe , el cual le fue entregado por Anne Jakkaphong Jakrajutatip, la nueva dueña de Miss Universe. El carisma de la joven tailandesa fue clave para llevarse el galardón, sin embargo, la inspiradora historia del vestido que usó en la competición preliminar del certamen, fue otro gran factor, lo cual ha acaparado la atención en sus humildes orígenes.
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Anna Sueangam-iam, de 24 años, llevó un espectacular vestido realizado con lengüetas de las latas; esto como un homenaje a su entorno familiar, ya que sus padres eran recolectores de basura. En sus redes sociales, Anna, compartió un poco más acerca de esta pieza.
“Este vestido se inspiró en el entorno familiar de mi infancia”, se lee al inicio de su mensaje. “Al crecer con padres recolectores de basura, mi vida de niña transcurrió entre montones de basura y materiales reciclables. Este vestido único fue diseñado a propósito con materiales desechados y reciclados, a saber, la ‘Can Tab’ para presentarle al UNIVERSO que lo que muchos consideran sin valor en realidad posee su propio valor y belleza”, agregó. “Gracias a todos por verlo, escucharlo y, con suerte, ser ese mensaje de autoestima”.
El vestido fue realizado por la marca Manirat y además de combianr las latas recicladas, tiene cristales Swarovski.
Así es Anna Sueangam-iam
Anna Sueangam-iam nació y se crió en un barrio pobre de Bangkok con su padre. En un esfuerzo por protegerla de un entorno inseguro, su familia la envió a un templo donde creció entre monjas budistas, según de lee en su biografía oficial en el sitio de Miss Universe. Aquí sus comidas consistían en restos de comida de las monjas, algo que la mayoría de la gente consideraría un desperdicio. Sin embargo, la ayudó a crecer y sobrevivir. A temprana edad, la pobreza diferenció su vida en la escuela de la de otros niños, especialmente el costo de la matrícula. Para cubrir los costos, tuvo que acumular puntos de mérito, donar sangre cada semestre, recolectar botellas de plástico y limpiar baños públicos. Esta experiencia le hizo cuestionar la accesibilidad que tenían los niños tailandeses a la educación.
Habiendo superado este desafío, a Sueangam-iam le gustaría representar a todos los niños de entornos menos privilegiados y amplificar sus voces. Ella usa su voz para colaborar con organizaciones sin fines de lucro para brindarles a los niños acceso a los sistemas educativos. Ha realizado la campaña “Do it, earn it”, apoya el proyecto No Mixed Waste, participa en un proyecto de escuela sabatina y trabaja con Smile Train Tailandia.