El pasado 8 de octubre Rafael Nadal y su esposa Mery Perelló debutaron en la paternidad con el nacimiento de su primer hijo, un bebé que lleva el mismo nombre del tenista. Una semana después de que por la prense se conociera la buena nueva, el español rompió el silencio para agradecer las muestras de cariño. Si bien el deportista de 36 años ha sido un poco reservado sobre esta nueva faceta de su vida, recientemente se abrió al respecto para hablar de su sentir en estos momentos.
Rafa se abrió sobre su vida fuera de las canchas en una entrevista para la edición española de la revista Esquire, y fue cuestionado sobre si la llegada de su primero hijo lo cambió. Él, sincero como siempre, aseguró que si bien este acontecimiento ha sido trascendente, considera que sigue siendo el mismo.
“No creo que haya una versión nueva de mí. Soy la misma persona, un año mayor que el año pasado y, eso sí, con novedades a nivel personal”, comentó el tenista, quien había dejado entrever que estaba dispuesto a retirarse pronto, pero luego reconsideró esta opción.
Pero el hecho de que no haya manifestado considerarse a sí mismo como un hombre nuevo por haberse convertido en papá, no significa que no tenga en alta estima este nuevo papel en su vida. “Es aún muy reciente el nacimiento, pero sí que sientes que algo ha cambiado en tu vida y que hay una persona que depende totalmente de nosotros. Es un sentimiento y un amor indescriptibles”, confesó.
Los duros momentos que precedieron a la llegada de su bebé
Al hacer un balance del último año, Nadal no sólo mencionó el impacto físico y anímico que tuvieron sus lesiones en la cancha, sino que también habló de las complicaciones que padeció Mery en la recta final de su embarazo. Y es que mientras él participaba en el US Open en Nueva York en agosto, su esposa tuvo que ser ingresada a un hospital en Mallorca, para luego seguir un estricto reposo y supervisión médica.
“Hemos combinado momentos de inmensa alegría, con el nacimiento de nuestro hijo, con otros en los que pasamos situaciones complicadas que nos tuvieron en alerta e impidieron un desarrollo normal de lo que estábamos haciendo, en mi caso competir en el Abierto de Estados Unidos. Pero al final salió todo bien y me queda el sabor dulce del año que ya está por acabar”, reflexionó.