Dan igual los premios, el éxito, los “números uno” o los miles de discos vendidos en todo el mundo. Al final, lo único que importa es el amor. El sentirse querido, apoyado, protegido, cuidado… En la casa de los Estefan existe todo eso en abundancia. Esa felicidad que se respira en el ambiente familiar de ellos no se trata de una tema impuesto por el marketing ni una tradición latina producto del qué dirán. Todo lo contrario. Son muy libres, extremadamente, pero ellos eligen estar unidos porque esto los hace fuertes, ya que el suyo no ha sido un camino de rosas.
No lo fue en los comienzos, como suele suceder en todo viaje del héroe, pero tampoco, una vez alcanzada la cima. Pero a golpe de esfuerzo y de amor han sabido salir adelante y convertir las flaquezas en fortalezas. Se trata de una larga historia por la que hoy todos los Estefan dan gracias; pues, cada uno de ellos, desde el mayor hasta el menor, ha jugado un papel relevante y su voz ha sido escuchada – en todo el sentido de la palabra– ya que la familia acaba de grabar un disco navideño.
Se metieron en el estudio en julio y agosto pasado, cuando Sasha, –de diez años de edad, primogénito de Nayib Estefan y Lara Coppola– quien crea unas excelentes notas, estaba de vacaciones escolares y pudo ejercer como productor asociado del álbum. Ahora, a solo unos días de comernos las uvas, sale a la luz este agradecimiento a la vida por Navidad.
Thankful es el sencillo elegido de una recopilación con clásicos navideños de todos los tiempos interpretados por Gloria, la abuela, Emily, la hija, Sasha, el pequeño de la familia y el abuelo Emilio, el gran productor de Shakira, JLo o Ricky Martin que se lanza a cantar por primera vez. Y es que acaso, ¿hay algo que un nieto no pueda conseguir?
“He cumplido un sueño”, cuenta a ¡HOLA! AMÉRICAS la estrella cubana desde Nueva York, minutos antes de desfilar en la gran fiesta de Thanksgiving de la Gran Manzana. El nuevo álbum, nos explican, no es otra cosa que el reflejo de lo que ocurre alrededor de la mesa el día de Nochebuena. Los integrantes de la familia cantan, agradecen lo bueno que les ha dejado el año que se va y expresan sus deseos por cumplir para el que se avecina.
“Viajábamos tanto que la Navidad era el momento para estar en casa, en familia, porque aunque siempre me he acompañado de mis hijos, hacíamos todo para estar juntos el 24. Íbamos a casa de mi mamá y ella cocinaba… Ahora, tristemente, también son tiempos para la nostalgia desde que ella nos dejó. Sin embargo, fue de una de esas reuniones familiares que nació este disco. Y te confieso que, secretamente, para mí era una excusa para estar más tiempo con ellos”, comenta Gloria.
De la pérdida de la matriarca nació Te extraño, uno de los pocos temas inéditos del álbum, que salió de las manos de Emily, o mejor dicho de las teclas, porque tanto ella como su sobrino pasan horas componiendo en la computadora. “Somos tres generaciones en un solo disco y tres maneras diferentes de pensar. Es un orgullo y un regalo. Me parece magia que se pueda escribir una canción con una computadora; ¿sabes qué? mi hija y mi nieto saben hacer magia. Doy gracias todos los días porque mis descendientes puedan hacer ya aquello con lo que yo apenas podía soñar cuando llegué a este país desamparado. Los sueños se cumplen y si no me creen, echen un vistazo a tantas y tantas familias latinas que hoy, por fin, están triunfando”, expresa Emilio Estefan que recuerda con viveza los años que pasó en Madrid, la esquina donde tocaba el acordeón para ganarse unas monedas, el comedor de la beneficencia donde iba a tomar algo caliente. “Y Estados Unidos, finalmente, nos acogió y nos lo dio todo”, agrega.
“Cuando nosotros empezamos en la música, no fue fácil. Teníamos un sonido diferente. Cantábamos en inglés, también en español y no era aceptado. Pero no nos rendimos. No quisimos cambiar. Por eso, la semana pasada, cuando estuve en la Gala de los Latin GRAMMY y pude comprobar cómo estos premios en habla hispana son los más importantes del mundo, pensé: ‘hemos luchado y hemos dejado un legado bonito’. Abrimos la puerta al mundo y qué orgullo de mi gente, de la comunidad hispana”, asegura emocionado Emilio quien posee una veintena de dichos galardones a sus espaldas.
Precisamente, esa larga y contundente trayectoria lo hace un hueso duro de roer a la hora de crear. “Al abuelo nada le parecía bien. Lo quería cambiar todo. ‘Abuelo, no seas gruñón. Esta es la canción y tienes que cantarla como la abuela te diga””, revela Sasha con tierna espontaneidad, provocando las carcajadas de la familia.
La historia de Emilio y Gloria es inspiradora para cualquiera de los migrantes que luchan cada día por hacerse a sí mismos. “A mis hijos les he dicho siempre: nada que valga la pena será fácil. Necesitas disciplina, perseverancia, seguir adelante cuando te dicen que no... porque a la gente le encanta decir no o ‘ustedes son muy latinos para los americanos’ o ‘son muy americanos para los latinos’, ‘no va a funcionar’, ‘no pueden competir a nivel mundial porque son una banda que toca en bodas’. Pero nosotros no escuchamos a esas voces, nos apoyamos, confiamos en nosotros y nos cuidamos el uno al otro”, afirma.
En saber cuidarese también se esconde, dicen, el secreto de los 45 años que están a punto de cumplir como matrimonio. “Qué rápido se siente. Se me han pasado enseguida. Y puedo contar con los dedos de una mano las veces que hemos reñido”. Y si tienen algún malentendido, es porque Emilio le regala demasiadas cosas.
“Me malcría, y eso no es bueno”, dice la intérprete de Mi canto con ese carácter inquebrantable que ha heredado su hija Emily, además de la voz, y que en el seno de una familia artística; pero tradicional en el fondo, decidió compartir con el mundo que es gay y asumir todas las consecuencias, lo cual le hizo ganarse el respeto de sus padres. “De mis padres todo es increíble”, nos cuenta Emily. “En lo referente a la música, es obvio, pero el premio más grande que he recibido de ellos es su calidad como seres humanos. Si ha habido algo que nos han enseñado a mi hermano y a mí es que nadie puede cambiar lo que somos. Que nadie tiene derecho a cambiar nuestra forma de vida”, revela.
“Yo nací, gracias a Dios, en un entorno que me apoya, y eso me da más fuego para reivindicar lo que soy. Por toda esa gente en el mundo que no tiene esa opción, que tiene que esconderse, que no tiene donde dormir porque no tiene el apoyo que yo tengo, que les impide ser quienes son. Para mí, decir lo que soy es una responsabilidad”, aclara.
“Somos una familia de mujeres valientes”, apunta Gloria. “Mi abuela y mi mamá, fueron mi ejemplo. En mi casa, nada más veía mujeres haciendo cosas. Haciendo más de lo que podían hacer. Eran mujerones”, explica la cantante recordando la dura enfermedad de su padre por gas napalm y cómo su madre, al tiempo que lo cuidaba, tuvo que revalidar su título cubano de Pedagogía, volviendo a estudiar desde cero en la Universidad. O cómo su abuela, sin hablar el inglés, tuvo un restaurante con el que sacó a todos adelante. “Y llegó a ganar en los fogones hasta 5 mil dólares la noche… Y ni siquiera tenía licencia, pero esa es otra historia”, recuerda entre risas.
Aunque para bromas, las que despierta el nieto de Gloria y Emilio , quien se declara fan absoluto de la banda icónica “Kiss”. “Le encanta el rock duro. Es algo increíble. Cuando tenía dos años, vio a Kiss en este mismo desfile, en Macys y se volvió loco”. A lo cual el niño agrega: “Y me han firmado autógrafos, abuela, no te olvides decírselo al reportero”. “¿Ves?, estos momentos son los que importan”, comenta el sabio Emilio Estefan.
“Siempre he dicho que la Navidad es como una alacena en la que se han ido colocando esas situaciones irrepetibles, esos recuerdos que, cuando llegan cosas tan terribles como la pandemia y te das cuenta que la vida puede cambiar de la noche a la mañana, descubres que eran las importantes. Hay que disfrutar del momento que estás viviendo al máximo. Como si fuera el último día de nuestra vida. Eso lo aprendí con el accidente automovilístico que sufrió Gloria en 1990. Estábamos bien y, de repente, creí que la perdía”, concluye el patriarca.