Puede que Alejandra Espinoza no guarde muchas cosas materiales y sus recuerdos sean más fotográficos o los lleve en el corazón. Pero tiene en casa un artículo que atesora por el significado tan especial que ve en él. Se trata de un par de botines que para ese entonces consideraba caros y de lujo, y que logró comprar con el fruto de su esfuerzo y su trabajo.
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Durante una limpieza profunda en su clóset, la presentadora se encontró con este par de zapatos que, aunque ya no sirven, tienen un lugar especial en su hogar. “Cuando yo gané Nuestra Belleza Latina, no tenía mucho dinero. Gané un premio, pero tampoco me daba para darme lujos y tampoco el contrato con Univision”, explicó para sus seguidores en un video.
Alejandra aclaró que no por estar en la televisión, sobre el dinero y pueden gastar en lo que sea, así que tuvo que trabajar mucho más para tener una vida económicamente estable. “Trabajaba ‘part time’ en Univision y conseguí un trabajo en una agencia de modelaje. Ahí ganaba muy bien, ¡tampoco millones! Pero me daba para gastar un poco más”.
Y aunque estaba en la televisión, necesitaba estar presentable ante las cámaras, algo que no podía costear. “Me iba a la 20-20 en Miami. Compraba ropa ahí, muy linda y a muy buen precio. Nunca me gastaba más de 20 dólares en un par de zapatos”, agregó. Y como muchas chicas, veía las vitrinas de las tiendas de renombre, pero comprar en ellas.
“Un día me quise dar un lujo. Era una época en la que las botas de combate se estaban usando y yo las veía, pero estaban bien caras”, para ella no sólo fueron un lujo, sino un gusto que usó tanto al grado de acabarse la zuela.
“Las compré en Steve Madden, me costaron 82 dólares que para mí eran mucho”, recordó. “Para mí era un gran logro haberme gastado 82 dólares en un par de botas”, agregó. Eligió botas y no zapatos de tacón porque sabía que las usaría más, y así fue, se las ponía con shorts, vestidos, jeans... ¡con todo!
El orgullo personal de Alejandra Espinoza
Después de tanto uso y tiempo, las botas ya son de otro color y con hoyos en la zuela. Aún así, son un objeto de los inicios de su carrera y su nueva vida. “Me da mucha melancolía verlas porque es un fruto de mucho trabajo, de mucho esfuerzo. Y las aprecio mucho porque, de verdad, fue el primer gran gusto que me di”, dijo emotiva.
Eso sí, Alejandra dejó claro que no es una persona que gasta mucho en cosas materiales, casi no compra zapatos de marca o de precio alto. “A mí lo que me funciona, bien. Si me gusta, no porque sea caro o de marca, me da igual que sea de marca”, agregó.