El caso de Pablo Lyle vuelve a tener un cambio en las fechas que podrían dar final a la situación legal que enfrenta desde hace más de tres años. Este 26 de octubre, el actor tenía agendada una cita en la Corte para escuchar su sentencia, una audiencia que fue aplazada hasta el 14 de noviembre, luego de que sus abogados solicitaran que se pospusiera el dictamen con el fin de pedir un nuevo juicio que podría cambiar el tiempo del mexicano tras las rejas.
El equipo legal de Lyle hizo esta solicitud externando que el juicio que se llevó a cabo el pasado 4 de octubre, se realizó en condiciones que no lo favorecían. Ese día, Pablo fue hallado culpable por homicidio involuntario de Juan Ricardo Hernández, un hombre de origen cubano de 63 años, con quien tuvo un altercado vial el 31 d marzo de 2019.
Esta mañana, Pablo asistió de forma virtual a la audiencia. A través de una videollamada se le pudo ver con el uniforme anaranjado que porta en la prisión de Miami en donde espera la sentencia de la jueza Marisa Tinkler. Según reportes mexicanos, el que Pablo no estuviera en la Corte de forma física fue debido a cuestiones de coordinación entre la cárcel y la Corte.
De no ser concedida la petición de un nuevo juicio, la defensa del actor aún podría apelar la sentencia impuesta, que podría ser de nueve a 15 años.
Una larga espera
Pablo Lyle ha estado a la espera de su sentencia desde 2019. Tras el fallecimiento de Juan Ricardo Hernández, fue puesto en arraigo domiciliario sin la posibilidad de trabajar y mucho menos de salir del país a su natal México para estar junto a su aún esposa, Ana Araujo, y sus hijos menores de edad.
Desafortunadamente para él, los tiempos de espera se prolongaron no sólo por el curso natural de las citas oficiales, sino también por la pandemia que ocasionó el cierre de lugares públicos y la prevención de no tener reuniones de grandes números de personas, esto con el fin de evitar contagios y propagar el entonces desconocido virus del Covid-19.
A principios de octubre pasado, Pablo escuchó el veredicto con sus familiares presentes. La despedida de ellos fue de lo más dolorosa entre abrazos y palabras de ánimo que se grabaron en su mente para, momentos después, ser esposado y trasladado a la prisión en donde seguirá esperando la sentencia.