A lo largo de su vida, Isabel II siempre demostró ser una amante de los animales y no dudaba en demostrarlo de forma pública. Es por eso que era común verla acompañada de sus queridos perritos corgis o montando a Emma, su hermosa poni color negro. De hecho, durante el funeral de estado de la monarca, celebrado el pasado 19 de septiembre, los queridos animales de la Reina se hicieron presentes durante uno de los momentos más conmovedores de este histórico acontecimiento, rindiéndole así un homenaje a la forma a la que Isabel II solía amar a sus animales. Es por eso que, a un mes del fallecimiento de la Reina, el Palacio de Buckingham ha revelado dónde se encuentra Emma y quien se está haciendo cargo de ella ahora que la monarca ya no está, aprovechando la ocasión para compartir un nuevo retrato de la hermosa poni.
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A través de las redes sociales de la Familia Real se ha compartido una nueva imagen de Emma, la cual han acompañado de un mensaje en el que se ha explicado quién se encuentra a cargo de la poni tras el fallecimiento de Isabel II. “Emma seguirá siendo muy querida y cuidada en las caballerizas reales”, se puede leer en un fragmento del mensaje. “Su pequeño y dedicado equipo la ejercitará regularmente”, añadieron, dejando en claro que, a pesar de la ausencia de la Reina, procurarán mantener activa a Emma.
En otra parte del mensaje, la Casa Real también compartió con sus seguidores cómo era la relación de Isabel II y su poni. “Durante los últimos quince años, la Reina Isabel montaba regularmente, durante su tiempo libre, a Emma para hacer ejercicio ligero en los terrenos que rodean el Castillo de Windsor”, detallaron.
Emma fue parte importante del funeral de estado de Isabel II, pues se sumó a los homenajes en memoria de la monarca celebrados el pasado 19 de septiembre. A la poni la vimos al pie del camino, durante la procesión ceremonial que llevaba los restos mortales de la Reina desde la Abadía de Westminster hasta la Capilla de San Jorge. Sin embargo, el detalle que más llamó la atención fue que Emma tenía puesta su silla de montar, bordada con las iniciales de la Reina, además de uno de los pañuelos de seda que la monarca solía llevar sobre la cabeza cuando la montaba, lo que sin duda conmovió a todos los que fueron testigos.
El amor de la Reina por los caballos
Para Isabel II fue muy fácil sentir un gran amor por los caballos. Y es que desde muy pequeña tuvo la oportunidad de sentirse acompañada de un animal de esta especie. De hecho, el primero que tuvo se llamaba Peggy y fue un regalo de su abuelo, el Rey Jorge V. Desde entonces, la monarca se encargó de formarse como jineta, propietaria y criadora de equino, algo que era posible ver durante las célebres carreras a las que Su Majestad solía acudir, en donde se mostraba siempre interesada en el desempeño de sus animales, siendo testigo presencial de algunas de sus victorias. Según ha detallado el Palacio de Buckingham en anteriores ocasiones, Isabel II se preocupó por asegurar la supervivencia de varias razas raras -Highland, ponis Fell y Cleveland Bays- de estos animales a través de los distintos programas de cría tanto en sus patios privados como los pertenecientes al Estado.