Kuno Becker se convirtió rápidamente en uno de los actores juveniles más deseados a finales de los 90s. La fama le sonreía, tenía un gran camino por delante y las producciones lo querían en sus filas. ¿Cómo olvidar a Rubén Berraizábal en Soñadoras, a León Baldomero en Primer Amor... a Mil por Hora, o a Santiago Muñez en Goal? Su talento ante las cámaras y su pasión musical eran la combinación perfecta para un nuevo talento en la TV; sin embargo, en la vida personal Kuno, como muchos actores, lidiaba con depresión y problemas de adicción que lo llevaron al límite; y todo por un amor.
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Él mismo contó esa lucha personal a la que se enfrentó. “Cuando tenía 38, por ahí, me deprimí. Estuve en una relación muy destructiva que me detonó una depresión brutal”, reveló en una entrevista con Yolanda Andrade.
Por mucho tiempo estuvo envuelto en rumores de adicciones que aumentaban cuando varios de sus seguidores notaban un estado alterado al verlo en algunos programas de televisión. Kuno detalló haber cometido el error de probar la cocaína, la cual lo llevó a un mundo de adicciones que poco a poco interfirió con su vida laboral.
“Había escuchado que lo hacía a uno sentirse mucho mejor y no había forma de sentirse deprimido, pero en algunas entrevistas me vieron diciendo estupideces. Fui a un programa de televisión tomado y drogado. Y después vi algo’”, se sinceró.
Estaba en un nivel de estrés inmenso, y vi a mi abuelo dentro de mi estrés mental. No estoy seguro si estaba ahí o no, porque no creo en fantasmas... pero me dijo: ‘¿Te vas o te quedas?’. Yo tenía una pistola en la boca y estaba a punto de cometer el acto más valiente de un cobarde y el más cobarde de un valiente, de quitarme la vida por la depresión”.
Kuno Becker, en una mejor etapa de su vida
“Probé muchas cosas antes para salir de ese estado, como terapia, cualquier tipo de remedios, leí mucho”, confesó. Pero lo que logró ayudarlo fue la decisión propia de mejorar, así que decidió entrar en rehabilitación, para después pedir perdón a todo aquel a quien hubiera lastimado.
Hoy, el actor y productor de 44 años se siente mucho mejor de ánimo, dispuesto a seguir adelante y a contar su historia para ayudar a quienes puedan estar pasando por un momento tan obscuro como el que vivió hace cinco años.