La rutina previa a uno de sus conciertos era la misma para un grupo de amigos que tocan juntos desde 1994, quienes este sábado regresaban a los escenarios tras cuatro meses de ausencia. Lo hicieron acompañados de colegas y otras estrellas de la música que se dieron cita en el estadio Wembley, en Londres, Reino Unido, como si se tratara de un emblemático festival de los que nadie se quiere perder. El público estaba listo para cantar hasta caer la noche, con una emoción palpable a través de las cámaras que llegaban a tomarlos entre cada canción. Y aunque todo parecía igual en cuestión de logística, faltaba alguien. Taylor Hawkins, el baterista de Foo Fighters, había dejado un hueco tan grande en la banda y sus fans que honraron su memoria con un concierto especial lleno de celebridades que daban un emblemático último adiós junto a la familia del músico.
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El cartel anunciaba un desfile de personalidades en el escenario, como Liam Gallagher, Travis Barker, Chevy Metal, Supergrass, Krist Novoselic, Lars Ulrich, Mark Ronson y Dave Chappelle; por mencionar algunos. Pero fue la participación de Shane Hawkins, el hijo de 16 años de Taylor, la que conmovió a los presentes cuando tocó My Hero con la banda de papá.
Los golpes del chico eran exactamente como los de Taylor, marcando los tiempos de la misma manera que hacía su padre con el pie, imprimiendo una emoción única en cada ocasión que la baqueta golpeaba. Mientras acompañaba en ritmo a Dave Grohl, Nate Mendel, Pat Smear, Chris Shiflett y Rami Jaffee, en la carita de Shane se apreciaba la pasión por tocar, tan profesional gracias a su propio gusto por la batería y por los excelentes mentores que ha tenido desde la infancia.
Un legado que continúa
Orgulloso por ver el legado de uno de sus más grandes amigos, Dave Grohl no sólo anunció y acompañó a Shane en esta presentación que, además de ser su gran debut frente al público, era un emotivo homenaje para su fallecido padre. Uno de los muchos momentos del concierto que conmovió a todos, pues veían frente a ellos a un chico con una vida por delante demostrar que había heredado el talento Hawkins mientras tocaba un solo que todos observaban apenas conteniendo las lágrimas y al mismo tiempo sin dejar de sonreír.
Shane, un tanto nervioso, no dejaba de mirar a Dave alos ojos. Grohl sonreía por su interpetación y durante la canción se mostraba cerca de él, tal como lo hacía con Taylor durante los conciertos.
Alison Hawkins, viuda de Taylor y madre de Shane, tenía sentimientos encontrados, pero siempre sonriente por el cálido recibimiento del público y la banda a su hijo. La familia del baterista estuvo presente durante todo el concierto, escuchando anécdotas de la increíble persona que fue Taylor y cómo con su personalidad logró dejar una huella en la gente que ahora se reunía para homenajearlo como lo merece.
El dolor de Dave Grohl
Esta es la primera ocasión que Foo Fighters pisa un escenario desde que, a finales de marzo pasado, Taylor Hawkins falleció a los 50 años de manera inesperada mientras se encontraban de gira por Bogotá, Colombia. La emoción de estar tocando una vez más, ahora sin su gran amigo, fue un doloroso recuerdo para Dave Grohl, el vocalista y líder de la banda, quien no pudo aguantar las lágrimas al interpretar Times Like These y estalló en llanto ante el grito del público.
La escena de inmediato desató la ola de comentarios de lo difícil que debe ser para él tener que despedirse, por segunda ocasión, de un entrañable amigo y compañero de banda. Y es que fue inevitable no pensar en el dolor que vivió hace 28 años, con el fallecimiento de Kurt Cobain, su entonces compañero en Nirvana. Aunque fueron circunstancias diferentes, Dave volvía a dar un último adiós a un amigo.
El concierto del sábado fue el primero de dos que la banda ofrecerá en memoria de Hawkins. El segundo está programado para el 27 de septiembre y tendrá lugar en el Kia Forum de Los Ángeles, California. Ahí estarán presentes Travis Barker, Myley Cyrus, Violet Grohl Alanis Morissette y Pink, entre otros. El cartel también anuncia a Shane, quien volverá a deleitar al público con su talento en la batería.