Pleno, Juan Soler regala una espontánea sonrisa a la cámara. Hablar de su familia, a toda luz, es un acto que lo llena de orgullo. El reconocido y polifacético actor comparte en exclusiva para la portada digital de HOLA.com México lo más esencial de su vida como papá, pues lejos de los sets de grabación y de la parafernalia del mundo del espectáculo se debe enteramente a sus hijas; la mayor de ellas, Valentina, de 31 años, quien radica en Argentina; así como a Mía y Azul, de 17 y 15 años respectivamente, a quienes procreó de su pasada relación sentimental con Maky Moguilevsky. Con la mejor vista de la Ciudad de México, desde la Master Suite Alberto Gironella del Hotel Presidente InterContinental, el galán de telenovelas desvela así esta parte de su entorno personal, feliz de que el amor prevalezca en todas sus aristas, pues entre otras cosas, hace poco más de un año, tuvo la dicha de debutar como abuelo de la pequeña Alfonsina.
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Sensato y transparente, Juan confesó que tras un periodo de cambios constantes su vida ha logrado encausarse de una manera favorable. Con una nueva oportunidad de amar y de gozar de los éxitos profesionales, el galán originario de Tucumán, Argentina, dice estar seguro de permanecer en el lugar en donde se imaginó estar, algo que no podría ser sin la imprescindible compañía de sus hijas. “Con mi hija más grande, con mi hija que vive en Argentina, la relación siempre fue a distancia, lamentablemente, pero es una relación muy cercana… La intimidad que se dio fue siempre en los momentos donde pudimos estar juntos, entonces es una relación que lamentablemente no pude compartir con el abrazo diario, el abrazo cotidiano. Con Mía y con Azul fue diferente porque fui aprendiendo con ellas realmente a ser papá…”, relató el intérprete, visiblemente concentrado al ahondar en su retrospectiva de vida, recordando que tras la llegada de Mía y Azul decidió tomarse un año sabático para encargarse de las labores junto a su exesposa. “Me gustaba a mí bañarlas, darles de comer junto con su mamá, con Maky, entonces fue una relación que me fue enseñando a ser papá, esa fue mi graduación, y hoy me doy cuenta que jamás terminas de aprender a ser papá…”, afirmó.
Un padre con dos historias
Siendo muy joven, Juan Soler se convirtió en papá de Valentina, una relación que por motivos extraordinarios tuvo que discurrir a distancia. Sin embargo, con el paso del tiempo, la oportunidad de desempeñarse a totalidad en esta faceta llegó durante su matrimonio con Maky al dar la bienvenida a Mía y Azul. “Lo que valoro mucho de estas dos experiencias es conocer los dos lados de la moneda, estar a la distancia y estar encima de mis hijas y al final cuando estás dispuesto a ser papá no importa la distancia, no importa la cercanía, eres un papá completo y tus hijas te hacen saber eso. Con Valentina mi relación es más cerrada que nunca ahora, ya tuvo su primera hija, Alfonsina…”, afirmó.
Para cuando nacieron sus hijas menores, Juan asumió el reto con la emoción a flor de piel, por lo que cambió de papel y dejó por un instante al galán de melodramas para situarse en su nueva realidad. “Lo recuerdo como un momento muy especial, un momento de quiebre en mi vida, porque como estuve en los dos partos, en el parto de Mía y en el parto de Azul, lo recuerdo de una manera que lo viví con mucha intensidad. Fue un momento muy especial, un momento para el que uno no está preparado, realmente. Vi el parto de Mía y luego el de Azul y me pasó lo mismo; el nervio, la ansiedad, ese amor desbordado que no quieres que nada salga mal…”, dijo.
‘El amor no cambia, se transforma’
En noviembre de 2018, Juan Soler y Maky hicieron pública su separación. Lo cierto es que los exesposos mantienen un lazo de cordialidad y armonía, trabajando en conjunto para brindar amor y cuidados a sus hijas Mía y Azul. Pero, ¿cambió algo en su dinámica con las adolescentes a partir de ese momento? “Todo lo que tenga que ver con el amor, con los sentimientos, con las emociones, con las relaciones no cambian, se van transformando… El sentimiento es lo único que puedes dar a todo el mundo y solamente crece. Eso es lo que experimento con mis hijas y con Maky en mi proceso de ser papá y de seguir creciendo al lado de ellas…”, dijo.
Consciente de lo que implica educar a las adolescentes, Juan se ha empeñado en llevar este papel sin apartarse de un principio fundamental; permitirles a las jovencitas forjar sus propios criterios y madurar con plena libertad. “Básicamente hago mucho hincapié en los valores. Creo que inculcarles valores tanto morales como éticos, el consejo se vuelve una construcción personal, porque cuando tú sabes que este camino está bien y este camino está mal, el consejo te lo das tú mismo, tú lo construyes y yo creo que es mucho más poderoso enseñarles, darles las herramientas a tus hijos para que ellos construyan su propio camino…”.
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Agradecido por la fortuna de estar pendiente de Mía y Azul, tiene muy presente que ellas son su prioridad, por lo que más allá de sus múltiples compromisos profesionales disfruta de pasar tiempo de calidad con ellas. “Nos encanta ir a comer porque la plática está justamente en ese pequeño momento. El viaje, irnos a esquiar juntos, eso me gusta compartir con ellas. Las películas, me encanta que me cuenten las películas…”, contó visiblemente feliz, para luego confesar cuál ha sido la mayor lección que le han dado sus hijas. “De manera indirecta me enseñaron la fortaleza de la fragilidad. Lo frágil que son con sus sentimientos y con sus emociones me muestran también la fortaleza con la que se van formando. Cuando ves su moción a flor de piel te muestra una fragilidad que hace que veas cómo fuiste cómplice en ese armado del temperamento de tus hijas, entonces eso fue lo que me enseñaron…”, contó.
Su gran debut como abuelo
En marzo de 2021, Juan Soler tuvo la fortuna de debutar como abuelo tras el nacimiento de Alfonsina, la primogénita de su hija mayor, Valentina. Desde entonces, la felicidad en su corazón es desbordante, dispuesto a brindar un infinito cariño a la nueva integrante de su familia. “Me decían que ser abuelo es ser un papá sin preocupaciones, entonces lo estoy viviendo de esa forma, estoy tratando de entenderlo. Y sí, porque tienes que tener la madurez suficiente para no interferir en la forma en cómo mi hija quiere criar a su hija… Entonces uno tiene un amor desbordado por la nieta, pero la nieta solo está para malcriarla, para hacerla berrinchuda y cumplirle todos los caprichos...", explicó con su característico sentido del humor.
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Locación: Hotel Presidente InterContinental Ciudad de México. Moda: Saco de lana y lino gris claro mélange, camisa de botones y pantalón, camisa de lino doble capa, camisa de botones y pantalón, así como pantalones de mezclilla con camisa blanca, todo de Ermenegildo Zegna Relojes: The Longines Spirit Zulu Time con correa de cuero marrón y The Longines Spirit Zulu Time con correa de acero inoxidable.