La ciudad de Houston vio nacer a Colson Baker sin tener la ligera sospecha de la estrella en la que se convertiría, y que años después, en su adolescencia, adoptó el nombre de Machine Gun Kelly, con el cual fue bautizado por la fluidez y rapidez de sus rimas. Es un músico alejado de todo lo que se considera convencional e imposible de encasillar en una disciplina artística o un género. Su éxito no se restringe al rap, también ha encontrado su lugar en el punk, el rock y el pop, sin olvidar su incursión en la pantalla grande. El ascenso de su carrera en los últimos años viene de la mano de su estabilidad en el plano emocional, pues mientras su apasionada relación con Megan Fox marcha viento en popa, el rapero atraviesa una época de reconciliación con su pasado, que ha dejado entrever su complicada infancia marcada por el abandono y la carencia.
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Los padres de MGK eran misioneros, por lo que constantemente cambiaba de residencia. Vivió en Egipto -en donde aprendió a hablar árabe-, Alemania y varias ciudades de Estados Unidos, entre ellas Denver, lugar al que se mudó junto a su padre una vez que cumplió los 9 años y su madre se marchó del hogar sin un ticket de retorno, un doloroso pasaje del que habla en su canción Burning Memories, del 2019. “Esta es para la mamá que nunca conocí”, comienza el tema que continúa, “¿Cómo dejaste a tú único hijo por otro tipo?... Todos los años que me ignoraste me dejaron sin dormir en la cama… Pasé veinte años esperando en las escaleras”.
El desapego maternal se sumó a los problemas de salud mental que habría arrastrado su padre. Según recoge el medio Daily Mail, padecía de depresión y esto complicó que conservara los empleos, por lo que la situación económica de los Baker no era la mejor, tal como lo expone el mismo cantante en su sencillo Lately, donde declara no haber tenido una cama sólo una silla para dormir y habla de su rebelde comportamiento: “Todavía estoy lidiando con algunos demonios que realmente no están allí, crecí como un desastre, perforé mi oreja y teñí mi maldito cabello”.
Al concluir la secundaria, Machine Gun Kelly tuvo que dejar su casa debido a su desgastada relación con su padre, a quien reconoció le debía una disculpa por ser un “hijo que rompía las reglas”, y recordó en una entrevista a GQ las decenas de miles de dólares que su papá gastó por todas las veces que lo arrestaron y lo duró que fue enterarse de que había perdido un semestre entero. “No sé cómo lo hizo y entiendo por qué nos tomó 25 años finalmente llevarnos bien”, compartió.
En esos años hizo sus pininos en la música al mismo tiempo que se ganaba unos centavos extra haciendo burritos en Chipotle, al que se refirió como el peor trabajo que ha tenido. “Mucha gente cuando regresaba para Navidad de la universidad entraba y decía: “¡Maldita sea! Pensé que se suponía que ahora eras un gran rapero. ¿Qué sucedió?’ Se reían de mí constantemente y pensaba: ‘Tal vez me quedaré atrapado en trabajos así para siempre”, recordó.
Empezó a hacerse de renombre gracias a sus actuaciones en impetuosas batallas de rap en el Teatro Apollo, de Nueva York. Su vida dio un giro inesperado tras un encuentro con el productor Sean Combs, que le ofreció un contrato con su discográfica Bad Boys Records, dando paso al lanzamiento de su disco debut, Lace up.
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La reciente reconciliación con su madre
La herida que le dejó la partida de su mamá parece haber comenzado a sanar luego de que el cantante se reconcilió con ella en junio del 2021, un reencuentro que se hizo realidad con ayuda de los fans, así lo confirmó a través de su cuenta de Twitter. “Una historia salvaje, pero después de todos estos años, los fanáticos son responsables de que mi madre y yo finalmente nos volvamos a conectar, los amo”, escribió.
Fue una época de sentimientos encontrados para Machine Gun Kelly, que un año antes tuvo que darle el último adiós a su padre. El rapero, de 32 años, escribió aquel julio del 2020 en Twitter que la muerte de su progenitor coincidió con el aniversario del estreno de su álbum Hotel Diablo y confesó que nunca “había sentido un dolor tan profundo”.
El cantante ha continuado con su proceso de sanación. A principios de junio del 2022 presentó a su mamá en Instagram, donde publicó una fotografía en la que se les observa a ambos sentados en el piso. Sin duda, esa desoladora adolescencia hizo de MGK un padre amoroso y dedicado con su hija Casie, de 13 años, fruto de su relación con Emma Cannon.