Eugenio Derbez estrena ‘The Valet’, una cinta con corazón latino

“Siempre lo he dicho, lo que he hecho en este país se lo debo a los latinos que van al cine cada vez que saco una película. En Hollywood lo que cuenta es la taquilla, si mis películas no las viera nadie o la gente no fuera al cine, yo no sería nadie. Por muy buenas que fueran, no sería nadie.

Le debo mi carrera a toda esa gente que va y que llena los cines o que ve mis películas o series en alguna plataforma. Es por eso que estoy tan agradecido con todos ellos. Y yo también siento que cada triunfo que hago lo comparto, no con México, porque desde que vivo en Estados Unidos entendí que todos los que vivimos aquí somos una sola nacionalidad, somos latinos. No importa de dónde vengas o de qué parte de Latinoamérica vengas, aquí todos somos hermanos y todos somos una sola raza, y yo me siento muy feliz de compartir mis éxitos con los latinos en este país, y siento que ustedes son parte de mi triunfo y viceversa”.

“Creo que ahora es cuando más me acuerdo de ese dicho que dice ‘Be careful of what you wish for’, que significa ‘ten cuidado con lo que deseas’, y lo noto mucho con la gente que veo que quieren ser famosos. No ‘yo quiero ser actor’, es ‘yo quiero ser famoso’. Y la fama es algo muy pesado, muy complicado. Los primeros días es muy divertido y es algo que te provoca mucha emoción y mucho gusto, te sientes feliz, pero es algo muy pesado de llevar después de un tiempo.

Lo que le diría al Eugenio que empezaba sería: ‘ten cuidado porque todos tus sueños se van a realizar -afortunadamente-, pero también el futuro es muy diferente a lo que uno se imagina. Estoy contento, pero sí, es una carrera muy cansada y muy pesada”.

“Encontrar un espacio entre una cosa y otra. El equilibrio, como en todo, es primordial. El poder tener un equilibrio entre tu vida personal y tu vida labora sería ideal. El problema está en que en cualquier otro trabajo te puede organizar y definir a qué hora terminas de trabajar. En el ambiente artístico, sabes a qué hora entras, pero nunca sabes a qué hora sales.

Los tiempos son muy difíciles de coordinar. Continuamente quiero hacer un plan para una vacación, y se me acaba arruinando porque nunca falta que te dicen que te quieren para una película. ‘Ay, pero es cuando tengo la vacación’, y dicen: ‘Sí, pero es una gran oportunidad y es con este actor y esta actriz y no pueden en otra fecha. O la haces ahorita o no la haces’.

Eso es lo que nos parte a todos los actores, el no poder planear tu agenda porque siempre hay algo de última hora que no se puede cambiar. Y, o lo haces o lo tienes que dejar ir”.

“Hay dos ejemplos muy claros que me sucedieron, que pueden hablar de eso. Uno positivo y uno negativo. El que dejé, que no hice y que me arrepentí toda la vida, fue un día que me llamó un alumno. Estaba empezando mi carrera, muy joven, primera vez que me daban un programa de televisión, y estaba feliz por eso. Me habló un alumno de una escuela de cine para decirme que si podía actuar en una de sus películas para la escuela. Valoré y dije que no podía por el programa de TV. Le tuve que hablar y decir: ‘Perdón, mi querido... ¿cómo te llamas? Alfonso Cuarón, no puedo hacer tu película.

Y le dije que no a Alfonso Cuarón y esa película fue maravillosa, como todo lo que hace él y, desde ahí, no he vuelto a tener oportunidad con él. Me arrepentí, pero en ese momento era lo que tenía qué hacer.

Esa fue una, la otra, cuando me mudo a USA y ya pensando en tener ese equilibrio que ya había entendido que debía tener entre familia y trabajo, llega Hollywood a mi vida. Cuando aterrizo en este país con mi mujer (Alessandra Rosaldo) a punto de parir a mi hija (Aitana Derbez), me dicen: ‘Te quieren para una película con Jake Gyllenhaal, y es muy posible que esta película vaya a los Oscar, es casi un hecho’. Y coincidía con la fecha en la que mi mujer iba a parir.

Fue: o veo nacer a mi hija y estoy con mi mujer durante el parto o acepto esta película, ¡por la cual me mudé a Estados Unidos! Y que es muy posible que esté en los Oscar. Fue una de las decisiones más difíciles de mi vida. Peo dije: ‘mi familia primero’. Rechacé la película y aunque me dijeron que era una película de Oscar, no me importó, no podía perderme el nacimiento de mi hija.

Creo que el universo conspiró, porque vino ‘CODA’ y la película que rechacé, finalmente no pasó nada y no estuvo en los Oscar. Algo pasó que no quedó como pensaron y me hubiera arrepentido toda la vida por no estar con mi hija. Y el universo me regaló CODA después. O sea que cuando haces las cosas correctas, el universo te las regresa más adelante”.

“La película es una comedia muy divertida, y lo primero que hice cuando llegué a USA, fue este proyecto. Fue el primer proyecto que me enseñaron cuando me mudé a Estados Unidos. Me di cuenta de que era una película divertida, una primicia que trata de eso: un valet parking que acaba saliendo con la actriz más famosa de Hollywood, entonces es esta pareja dispareja”.

“La conocía de toda mi vida, ¿quién no conoce a Carmen Salinas? Y era muy amiga de mi mamá, pero no me había tocado trabajar con ella, así que en esta película, el haber convivido con ella durante dos meses y medio, ella me cuidaba como si fuera mi mamá, se preocupaba por mí, porque comiera, durmiera... No sabes lo unidos que nos volvimos Carmen y yo después de haber hecho esta película.

Cuando me entero, cuatro meses después de que terminamos de filmar, que falleció, fue un golpe muy duro para mí. Y me da mucha tristeza que no haya podido ver la película terminada, porque ella tenía muchísimas ganas de ver el resultado final y no pudo”.

“Fíjate que ella no hablaba inglés. Quizá lo muy, muy básico. Entonces, todas las escenas de Carmelita en español, las tenía que dirigir yo. Pero me sorprendió sobremanera ver que una mujer de casi 90 años tuviera todavía esa hambre, porque me decía: ‘Mijo, ¿cómo le hago para triunfar en Hollywood? ¿Cómo le hago para entrar al sindicato de actores aquí en Estados Unidos?’. Y empezó a llenar las formas. Yo no lo podía creer. Qué ganas de vivir, de seguir trabajando, de conquistar otros mercados a su edad. Me decía: ‘Por favor, enséñame cómo le estás haciendo porque quiero también entrar al SAG, sindicato de actores aquí en USA’”.

“Al principio siempre tenía la curiosidad de ganar el Oscar. Me preguntaba cómo le hago, qué tipo de película escribo, qué tipo de proyecto desarrollo para eso. Pero ahora, después de lo que pasó con CODA, fue como una válvula de escape, de ya no tener esa presión que yo mismo me impuse desde chiquito, de llegar ahí, por el Oscar.

Sigo con la idea de ganar un Oscar personal. Y tengo la idea de que como director es más fácil que suceda que como actor. La última película que dirigí, que fue Instructions Not Included, me quedé con ganas de seguir dirigiendo y no lo ha vuelto a hacer porque estaba estudiando el humor en este país. Cómo funciona, no es tan fácil llegar de un día para otro y hacerlo. Pero creo que ya estoy preparado y ahora me siento un poco más relajado, ya no tengo tanta presión en pensar en un premio, además no creo que sea lo adecuado. Uno tiene que escribir un proyecto o película pensando en una historia que quieras contar, no en un premio que quieras ganar o en cuánto dinero va a dejar esta película.

Cada vez que he visto gente que lo intenta hacer de esa manera, no resulta. Tienes que ser fiel a lo que quieres contar. Cuando tienes una historia que te urge contar porque te está quemando por dentro, es cuando te ganas dinero y premios. Cuando haces una historia queriendo ganar dinero y premios, nunca resulta”.

“(Risas) Es una gran pregunta. No, no mucho. Me sucedió que cuando llegamos a USA, hubo un tiempo entre que ella nació, que yo me mudé a este país, produjimos y demás. Ella no sabía quién era su papá ni su mamá. La primera vez que se da cuenta es cuando la llevo al estreno de Dora, es cuando la llevo a la premiere y, por primera vez, mi hija ve a su papá en la pantalla.

Me dio mucha ternura y risa porque, en plena premiere, todos en silencio, a la hora que aparezco en pantalla, mi hija, tenía cinco añitos, empieza a gritar en el teatro: ‘¡Ese es mi papá! ¡Es mi papá!“. Le empezó a gritar a todo el cine y yo trataba de que bajara la voz. Ella seguía gritando emocionadísima.

Luego, en la película me acaban casi matando y la pobre niña se puso a llorar como loca. Me tuve que salir de la película con ella. Al final, ya para irnos, la gente me felicitaba y mi hija no paraba de llorar. Decía: ‘Es que mi papá se murió’. Y yo le decía: ‘Mi amor, aquí estoy, mírame. ¿Te acuerdas de que fuimos a Australia? Es de mentiras, aquí estoy’.

Nos subimos a la camioneta y seguía llorando. Fue muy fuerte para ella darse cuenta. Fue pasar de ‘mi papá es un papá normal’ a ‘mi papá está en la película que estoy viendo y lo acaban de matar’. Fue un shock muy fuerte para ella.

No ha visto mis personajes. Medio le pasé un poquito, pero me estoy esperando. Porque quiero que los disfrute y los entienda. Si yo le pongo hoy un ‘Armando Hoyos’, no va a entender el juego de palabras. Me estoy esperando un poquito más para enseñarle toda mi carrera, y tengo mucha ilusión de enseñarle ‘Instructions Not Included’. Es una película que, además, me cambió la vida y por esa película estoy en este país. Y por esa película, también, decidí volver a ser papá.

Esa cinta, al final en los créditos, trae una dedicatoria para Aitana. Estoy esperando a que cumpla ocho -la mamá dice que nueve, ahí habrá una pelea-, pero entre ocho y nueve años. Ya pronto, como en un año, me voy a sentar a enseñarle la película y mis personajes”.

“Una gran pregunta. ¿Quién soy? Lucho todos los días por ser el mismo de antes. Eso es lo más importante. La gente cambia con el reconocimiento, los premios, el dinero, con el poder; y trato, cada vez que puedo, de recordarme que soy el mismo que cuando empecé, y eso es lo más importante y difícil, tener siempre los pies en la tierra.

Y qué quiero ser. Quiero ser recordado, sobre todo por mi familia, como un buen hijo, o como un buen papá, un buen hermano. No como el famoso que hizo películas o series o que se ganó este premio o aquel.

Quiero que me recuerden como: ‘Qué lindo era convivir o compartir como papá’ o fomentar un poco más a mis amigos que los tengo muy descuidados. Así es como quiero que me recuerden. Esa es la persona que quiero ser en un futuro”.