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HOLA! USA Special Feature

Fernando del Rincón y Jullye Giliberti nos hablan de su experiencia más dura en los últimos años: El horror de una guerra

La pareja abrió las puertas de su hogar en Miami para HOLA! USA, y compartieron cómo fue la arriesgada cobertura noticiosa del periodista


Editora de Actualidad
Abril 13, 2022 3:45 PM EDT

El 24 de febrero de 2022 será una fecha que pasará deshonrosamente a los libros de historia. Ese día, Rusia traspasó las fronteras de Ucrania y empezó el que sería uno de los conflictos más brutales en los últimos años. Justo cuando empezó todo  Fernando del Rincón  , estaba en vivo en su programa Conclusiones de CNN en Español, y le tocó dar el breaking news que nadie hubiera querido escuchar, luego de dos años devastadores de pandemia: el inicio de una guerra.

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Fernando del Rincón y Jullye Giliberti© HOLA
Foto: Enrique Tubio

De inmediato, las cadenas de diferentes medios de comunicación empezaron a preparar a sus enviados especiales, y el periodista mexicano, cuya vocación no conoce límites, fue de los primeros en alzar la mano.

Yo estaba al aire, cuando empieza la invasión rusa. Fue una cobertura de muchas horas, prácticamente la historia es mía, en el sentido de que la gente sabe que la inicié desde el día cero, y como periodista sentía la responsabilidad de ir a la guerra”

El 14 de marzo puso rumbo a Ucrania, dejando a sus seres queridos muy preocupados, sobre todo, a su compañera de vida, la actriz Jullye Giliberti, con quien tiene ocho años de casado.

Aunque no fue la primera cobertura de Fernando en una zona de conflicto, para Jullye jamás será fácil verlo partir, pues la agobia el solo hecho de pesar que algo pueda sucederle. De acuerdo con el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), al menos siete miembros de la prensa han perdido la vida en este conflicto, así que los temores de Jullye no eran infundados. Tras una semana en medio de la zona de guerra, reportando sin descanso y siendo testigo de la brutalidad de las tropas rusas, Fernando del Rincón regresó a Miami para continuar con su labor periodística desde su trinchera.

Pese a que siempre han procurado llevar su relación lejos de los reflectores, la pareja nos abrió las puertas de su hogar y en exclusiva para  HOLA! USA  compartieron su experiencia sobre este conflicto. También nos revelaron la fórmula para mantener un matrimonio unido y sólido, en el que el respeto y la comprensión han sido pilares fundamentales.

© HOLA
Foto: Enrique Tubio

¿Cómo es que te envían a la zona de conflicto? Mucha gente se pregunta cómo es ser corresponsal de guerra para un medio de comunicación

No es el primer conflicto armado en el que estoy, pero sí la primera guerra como tal. He estado en otros conflictos armados como las revueltas en Venezuela en 2014, en Cúcuta cuando se dio la entrada de la ayuda humanitaria que nos disparaban. Cada cadena tiene diferentes protocolos o preparación. Yo tengo preparación para zonas de conflicto previo a esta de CNN y tengo cursos además de guerrilla urbana y otras cosas que hice hace años en México, cuando estaba en Televisa. Yo ya tenía una preparación para saber cómo manejarme en el terreno y la refresqué cuando tuve que ir a Venezuela. La cadena tiene antecedente de que tengo las capacidades y el manejo en el terreno.

Tengo una tendencia a sentirme responsable como periodista de los lugares donde están pasando conflictos de este tipo, por eso levanto la mano, en cuanto ocurre. No sé porque siempre me ha pasado eso, algo se me activa cuando veo zonas de conflicto, armas, abuso de poder, donde veo dictaduras, donde veo crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra, se me activa algo, no tolero eso y quiero ir al lugar para poder exponerlo.

¿Cómo fue darle la noticia a tu esposa? Y tú Jullye, ¿cómo reaccionaste?

J: Tengo 12 años con Fer y desde que comenzamos pues he pasado por el terremoto de Haití, por el terremoto de Japón, por todo lo que pasó en Venezuela, con todo lo que pasó con la ayuda humanitaria, pero él ya me había advertido hace muchos años, desde el inicio que su trabajo es su trabajo y es su pasión y que él sabía lo nerviosa que yo me podía poner pero que comprendiera que era parte de su vocación.

Pero cuando me dijo, ‘Tengo que ir a Atlanta a recoger le equipo de guerra’, me puse peor. Cuando me dijo que era un hecho, tuvimos que salir a comprar la ropa para el frío, las botas, todo lo que necesitaba, entonces como todo pasó muy rápido, fueron como tres días desde que le dieron el sí, hasta hacer las maletas y llevarlo al aeropuerto.

F: El detalle ese de la ropa es otro tema interesante, creo que el hecho de hacer una maleta y empacar y buscar ropa especial, como que lo hizo como más emocional. Tuve que ir a comprar ropa para la nieve para estar en esas bajas temperaturas a la intemperie, creo que eso inconscientemente les agrega más impresión, sobre que ‘Se va a ir a la guerra, pero además va a un lugar que debe estar espantoso porque necesita esta ropa’ eso te genera un poco más de ansiedad.

J: Para mí esto era terrorífico, sí me paralizaba el hecho de que yo creo que nadie se puede imaginar lo que es estar en una guerra y bueno cuando él avisó a través de las redes sociales, a mí se me ocurrió repostear su video y de verdad que nunca me imaginé la respuesta de la gente.

No imagino lo que debió ser para ti escuchar las alarmas antiaéreas, ¿qué sentías cuándo sonaban?

F: Es muy difícil explicarlo. En el momento me gana el periodista. Yo estaba en vivo cuando sonaron por primera vez las alarmas antiaéreas, sé que tengo que interrumpir la trasmisión y resguardarme en un búnker por protocolo, pero al mismo tiempo estoy tratando de transmitirle a la gente lo que se está sintiendo y viviendo. Tratar de transportarlos mentalmente al lugar para que entiendan lo que es la guerra.

Hay momentos de las coberturas que son como tatuajes a nivel cerebral; son olores y sonidos que se te quedan tatuados. El olor a muerto nunca se me va a olvidar; yo puedo diferenciar el olor de una persona muerta y el de un perro muerto, yo sé cómo huele el ser humano. El sonido de la alarma tenía una repercusión en Julián (su productor) y en mí, que me imagino que les pasa a casi todos, se escucha como una especie de domo, es como una patrulla que suena, es muy envolvente.

¿Cuál fue tu momento más difícil, como tu momento de quiebre?

J: ¡Todos los días! Yo me decía tranquila, no le va a pasar nada. Traté de alejarme un poco de las redes. Después de su programa ‘Conclusiones’, me llamaba. Un día, estábamos hablando, todo bien y me dijo ‘ya me voy a dormir’. De repente a la media hora me llama y me dice, ‘Me estoy yendo al búnker otra vez’. Bueno, yo no podía dormir. Para mí era como que siempre traía el corazón en la mano, esa es la realidad. Yo no pude descansar hasta que él regresó.

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Foto: Enrique Tubio

¿Cuál fue el suceso que te marcó a ti como periodista en esta cobertura?

F: No fue el día que nos bombardearon en Lviv, que fue muy cerca de donde estaba yo. A mí lo que me partió el alma fue la familia ucraniana que entrevisté que eran siete; papá, mamá y cinco hijos. Todos refugiados en una iglesia. Me partió ver a esos niños salir desplazados de su casa, ver a un padre que va a tener que reinventarse con seis miembros de su familia, tener que arrancar de cero con cinco hijos. Esas historias humanas me parten por la mitad, y más cuando hay niños involucrados.

¿Cómo manejas el estrés postraumático después de vivir una experiencia así?

F: Muy difícil… La que tiene que lidiar mas con eso es Jullye, la que lidia con eso es ella… Definitivamente hay un cambio puntual en mi persona. Lo que trato de hacer es ir evaluando cómo me siento. Dentro de CNN hay servicios de terapia para nosotros como periodistas de zonas de conflicto. Yo voy viendo que nivel traigo, hasta ahora no he necesitado de terapia y trato de canalizarlo con ejercicio. Yo me tardo entre 7 a 10 días en salir de ese estado extraño, a través del ejercicio. Si llegara a ver que tardo más de 10 días, ahí si ya buscaría ayuda profesional. Me aíslo un poco, busco muchos espacios personales, como el ejercicio, o los videojuegos, para ir bajando esa intensidad para después volver a interactuar normalmente.

J: No sé si encontré la formula correcta, pero yo trato de que, a su regreso, me pongo a cocinar sé lo que le gusta. Trato de que esté tranquilo, nuestros perritos son como nuestros hijos. Dejo que se exprese. En esta cobertura no me ha tocado, pero en otras ocasiones, en las noches tiene pesadillas o habla como si estuviera en el terreno. Lo veo y siento su mirada, sé cuando está triste o sé cuándo tiene algo ahí. Él trata y busca de drenar y lo hace con el tenis, se va a hacer ejercicio y si lo veo mal, trato de cambiarle como el ánimo

¿Cuál dirían que es la fórmula exacta para tener un matrimonio así de sólido y superar desafíos como este?

F: Hay que darle todo el reconocimiento a Jullye, la que tiene el mérito de que esta relación funcione con el tipo de trabajo que yo hago, la carga que manejo de estrés y presión, no solo por las coberturas sino por el trabajo diario. Recordemos que yo hago mucha política latinoamericana; entrevistas durísimas más con presidentes, peleas fuertes y eso genera un estrés y unos enemigos muy grandes. Y la que mantiene esa estabilidad y enfrenta todo eso es Jullye, no es fácil lidiar con la carga de un periodista.

J: Creo que es un respeto al trabajo de él y creo que, así como él me apoya en muchas cosas, yo sé que para Fer su trabajo es su pasión, es su todo y sé que es estresante vivir con la noticia, dar la noticia y además del amor que le tengo y la admiración que le tengo como profesional, sé respetar que todo lo que está haciendo es lo que le gusta, ese fue el hombre que yo conocí


Cuando yo conocí a Jullye, lo primero que le dije fue: ‘Yo conocí a mi carrera antes que a ti, lo único que te voy a decir es que no compitas con mi carrera, porque si compites con mi carrera vas a perder’. Se lo dejé bien claro y lo entendió tal cual”
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Foto: Enrique Tubio

¿Regresarías a Ucrania?

Me encantaría regresar en condiciones de paz, que sea para reportar el fin de la guerra. Llegar a Kiev, a Mariúpol, estar en las zonas más afectadas y ver como se empieza a reconstruir, como los ucranianos empiezan a regresar a sus casas, espero que el mundo se vuelque en ayuda. Pero te soy honesto, lo veo lejano… si regreso para seguir denunciado los crímenes que se están cometiendo, pues bueno también nos toca, porque esa es la realidad que hay que mostrarle al mundo. Cuando salgo de un lugar y salgo del conflicto es como que sientes que estás abandonando a la gente, sentía que estaba abandonando a los ucranianos, es una cosa muy extraña, ni soy ucraniano ni nada, pero sientes que abandonas, le debo a Ucrania el regreso en las condiciones que se den.




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Foto: Enrique Tubio

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