En exclusiva: Soltera, feliz y con nuevo look, ¡Denise Bidot regresa a Nueva York!

Mi abuelita es muy inteligente, -reflexiona riendo y recuerda-, ¡Mi tía es doctora! La seguridad en mí misma creo que tiene que ver con mi mamá, la vi tanto batallar con su peso, con su identidad, con su cuerpo, que para mí se convirtió en el ejemplo exacto de lo que yo no quería ser en la vida. Yo quería que ese trauma terminara conmigo, que no continuara esa conversación de: “no soy suficiente” por lo que refleja mi báscula. Es una cosa tan estúpida que nos han puesto en nuestra mente desde chiquitas y sé que es difícil pensar de otra forma… Pero para mí fue bien fácil verlo porque, para cualquier niño, su mamá es la cosa más bella del mundo, pase lo que pase y pese lo que pese. Entendí bien muy pequeña que tu valor no se mide en una talla. Además, hay muchos estigmas que caen en las personas con sobrepeso. Muchas veces se dice que una persona más rellenita es menos saludable y ni siquiera eso tiene porqué ser cierto.

Heredé de mis abuelitos la fe en Dios y he sido siempre de fluir con la vida, creo que estaba destinada a que todo se diera así: estaba en el lugar correcto en el momento correcto. A los 18 años me mudé a California porque quería ser actriz, las oportunidades no surgían y me hice maquilladora. Me invitaron a maquillar a una modelo de tallas grandes. En ese shoot la fotógrafa me preguntó si no había pensado ser modelo, pero yo me reí, “¿cómo? Si yo soy bajita y gordita”. Solo había visto a modelos altas y flacas, jamás se me habría ocurrido. Me llamó durante un mes para convencerme y pensé, “no pierdo nada, yo misma me hago mi maquillaje y que me tome las fotos si quiere”.

Ella compartió las imágenes y de pronto muchísima gente le contactó para preguntarle quién era yo. Empecé una fotito aquí, otra allá, a hacer algunos editoriales y de ahí en adelante ya no paré: eso fue en el año 2006 y estamos a punto de comenzar el 2022 -recuerda ella misma impactada, al contemplar de pronto su larga trayectoria-. Al llegar a California no tenía idea de qué iba a ser de mi vida, pero esta mujer vio algo en mí que yo nunca había visto y decidí aprovechar la oportunidad ya que la actuación no me la estaba dando, entré por esa puerta con seguridad y fe y a tirar p’adelante… -afirma con simpatía.

Cuanto más crezco, más me doy cuenta de cómo te afecta algo así. Parece tonto pero, de niña, nunca pude celebrar el Día del Padre. Son de las cosas que una no se quiere parar a pensar. Cuando me invitan a las bodas y la novia baila con su padre, yo es un llanto que es un no parar… El vacío se siente. Especialmente, al no tener ese role model de un padre, nunca entendí cómo era el amor de un hombre y quizá por eso estuve soltera por tanto tiempo, porque no pensé que lo necesitaba, que lo quería… No sabía lo que era. Hasta que yo tuve 17 años, es que mi madre tuvo un novio, nunca trajo a nadie a casa.

No tengo rencor contra mi mamá por eso, ella hizo las cosas lo mejor que supo. Se enamoró y quedó embarazada. Era un compañero de su clase de inglés en la universidad, un hombre árabe, alto, guapísimo, pero cuando le dijo que iban a tener un bebé, él le advirtió: o abortaba o tenía que irse a vivir al país de él cuando se marchara de vuelta a casa. Ella pensó que no sobreviviría lejos en esa cultura. De todos modos, él desapareció de la noche a la mañana.

Sí, hace diez años y no lo encontramos. Quizá no era el momento correcto. A menudo me pregunto si está vivo o no, si tengo hermanos o hermanas que quizá se parezcan a mí. No sé, ahora me da un poco de miedo qué pueda encontrar -piensa dubitativa-, quizá lo vuelva a intentar en el futuro… Paso a paso.

A veces pienso que mi vida es una película. Siento que he tenido siete vidas, como los gatos. Mucha gente, por ejemplo, no sabe que a los quince años por casualidad conocí a Lindsay Lohan. Nos hicimos panas y me convertí en su chaperona. Comencé a viajar con ella por todos lados, de set en set, Los Ángeles, Canadá, premios, red carpets… Mi mamá me rogó que volviera al high school, porque en ese momento hacía homeschooling con Lindsay. Pero qué bueno que mi mamá me obligó a volver, porque quién sabe cómo habría terminado la cosa… -dice recordando los problemas que enfrentaría después Lindsay Lohan sin mencionarlos.- Yo también entendí que no podía seguir en la burbuja, quería vivir el high school, tener un sweetheart, ir a mi prom… No perderme mi adolescencia viviendo la vida de alguien más.

Le conocí en un showcase de música y desde el momento que le vi, nos enamoramos. Yo ya había cumplido 19 y estuvimos un par de años viviendo juntos. A los 21 años tuve a mi hija, que aunque no fue planeada, si fue totalmente querida. Al nacer ella, nos separamos.

No tan presente como me hubiera gustado, pero finalmente ahora que mi hija tiene trece años, sí pasa los fines de semanas alternos con su papá. Yo muchas veces le decía, “te estás perdiendo los mejores años de su vida”. Ahora finalmente lo estamos logrando. -Hace una breve pausa y continúa-: Honestamente, mis relaciones son complicadas, soy un espíritu libre.

Te cuento que he trabajado sin descanso desde 2006, sin una pausa, a no ser que fuera algo que mi hija necesitara, afuera de mi trabajo no había nada, hasta que llegó la pandemia, el mundo se detuvo y me obligó a parar a mí también. En eso apareció él. Si no fuera por la pandemia, me consta que jamás nos habríamos conocido. El otro día me bromeaba una amiga: “tuvo que detenerse el mundo para que tú te enamoraras”, jajaja.

Estos últimos dos años en L.A. han sido de mucho crecimiento personal para mí, una locura de transformación. Ahora estoy feliz, nerviosa, orgullosa, de poder decir que estoy comenzando este 2022 completamente nueva: regreso a Nueva York soltera, con mi hija… ¡Y rubia! -exclama divertida presumiendo su nuevo look-. Feliz con mi físico y mi mente. He vivido cosas que me han hecho más fuerte y estoy lista para comenzar este nuevo capítulo en New York y continuar abriendo puertas a muchas mujeres y seguir adelante sin importar lo que ha pasado.

Cuando llegué a California era una mujer independiente, un poquito egoísta, llevaba más de diez años soltera haciendo todo por mí y por mi hija; sinceramente, no le daba mucha importancia a los demás, vivía en una burbuja y el resto del mundo no existía para mí, no me daba cuenta de qué cosas sucedían alrededor de mí.

En estos dos años he aprendido que en el mundo real yo valgo mucho más: aprendí a cocinar, aprendí a hacer cosas básicas, me importó qué estaba pasando en el mundo, me importó la gente, me preocupé por muchas más cosas que solo mi carrera. Hoy me siento una mujer mucho más completa, aprendí a amar, no solo a otra persona en pareja, sino al mundo, a la vida, a valorar el tiempo, se abrió mi corazón.

Durante tanto tiempo mi corazón había estado cerrado, de un trabajo a otro, de un avión a otro… Si quería salir, salía sin tener que preguntarle a nadie, pero he descubierto que yo no soy esa persona. Ahora, después de todo lo vivido, me doy cuenta que, aunque antes me importaba mucho mi familia, ahora me importan mucho más si cabe, me importan mis amistades, me siento más completa.

Lo que más aprendí en esta última relación es que quiero tener pareja, esto del amor me gustó. Llevaba la vida de mi hija entera sin enamorarme, ¡trece años! Toda su vida estuve soltera. Ahora entiendo que me encantaría enamorarme, ser todo para alguien y que alguien sea todo para mí. Pero en estos momentos iré paso a paso, lo más importante vuelve a ser mi hija y mi carrera y seguir creciendo. Y concentrarme en volver a ser feliz, que es lo más importante y eso sí me consta: la felicidad no requiere una pareja.

Físicamente, no tengo preferencias. En cuanto a la personalidad, quiero que sea un hombre feliz, porque la felicidad es contagiosa, una persona que se tome la vida con filosofía, que no se ponga demasiado seria, alguien a quien le guste la vida: reír, hacer chistes, que le guste viajar, la comida, el cine y, lo más importante, que sea de familia. Para mi la familia es muy importante. Quiero terminar junto a un hombre con quien pueda gozar la vida y disfrutar. Me gustaría que fuera una persona espiritual, la oración es muy importante y eso lo llevo dentro desde muy chiquita; que sea trabajador, no hay nada más sexy para mí que una persona que tenga metas, que luche por sus sueños y que los consiga.

En los momentos más difíciles de mi vida, le doy gracias a Dios que siempre he tenido a mi hija conmigo. Siempre llega a darme un abracito, a sentarse a ver una película conmigo, a bailar por la casa… Esas cositas chiquitas, te ayudan a distraer la mente de las tristezas. Esos momentos son los que más cuentan en el bigger picture.

Es una ciudad mágica, no ha perdido el encanto después de tantos años, cada vez que pongo un pie en ella, siento que estoy caminando por una película. Nueva York siempre me abrió sus puertas, me aceptó y me llevó a niveles profesionales que yo nunca hubiera soñado. Pensar que puedo regresar a eso con esta mente y este corazón nuevos, tengo curiosidad por ver qué hago ahora con mi experiencia. La niña que llegó a la gran manzana a los 25 y la mujer que llega ahora a sus 35 son dos personas completamente diferentes. Estoy lista para llegar y buscar todo lo que siempre supe que quería y necesitaba.

Modelar, actuar, hacer películas, producir shows… ¡Todo! No hay nada imposible. La experiencia me ha dicho que el mundo está ahí afuera lleno de posibilidades maravillosas, solo hay que salir al ruedo y tomarlas. Así que me vuelvo a Nueva York, ¡a agarrarlas! -dice riendo.

Siempre valoraré que es una persona que me ha hecho crecer mucho como ser humano y eso se lo voy a agradecer por el resto de mi vida, así como el amor que le ha demostrado a mi hija. Eso lo voy a apreciar por siempre.

Definitivamente. Mi mamá nunca se casó y yo tengo toda la esperanza, quiero casarme con un vestido blanco ¡y que nadie me diga nada! -exclama risueña -. ¿Cuándo y con quién? ¡Eso no lo sé todavía!

Por muchos años dije que no. Yo pensaba que el amor no era algo para mí, siempre sentí que éramos mi hija y yo solas frente al mundo, pero el camino te lleva por donde tienes que ir. Y te juro que yo estaba bien fija en lo que quería hacer y el amor no entraba en mis planes para nada. Así que quién sabe qué traerá ahora el destino… Yo pienso seguir fluyendo.

Que sepa quien es ella, que se conozca, que se valore, que sepa cuánto vale. Créeme que eso ya lo aprendió. Mi hija es un ángel y el ángel de cualquier persona que la conoce. No tengo que preocuparme de ella lo más mínimo. Siempre hemos estado juntas, ha visto mucho, lo bueno, lo malo… Es muy madura e increíblemente inteligente. No me atrevo a pensar a dónde llegará con el tiempo. Es súper calmada, muy lista, lo tiene todo. Le dije que si quería que le abriera una cuenta de Tiktok y ¿sabes qué me contestó? “no mami, quiero disfrutar de ser una niña y trabajar en mí misma primero”. Y yo, ¿excuse me? -recuerda riendo-. Lleva aprendiendo de todo un poco, actuación, música, etc. Ya que cumpla 14 estoy bien intrigada en saber qué quiere hacer en high school y con su vida en general para apoyarle en todo.

Que es muy cariñosa y muy auténtica: lo que ves, es lo que es. Se apasiona por todo, está llena de amor, de emociones. Lo que aprendí de ella es a no juzgar a nadie y a aceptar la vida como viene.

Todos los veranos ella me mandaba con mi familia a Puerto Rico y ahí yo disfrutaba como loca del acento, de la comida… Tu ahora me pones en Puerto Rico, ¡y esa boricua sale!, -exclama con su mejor acento-. Aunque a veces peleaba con mi mamá para no ir, ahora lo recuerdo como lo mejor del mundo

“You lose a hundred per cent of the opportunities you never take…” Pierdes el cien por ciento de las oportunidades que nunca tomaste. Era un poster bien cursi que había en la escuela, pero a mí nunca se me olvidó. Eso se quedó conmigo de por vida. Hay otro detalle más que viví ahí que me marcó. Tuve un consejero en middle school en Miami, Mr. Pereira. Un día me miró, yo andaba en la pura bobería típica de esa edad, me dijo que le siguiera, me sentó en su oficina y me preguntó: “¿Cuál es tu carro favorito?”. Yo no entendía de marcas, pero le dije una que me sonaba carísima: “Lexus”, le contesté, porque sabía que era de lujo. Entonces exclamó: “¿Y por qué estás actuando como un Ford?” Después añadió: “Si quieres ser un Lexus, empieza a actuar como tal”. A mí me impactó tanto... Pensé: “¡Claro! Si yo soy un carro fino… ¿Qué estoy haciendo?”. Ahí supe que merecía algo más, I was a fckg- Lexus.

El mundo de la moda está lleno de diversidad y sí, me encanta saber que fui una de las pioneras en cambiar estereotipos. Antes las modelos eran blancas o negras, altas y flacas; ahora hay un lugar para todas las tallas y para las de piel trigueña, ahora en la moda hay lugar para todos. Es una industria que se adaptó a los tiempos y cambió de dentro hacia afuera. Cuando me pidieron que abriera la pasarela de New York me quedé con la boca abierta, eso no había sucedido nunca en la historia, que a alguien con mi talla de ropa le invitaran a hacer algo así. ¿Sabes cómo alguna vez todos pensamos ¡Quiero cambiar el mundo!? En ese momento, pensé: “¡Wow, mierda, creo que lo he conseguido!”- exclama con una carcajada.

¡Qué locura! Yo, hija de una mamá soltera, sin un peso, y pensar cómo ha cambiado mi vida. Y lo mejor, sin cambiar nada de mi misma para sentirme aceptada, solo por ser fiel a quien yo soy. Incluso cuando tuve a mi hija me dije: yo no voy a ser el cliché de la mujer latina que tiene un hijo y se acabaron sus sueños. Yo voy a perseguirlos y donde vaya, que mi hija venga conmigo. Voy a vivir mi sueño, para que un día mi hija pueda vivir el suyo. Tengo mucha fuerza dentro y, no te voy a mentir, claro que había noches que pensaba, ¿cómo voy a salir de ésta?, ¿qué puedo hacer ahora? Pero aquí estamos. Muchas veces Dios me ha dado señales de que está presente en mi vida.

He vivido muchos momentos irrepetibles gracias a seguir mi corazón. Recuerdo con mucho cariño una vez que me invitaron a desfilar en Copenhagen, y me llevé a mi familia y allí estábamos todos una noche viendo las auroras boreales… Highs and lows, pero cada momento ha merecido la pena. Quiero que las mujeres latinas sepan que no existen los límites para perseguir tus sueños y lograr lo que quieras lograr. -Recapacita y continúa-: Si no fuera de verdad porque yo lo he vivido, no te lo diría con esta certeza. He recorrido el mundo con mi trabajo. Hay días que me pincho el brazo y me pregunto: “¿Denise, todo esto de verdad está pasando?” Pensar que mi colección de ropa esté ahora una tienda de la magnitud de Kohl´s para los latinos de Estados Unidos, donde antes tuvo su colección Jennifer López, alguien a quien admiro muchísimo, ¡nunca pensé que algo así podría suceder!, es increíble.