No hay dolor más grande que la pérdida de un ser querido, y eso lo sabe bien Ariadna Gutiérrez, quien representó a su natal Colombia en la controvertida edición de Miss Universo 2015. La modelo perdió a su padre en 2018 y fue ese golpe tan duro lo que la llevó a padecer depresión. La reina de belleza reveló a HOLA! USA como fue que se convirtió en una persona sumergida en sus pensamientos y sin ganas para levantarse por las mañanas.
En esta lucha contra la depresión —en la que sus amigos y familiares la acompañaron a cada minuto— Gutiérrez encontró un bálsamo de alivio en los caballos. Sí, así como lo lees, los equinos fueron la terapia más certera para salir adelante justo en medio de la pandemia.
¿Cómo fue que detectaste que era depresión y no un simple momento de tristeza o desgano?
En realidad, yo solo me di cuenta cuando pasé por la muerte de mi padre. La muerte de mi padre fue el detonante de eso y me di cuenta de que necesitaba buscar ayuda y darme cuenta por los cambios que estaba pasando y viviendo en ese momento.
¿Cuáles eran los síntomas que tenías?
Los síntomas que yo tenía la principio eran, que yo me quedaba pensando mucho, me quedaba en un tema por días. De repente me encontraba sin ganas de querer hacer absolutamente nada, de estar toda la mañana pensando en lo mismo del día anterior. También hay muchos pensamientos negativos que se presentan cuando uno está pasando por esos momentos. Sentir que todo el mundo es negativo, que todo lo que uno hace algo va a salir mal, eso me pasaba muchísimo y fue así como me empecé a dar cuenta de todo.
Viene la pandemia, ¿cómo te afectó el aislamiento? ¿Repercutió en tu condición?
Misteriosamente, fue lo contrario gracias a Dios. Antes de la pandemia me estaba sintiendo muy bien, cuando recién empezó, sí al inicio había un poquito de incertidumbre, pero encontré una motivación. La motivación que yo tuve fue conectarme todos los días con todos mis seguidores y con mis otros amigos que son celebridades, y empezamos una rutina de hacer ejercicio todos juntos durante la pandemia.
Ese fue le regalo del universo del a pandemia porque gracias a eso emprendí mi primera empresa que se llama TRAIN 4 LIVE y nació a través de escuchar todo lo que estaba pasando la gente y obviamente yo también en ese momento.
¿Cómo llamarías a este capítulo en tu vida?
Definitivamente, la metamorfosis. Una metamorfosis ha sido todo este capítulo de mi vida, porque sí he sentido como ha sido una transformación en mi vida, es como estar en un capullito y poco a poco ir saliendo y abrir mis alas, teniendo más fuerzas que nunca.
¿Cómo contribuyó tu familia en este proceso para ayudarte?
Mi familia vive aquí en Miami, mis hermanas... Somos 4 mujeres y un hombre, 10 sobrinos, una familia gignate. Duramos meses sin podernos ver, fue duro, peor gracias a Dios yo estaba con mi mamá en ese momento y pasar la pandemia con mi mamá de verdad que fue muy lindo.
¿Qué fue lo que descubriste de tu mamá que antes no habías notado?
Las pocas personas que me conocen y saben de mi relación con mi madre... Yo de niña tenía muchos conflictos con ella. Nunca comprendía las cosas que ella hacía, o por qué me crio de la forma en la que me crio. Solamente cuando tú estás con esa persona y conoces su historia y sabes lo que ha pasado y lo que ha vivido, de verdad entiendes y respetas y valoras aún más a esa persona.
La pandemia me ayudó muchísimo a limar esas asperezas de adolescente que traía conmigo. Nos volvimos mucho más cercanas de lo que éramos. Fue una gran compañía. Esa pandemia era lo que yo necesitaba para poder quitarme ese velo de mis ojos y poder ver a mi mamá como la mujer que es.
¿Cómo fue que descubriste que los caballos te hacían bien?
Tengo muchos amigos psicólogos y he ido a terapia muchas veces. Lo de los caballos fue más que todo, no fue específicamente terapia equina, pero fue lo que le hacía falta a mi vida, esa conexión con la naturaleza con los animales. Yo soy amante 100% de los animales y siempre he tenido una conexión muy interesante con los caballos y fue gracias a la pandemia que empecé a hacer más actividades al aire libre, como ir a ver caballos y fortalecer esa conexión que tengo con ellos.
De verdad, es lo que ha llenado mi vida en los dos últimos años. No es tanto como terapia equina, a mí me gusta mucho hacer el salto a galope, lo he hecho competitivamente y esa de verdad es mi pasión. Estar al lado de un caballo, tocarlo, acariciarlo, alimentarlo, limpiarlo. Simplemente estar al lado de él, solo con la energía y las vibraciones que tiene el caballo es sanador. Así ha sido mi relación con ellos y lo recomiendo muchísimo.
¿En qué momento te diste cuenta que necesitabas ese contacto con la naturaleza?
Un día me levanté y dije, ‘mi vida necesita algo, no siento que estoy haciendo lo que me hace feliz, hay algo, hay un hueco en mi ser, en mi corazón’. Sentí la necesidad de conectarme con es parte de la naturaleza. Busqué donde hacían cabalgatas y fui a ese lugar. Ahora estoy entrenando profesionalmente, en competencia y todo, lo mío es el salto.
En este tiempo de introspección, ¿has hablado con tu padre?
Yo hablo con mi papá todos los días. Yo hablo con él diario, de verdad yo sí siento mucho la energía de mi padre, que en paz descanse. Creo muchísimo en los espíritus que nos acompañan.
Mi papá se manifiesta en mi vida todos los días, unos días más fuertes que otros, yo creo que él está preocupado por mí; está ahí cuidándome todos los días porque sí lo siento muchísimo.
A más de dos años de haber empezado con los primeros síntomas y tras la terpaia con los caballos, actualmente, ¿cómo te sientes?
Me siento como una Ariadna completamente diferente, siento que mi vida ha cambiado muchísimo especialmente en los últimos dos años. El crecimiento espiritual que he tenido ha sido bastante. Es un trabajo diario y me siento mucho mejor que como me sentía antes y hay días maravillosos y hay días que sé que tengo que seguir trabajando en mí, pero por lo menos ya tengo una motivación, que es estar mejor que nunca para poder disfrutar las cosas maravillosas de la vida y hacer las cosas que me apasionan.