Adamari López; más fuerte, renovada y atrevida que nunca: ‘Me estoy dando ese lugar que me merezco’

Adamari es la misma muchacha que todo el mundo conoce. Una persona normal, sincera, echada para adelante y con ganas de seguir caminando con la frente en alto.

Creo que he tenido... nuevamente una montaña rusa de muchas emociones por cosas que han pasado últimamente. Estoy tranquila con las decisiones que he tomado, pero eso no quiere decir que no deje de afectar y que emocionalmente no te pegue. Creo que me tocó en un buen momento en el que había empezado a valorar ciertas cosas que quizá había dejado un poco a un lado, y que han hecho que todo este cambio se haya dado. Emocional, física y espiritualmente me encuentro mucho más fuerte, mucho mejor y sigo trabajando para estar bien y para brindarle un gran futuro a mi hija.

¡Espectacular! Me siento muy bien. Creo que dentro de todo he tenido un aprendizaje de vida muy bonito. ¿Que me han tocado momentos duros? Sí. ¿Que me han tocado momentos hermosos? También. Creo que estoy bien, que me aprendo a conocer cada vez más. Sé las cosas que quiero y las que no quiero para mi vida. Valoro un montón a la gente que está a mi alrededor, lo que aprendo de ellas.

También agradezco a la gente que ha pasado por mi vida y que ya no está, para poder aprender de eso que me tocó vivir. Y estoy bien. Estoy lista para seguir aprendiendo, conociendo y seguir adelante.

Hace 17 años atrás, cuando me dio cáncer, empezó a haber una transformación en mí que quizá en ese momento no conocía y no sabía. Hubo una madurez en Adamari que empezó en ese momento y que ha venido a trabajar hasta, quizá, esta Adamari que hoy vemos. En aquel momento hubo un cambio físico en el que estaba más delgada y lo que la gente conocía de mí, de mi carrera, me abrió más oportunidades a ser más fuerte, a crecer, a conocerme más. Y de ahí me tocaron un sin número de cosas que hoy día me han llevado a la madurez y a la mujer que soy hoy.

Hace dos años y medio, casi tres años atrás, me dio esta otra enfermedad -influenza-, en la que estuve también en una situación muy delicada de salud, y volví a poner a prueba mucha de la fortaleza y el empuje que tenía para salir adelante. El WW (Weight Watchers) me da una oportunidad de entrar en sus filas y de vivir esta experiencia de un estilo de vida saludable que te hace concentrarte no sólo en la parte física, sino también en la emocional y en la espiritual, aprendiendo a quererte más, a respetarte más. Creo que lo que la gente está viendo ahora es una transformación de eso que WW me mostró.

El valorarme más, en aprender qué es lo que tengo que dejar a un lado, en todos los aspectos, en términos de comida qué no debería hacer. Empezó hace 17 años, y hoy día me preparó para lo que me tocó vivir últimamente. Uno a veces no lo entiende así o no lo reconoce, pero sigo trabajando mucho en mí. Sigo yendo con una psicóloga, sigo conociéndome para no caer en patrones en todos los aspectos, tanto los alimenticios como los emocionales y los interpersonales.

En general, tiendo a ser un buen ser humano, y tiendo a dejar pasar muchas cosas aceptando a las personas que están a mi alrededor tal cuales son sin importarme cómo me afecte a mí esa relación que tenemos. Respeto a la otra persona con sus ideales, y ese cariño me hace aceptar cosas que no siempre son buenas para mí. No sólo en una relación de pareja, en general. Y me estoy dando ese lugar que me merezco, sin ofender ni lastimar a esa otra persona. Tengo que velar por mi bienestar emocional y físico, porque de eso también depende mi hija.

Quizá el que no siempre muestre cosas que todo el mundo pueda entender, yo sí conozco mi proceso, sí sé cómo está funcionando para mí y sé que voy bien. Al final eso es lo que importa.

¡Llevo este proceso de hacer una rutina de ejercicios y me gusta mucho! Antes de haberme enfermado de cáncer hacía mucho ejercicio, después quizá me fui dejando y pensé que era un proceso en el que me podía permitir muchas cosas y que se trataba de mí, pero me descuidé en la parte física. Y me costó trabajo volver. Lo había intentado, a veces era más firme y a veces me volvía a salir de la tangente.

Estoy en un momento en el que siento mucha paz. Dentro de toda la turbulencia que pueda estar pasando alrededor, y dentro de momentos en que puedo estar deprimida, no dejo de tener paz. No dejo de estar tranquila con las decisiones que he tomado en hacer ejercicio, que ha sido mi manera de canalizar todo lo turbulento que puede pasar. Y sí, es difícil. Me levanto a las 4:30 am, llego a trabajar, mi niña va a la escuela. Cuando salgo del trabajo hago unos masajes de reducción, después me voy a entrenar, después trato de ir a casa a ver si puedo comer algo.

Trato de hacer las comidas siempre en casa. Salgo corriendo a buscar a Alaïa, tiene un montón de actividades. Si no puedo porque estoy trabajando o porque tengo que entrenar porque estuve grabando en la mañana, me turno con Toni para que él también pase tiempo con ella. En ese aspecto tenemos una relación en la que queremos lo mejor para nuestra hija y yo creo que nos van a ver, mientras él quiera estar presente, ahí va a estar. Yo nunca le voy a cerrar la puerta y lo que quiero es una relación saludable por el beneficio emocional de mi hija. Eso se antepone ante cualquier cosa. Y así va a ser. Eso no lo va a quitar nada ni nadie, y yo no lo voy a permitir de otra manera. Mientras él quiera estar ahí.

Significa el padre de mi hija. Ese hombre que siempre va a estar unido a nuestra familia porque nada nos puede separar. Tenemos una niña en común. Y aunque la parte emocional no está aferrada a él de mi lado, sí va a haber una parte de cariño que nos va a unir siempre por el bienestar de nuestra hija. Así que va a seguir siendo una persona importante y va a seguir siendo familia.

Sí, capítulo cerrado. No hay vuelta atrás.

Entiendo que también.

Digo que qué bueno en esta etapa que me tocó, en este momento. No sé si antes hubiera reaccionado igual. Creo que sí, que la autoestima es una parte importante, y quizá, haber empezado un proceso en el que estaba enfocada en mi salud física y emocional, y encontrarme un poco más delgada a la hora que sucedieron todos estos acontecimientos, me dieron más fuerza para seguir enfocándome en mí, en estar bien. En lograr cosas que me habían costado tiempo antes. Y sí, estaba más fuerte ahora en todos los aspectos para poder tomar decisiones. Quizá por alguna razón no las tomé antes.

No quiero decir más... pero creo que me pasó en el momento en el que me tenía que pasar. La vida tiene enseñanzas. No es cuando uno quiera, es cuando Dios dice que estás listo para eso. Me pasó con Alaïa. No era cuando yo quería y decía: ‘Papá Dios, mándamela’. Era cuando él entendía que era lo correcto para mí y así sucedió. Y en este momento igual, pudieron haber pasado cosas antes, y ahora era cuando estaba lista para tomar esta decisión y de la manera que la tomé.

Estoy en un momento en el que quiero dedicarme a mí y a mi hija. Mi prioridad en estos momentos somos nosotras dos y seguir creando esa confianza, ese bonding entre mamá e hija, que ella sienta que estoy aquí, que puede confiar en mí, que siempre le voy a hablar con la verdad.

No estoy cerrada a ninguna otra posibilidad, pero no es en lo que estoy pensando, no es ese mi enfoque. Todavía hay más que quiero lograr. Físicamente quiero seguir enfocada en mi ejercicio, en alimentarme bien, en seguir afianzando ese patrón que he creado hasta ahora, y en crear esa relación hermosa entre Alaïa y yo, y que hemos tenido en estos seis años, y que quiero que siga siendo la base para que cuando ella sea una adolescente o adulta, sepa que mamá siempre va a estar aquí para ella y que guarde y atesore memorias que hemos creado en estos años.

(Risas) Estoy ahora enfocada en mí. No estoy enfocada en otra cosa.

¡Sí! Es que hemos estado ahí para ella. Espero no haberme equivocado y creo que estamos haciendo las cosas como se tienen que hacer. Él siempre ha tenido las puertas de la casa abiertas, y sólo él puede decidir qué relación quiere tener con la niña. En mi aspecto, él siempre será su papá, y siempre va a ser bien recibido, y siempre que quiera va a estar ahí.

Nos van a ver pasando Navidades juntos, despedidas de año, actividades de la escuela de la niña, vamos a salir a comer y a celebrar. O a salir a comer y no celebrar nada, simplemente estar como familia. No vamos a dejar de estar ahí para ella, y yo estoy casi segura de que él quiere estar al lado de su hija. Entonces yo siempre le abriré las puertas de la casa.

¡Ojalá que no! Él tiene sus responsabilidades como papá, siempre y cuando él las quiera asumir en todos los aspectos. Si eso continúa, yo continuaré con las puertas abiertas.

Lo mismo que te digo, pienso que soy una buena persona. El poner un stop... Te lo puedo decir con relación a mi hermana, y te lo mencioné la vez pasada. No sé decirle que no aun cuando siento que están trasgrediendo mi espacio. A veces soy muy permisiva, trato de complacer más a los demás que a mí misma. Puede ser que, por decir una cosa, esto (el vestido) no me guste, pero me lo pusieron. Yo me voy a quedar callada y me lo voy a poner. Me cuesta mucho trabajo contradecir a alguien. Pienso que lo puedo ofender o lastimar y esa no es mi intensión. Prefiero comérmelo con pan y lastimarme a mí misma.

¡No está bien! Y es algo que tengo que trabajar, en ese permitir muchas cosas se aceptan cosas que no son correctas, no sólo de tu pareja, sino de gente que está a tu alrededor, y eso me cuesta mucho trabajo. Es algo en lo que tengo que seguir trabajando, porque puedo volver a cometer el error al tener otra pareja, o al seguir creando amistades. Quizá ese es mi punto débil de siempre. Te lo podrían decir todas mis amistades cercanas, es muy difícil para mí poner límites. Acepto, aunque no esté de acuerdo, y eso trae más problemas y va acarreando otras cosas que terminan en lo que quizá ha pasado.

Estamos ahora separados. Creo que algo tiene que ver ahí... o mucho.

Creo que emocionalmente hoy vemos a mucha gente afectada por muchas razones. La salud mental se está viendo afectada hoy día y lo vemos tanto en niños como en los adultos. La pandemia también nos ha afectado muchísimo. Yo no quiero que mi hija crezca en medio de esta pandemia, separación, cambio de vida... con unas lagunas o vacíos que más adelante van a verse reflejados.

Mi miedo más grande es no poder tener una estabilidad emocional para mi hija que la haga sentirse segura del núcleo familiar que tiene, independientemente de si mamá y papá están juntos o no. Mi prioridad y mi principal preocupación, es ella. Que esté bien emocionalmente y que nos tenga a los dos como papás que se pueden entender, que pueden dialogar, y como papás a los que puede recurrir tanto uno como al otro, en el momento en el que ella lo necesite.

Yo creo que siempre hay un espacio para ser una mejor versión de uno mismo. Y la vida te va sorprendiendo con cosas que no esperas, que tienes que seguir aprendiendo y que tienes que hacer otra versión de ti. Yo me he tenido que reinventar muchas veces, y he tenido que ser una versión mejor de la anterior. A veces lo he logrado, a veces me he quedado en el mismo lugar, pero siempre caminando hacia aprender de lo que me ha tocado vivir. Así que estoy joven todavía, tengo 50 años, espero tener muchas mejores versiones de mí. ¡Que la vida me trate un poquito mejor!

Siempre he querido tener una familia estable, en donde podamos dialogar, donde podamos compartir, viajar, crear memorias. Creo que en ese aspecto es donde más me he tropezado, en donde más caídas he tenido. En términos de salud también la he pasado difícil, pero he podido caminar hacia adelante en ese aspecto. Pero en el otro vuelvo y me tropiezo un poco más.

¡Sí, sí! Sin duda alguna. A lo mejor estoy idealizando ese cuento de hadas de Cinderella, y simplemente tengo que ser una mujer moderna. Hace poco, Camila Cabello hizo Cenicienta, estuvimos ahí. Estaba su príncipe. Camina al lado mío y déjame realizar como mujer. A lo mejor eso es lo que me toca, esa realización en donde puede haber alguien, pero no es ese cuento tradicional de hadas que me imaginaba de chiquita.

No, porque ha habido un aprendizaje. Hace unos días Cristián de la Fuente decía que la vida no podía ser plana, sino como un electrocardiograma cuando el corazón va latiendo. Tienes momentos altos y bajos. ¡Pues qué chévere! Porque eso quiere decir que hay vida. Si es todo flat y no pasa nada, pues es todo muy aburrido, no aprendiste nada, no viviste nada, no hiciste nada interesante. Bueno, afortunadamente, he tenido muchos latidos del corazón y eso me mantiene viva.

¡Fíjate que sí hay cosas! (Risas) Siempre pensando en que la carrera en la que nos desenvolvemos es inestable, sí me gustaría crear una marca de algo que pueda estar paralelo a mi trabajo. Siempre se me ha ocurrido algo que tenga que ver con moda, que me gusta mucho, o cosas del hogar que la parte de decorar me agrada. Pero me gustaría que fuera con mi hija, no es algo que quiera hacer solo para mí, sino algo que me gustaría crear para nosotras dos.

En estos días mandé a hacer una cosa que todavía no sé cómo me va a salir, y que lo voy a intentar primero en el colegio de Alaïa, algo que mandé crear. Tiene que ver con ella (risas), ¡es una tontería! Vamos a sacar una línea de delantales mamá e hija y unos paños para cocina. Lo voy a sacar en un bazar de la escuela, ella puso sus letras, es su handwriting y colores. Hicimos un concepto en donde la naturaleza también tiene mucho que ver porque todo está utilizado con materiales naturales. No hay nada dañino para el medio ambiente. Los colores y las tientas que vamos a usar están sacadas de la cáscara del aguacate, de la corteza del árbol... las telas son naturales. Y quiero crear algo como eso, aunque ahora sólo va dirigido a la venta escolar. Pero no sé si más adelante salga algo más que sea accesible al público.