Pepe Aguilar y su familia se llevaron el susto de sus vidas este lunes por la tarde. Lo que parecía un vuelo más en su agenda, se convirtió en una terrible experiencia para cada uno de los miembros de la Dinastía Aguilar, quienes viajaban con destino a Los Ángeles cuando de un momento a otro su avión privado se despresurizó. Aún con el miedo presente, pero más tranquilo por haber llegado al aeropuerto, el padre de familia relató la experiencia que calificó como “interesante”.
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“Hace como una hora, una hora y cuarto, el avión en el que venimos se despresurizó. Es la primera vez en la vida que nos pasa esto”, dijo el cantante mientras grababa a los integrantes de su familia. En su cilp, Pepe dejó ver que viajaba junto a su esposa Aneliz Álvarez, sus hijas Ángela y Aneliz; además de su hijo Leonardo y su perro, Gordo .
Aunque aún estaban espantados por lo que habían vivido, también se mostraron aliviados por haber llegado al aeropuerto LAX y tocar tierra firme sanos y salvos. En el video no se aprecia si Ángela estaba dormida o sólo bastante asustada como para mirar a la cámara. Su hermana aún estaba alterada por la situación y Leonardo ayudó a su padre a relatar la experiencia.
Pepe Aguilar, en busca de tomar el control
La situación, que obligó a los pasajeros a usar las mascarillas de oxígeno de emergencia, estuvo bajo control gracias a los pilotos que lograron descender el avión de manera inmediata a una altura en la que se pueda respirar sin ayuda externa. De lo contrario, las consecuencias podrían ser graves para la salud de las personas a bordo por la falta de oxígeno.
“Está interesante porque no puedes hacer nada. Y también está interesante cómo reacciona cada quien con ese rollo. Yo quería saber qué pasaba, quería tener el control, soy un control freak”, contó Pepe.
Y es que, aunque intentó tomar el control de lo que ocurría, lo mejor era permanecer en su asiento. “Me quito la mascarilla, me levanto y cuando voy caminando hacia los pilotos me empiezo a desvanecer. ¡Qué mala idea! Llegamos a 38 mil pies y tuvimos que bajar de volada”. Al final, todo quedó en un susto, y en las ventanas se podía ver que el avión había aterrizado en su destino y sin más percances.