Roselyn Sánchez es una de las estrellas latinas que ha sabido conquistar con tesón y talento, el difícil mundo del entretenimiento en Hollywood. La bellísima boricua de Fantasy Island está imparable en uno de sus años de más éxito profesional, pero ¿qué está pasando con su vida personal? Muchos meses envuelta en rodajes lejos de casa y un problema de salud llegaron a complicar un poco las cosas a esta mujer valiente que sacó las garras para salir adelante. ¿Sabes cómo lo hizo?
Roselyn nos muestra con sinceridad a la mujer de carne y hueso, que existe detrás de la famosa actriz que todos conocemos en esta preciosa exclusiva para nuestros lectores de HOLA! USA.
“Con la cabeza bien puesta sobre los hombros, siempre he estado pendiente que mi carrera sea limpia, bonita y que sirva de inspiración”
Las dos cosas: nunca he tenido problemas terribles a nivel personal o profesional y siempre estuve pendiente de tener una carrera íntegra. Vengo de tener una crianza muy normal, de gente sencilla y buena en Puerto Rico. Mi mamá siempre me enseñó a que tuviera carácter fuerte, pero que no fuera “parejera”, que decimos en mi tierra, malcriada. Con la cabeza bien puesta sobre los hombros, siempre he estado pendiente de que mi carrera sea limpia, bonita y que sirva de inspiración... Me fastidia bastante la gente que tiene una carrera exitosa o se hace famosa a costa de bochinche.
¡Desde luego! Imagínate, yo era la única niña y la menor de mi familia. Me crié con cuatro hombres, mis tres hermanos mayores, el menor me saca cinco años, y mi papá. Aunque siempre digo que me criaron cinco hombres, porque mi mamá tiene un carácter de hombre también. Es lo que conozco, lo que viví. Mi vida tenía dos caras: por un lado, era súper fan del boxeo, porque los fines de semana en casa siempre se veían las peleas de box por televisión, es mi deporte favorito al mismo tiempo, siempre amé el ballet porque lo bailo desde bien pequeñita. Por un lado, me gustaba boxear con mis hermanos, treparme a los árboles, jugar con el lodo, pero mi lado femenino se alimentaba de mis clases de ballet, toda una señorita con mi moño en lo alto y mi tutú blanco.
No me puedo quejar, sería mal agradecida. Creí que me iba a ser más fácil de lo que fue, he vivido muchas alegrías y también mucho llanto. Pero es como todo en la vida. Si yo me retiro mañana y escribo un libro, el 90 por ciento sería agradecimiento, gracias a Dios, a la vida, a mis ángeles, porque yo he trabajado consistentemente por 25 años; aunque, tampoco te voy a negar que si cierro los ojos y pienso como yo veía mi carrera cuando me mudé a New York, me hubiera pensado en otro sitio aún mejor, porque creo que tengo un potencial mucho más grande de lo que me han dado la oportunidad de demostrar. ¿Por qué? Por mi acento, por mi físico, por de donde yo vengo, ¡por los estereotipos! Ahora también por la edad. ¡Pero, de verdad no me quejo! Tengo 48 años y soy el personaje principal de una serie de televisión americana, así que la vida me ha premiado con la suerte de seguir trabajando y aparentemente podré hacerlo por muchos años más: reconozco que me conservo bien, gracias a eso voy a poder comprarme quince años más de carrera.
¡Perdóname!
Nunca le había tenido miedo al tiempo, ni lo pensaba, si te soy honesta. Pero ahora que soy mamá, mi primera hija la tuve a los 38 años y el segundo a los 44, no te voy a negar que me da un poquito de temor envejecer, sobre todo por la salud. Le rezo a papá Dios. Tengo dos niños que tengo que criar por muchos años todavía. Veo a mis papás, tienen más de 80 años los dos y están muy bien, pero yo recuerdo a mi papá como un gran corredor, deportista, lleno de vida, el alma de la fiesta, y ahora está con el nervio ciático, la rodilla… Es como una sombra de lo que era. Ahora, como mamá, pienso que cuando mi niño tenga veinticinco años, voy a ser una señora muy mayor. Me mantengo con el ejercicio, cuido mi salud, cuidarme siempre para mí ha sido muy orgánico, ha sido parte de mi vida sin pensarlo, pero ahora me veo en la posición de hacerlo por obligación. Ya no es hacer el ejercicio porque me gusta o me apetece, ahora es “Roselyn, tienes que hacerlo porque cuando tu nene tenga 30 años y se case, tú quieres estar ahí”. ¡Dios mío! Necesito estar saludable, no por mí, por mis hijos.
Por ejemplo, mis últimos dos trabajos han supuesto un fuerte estrés en mi vida. Antes de grabar “Fantasy Island” pasé tres meses en Miami grabando otra serie y después, los tres meses y medio más en Puerto Rico. Total, he estado casi siete meses fuera de casa. Ha sido bien duro, es duro para el matrimonio, es duro como madre. Cuando tengo que decirle a Eric que me voy de casa seis semanas porque tengo una película o una serie, él lo entiende, porque al ser actor él también pasa por eso y lo respeta. Por otro lado, es una jodienda, por eso mismo: dependemos de un negocio en el que tenemos que estar viajando constantemente y las horas son interminables. Hasta ahora, a Eric no es que le encante, porque me lo echa en cara algunas veces: “Oye Roselyn, sé más consciente a la hora de elegir un trabajo porque imagínate, te vas otra vez ahora y los nenes…”, me replicó en alguna ocasión. Pero a la vez, ha sido un hombre que siempre me ha respetado y me apoya, no es el típico hombre que te dice “o el trabajo o yo”. Tengo que reconocer que él trabaja en nuestra relación más que yo, porque es mucho más romántico y está mucho más pendiente, si te soy sincera. Cuando yo regreso a casa y me organizo, él siempre se preocupa: “Roselyn, tenemos que tener un “date” al menos un día a la semana”, él me ubica. Si fuera otro, no lo aguantaría.
En cuestión de la maternidad es bien difícil. Durante los tres meses que estuve en Miami, los niños vinieron dos semanas y luego cuatro días. Estuve grabando una serie que saldrá el año próximo con Kate del Castillo, Jeimy Osorio, Silvia Sáenz… Una propuesta espectacular y mi primera serie en español. A nivel actoral, fue una experiencia impresionante, soy muy fan del trabajo de Kate y me moría por hacer algo en español, que es mi idioma, eso fue exquisito, pero te confieso que el resto fue penuria. Esa vez en particular me dio muy duro estar lejos de mis niños. Lo sabe la gente del crew, los actores, los de pelo y maquillaje, que en los sets se vuelven tu familia porque pasas tanto tiempo con ellos… Si no llega a ser por ese trailer de pelo y maquillaje, yo me vuelvo loca. En pleno “revolú” con el rodaje, lejos de mis hijos y recién operada.
Sí, tuve una operación grandísima. Se supone que no podía volver a trabajar durante un tiempo, pero como soy muy ambiciosa y me encanta trabajar, acepté y caí en cuenta del error una vez ya era muy tarde. Ya me había comprometido, ya estaba ahí en el set… Pero, energéticamente, fue muy drenante. Tenía que verme fabulosa para mi personaje, una mujer hermosa y temeraria, y yo me exigía estar al tope: “Me siento bien, no me duele nada”, me repetía para salir adelante, y eso acaba drenando tu energía. Frente a la cámara me veía espectacular pero después del “corten”, solo quería meterme en la cama para echarme a llorar. Aprendí bastante de esa experiencia y, gracias a Dios, tengo la suerte de ser fuerte como siempre lo he sido y de tener a mis ángeles. Cuando la gente vea el show, no se dará cuenta porque yo estaba lista y preparada como la profesional que soy. Nadie se va a dar cuenta de que me dolía muchísimo el vientre, que se suponía que ni podía ni debía andar con tacones, que hacía un mes que no veía a mis hijos, la audiencia no se entera de esas cosas normalmente y, como suele decirse, “the show must go on”.
Desde que tengo uso de razón, desde que tuve mi primera menstruación a los once años, yo padecía de endometriosis, una condición que padecen millones de mujeres en el mundo, aunque es un tema bastante tabú, a las mujeres no les gusta contarlo. Esta condición te cambia la vida. Sufres mucho dolor unos días al mes, te causa mucha inflamación, te causa mucho dolor en las relaciones, no es nada gracioso. Tu zona pélvica siempre está incómoda. Ya todo el mundo sabe que pasé un proceso de fertilidad, que me costó muchísimo quedarme embarazada, era parte del problema. Tuve mis dos hijos y mucha gente decía que eso me ayudaría a controlarlo pero, en mi caso, se puso peor. Así que tomé la decisión de que ya no quería vivir más así y me hice una operación bastante difícil, donde te extirpan el endometrio de raíz y a su vez la cirujana me convenció de que me hiciera una histerhectomía, no completa, porque me dejó los ovarios, que están muy sanos gracias a Dios, pero me aconsejo que me quitara todo lo demás. La operación duró cinco horas, me extirparon el útero, el cérvix, las trompas, apéndice… Fue una operación bastante difícil y la recuperación era bastante larga, pero justo ahí me surgió la oportunidad de hacer la serie con Kate, con Telemundo NBC-Universal, y aluciné con el libreto, y aluciné de poder trabajar con Kate, y pensé: “Me levanto de la cama y me voy”.
Nunca me había hecho una operación en la vida, era la primera vez que yo pisaba un hospital para algo, solo había estado para dar a luz a mis hijos. Nunca sabes el riesgo de la operación. Da un poquito de angustia, también porque no puedes explicárselo a los niños, ni iban a comprender.
Eric es un buen hombre. Me encantaría que aprendieran eso de él. Adora a su mamá… Mi suegra se divorció del papá de mi esposo cuando él era un niño pequeño y nunca más se casó, así que la vida de su mamá fue su hijo y la de él, la de su mamá. Ahora la vida de su mamá son mis hijos, sus nietos, y yo he tenido una suerte enorme con eso. Tengo a la nana desde que mi hija tenía seis semanas junto a mi suegra, así que tengo a dos personas conmigo cuidando mis hijos, como si fueran hijos suyos. Es una gran bendición. También me encantaría que mis hijos aprendieran la disciplina de mi esposo, es maravillosa. Eric es además una persona muy amable, tiene muchas cualidades muy bonitas.
¿De mí? ¡Ay, Dios mío! Que aprendieran mi perseverancia y a no aceptar un no como respuesta, que nadie les corte sus alas y mi ética de trabajo. A mi hija, desde los cinco años, le recuerdo que tiene que ser siempre independiente, que sea autosuficiente, que trabaje y no dependa de nadie, es súper importante que mi hija aprenda eso. Yo espero que sí, las veces que me voy te juro que es duro, y siempre le digo: “Esto lo hago por ti, para darte esta vida, para tu educación”.
Antes de salir para Miami al rodaje del que te hablaba antes, le dije a mi niña: “Mamá se tiene que ir ahora a Miami porque tiene que trabajar”. Ella me miró a los ojos y me contestó: “Mamá no tiene que trabajar, mamá elige ir a trabajar”, y yo por poco me muero. Ahí tuve que sentarme con ella y le dije: “Mami, tú sabes lo feliz que es mamá actuando cuando trabaja. Esta habilidad que me Dios me dio y quiero sacarle provecho. Yo quiero que de mayor tú seas así, que seas feliz con lo que hagas”. Ella me escucha… ¿Cuánto me está entendiendo? No sé, porque ella me mira y me mira… Es brillante y yo espero que lo entienda.
“Nunca en mi vida, no recuerdo haberme acostado sin quitarme el maquillaje. Por otro lado, no soy muy fan de las cremas y nunca me he hecho una cirugía estética. Me porto bien, me trato bien”.
Sí, es difícil el balance, pero ahí vamos. Ella tiene nueve años y el nene, tres y medio.
La impaciencia... soy muy impaciente, ojalá no salgan a mí en eso. Y que no sufran como yo de claustrofobia, eso me da mucha angustia, porque es un problema que me han visto padecerlo, es algo que me produce una ataque de pánico y lamentablemente me ha sucedido frente a ellos. No quisiera que eso les afecte y que me salgan con esa condición.
¡Me desnudo frente a la gente, es terrible!
El momento cuando estoy con mis hijos, en el downtime, en su cuarto de juegos, los veo bailando juntos, aunque pelean en cantidad, hay momentos que se aman y otros que no se soportan, como todos los hermanos… Pero cuando están de buenas y les ves haciendo sus coreografías y ves que la niña juega a ser la mamá del baby y los veo como dos niños felices, digo: ¡wow! algo estaré haciendo bien, porque tengo dos niños que son felices, que se ven contentos. Eso para mí es la mayor felicidad. Es algo curioso. Yo no me acuerdo de mi vida antes de haber parido. Mi vida comenzó el 4 de enero de 2012, cuando nació Sebella, es algo muy impresionante.
Un bajón que me pone muy mal es cualquier cosa negativa que tenga que ver con mis hijos, obviamente. Afuera de eso, cuando se me muere un perrito. Soy amante de los animales, mis primeros hijos fueron mis perros y cuando se enferman o se mueren, también me quiero morir.
Hago mucho ejercicio, bailo ballet desde los cuatro años y he bailado durante muchos años más. Para mí es muy importante el movimiento, estar activa, me gusta hacer ejercicio, nunca he bebido, no sé que es una gota de alcohol, nunca he fumado, no me consta que esa sea la razón por la que me veo más joven, pero los médicos dicen que esa es la clave: vida sana y sin vicios, dormir bien, comer bien y sano... Nunca en mi vida, no recuerdo haberme acostado sin quitarme el maquillaje. Por otro lado, no soy muy fan de las cremas y nunca me he hecho una cirugía estética. Me porto bien, me trato bien.
Créditos:
Fotos: Nunu @nunupictures
Maquillaje y Peinado: Paul Anthony @paulanthonylove
Vestuario: Poshenko @posshenko
Locación y Catering: Chef Misael Guerrero @misael.chef
Look Cowgirl
Sombrero: @gladystamezmillinery
Camisa Blanca: @maisonpriveepr_la
Joyería: @androhmeda
Look Green
Vestido: @rccaylanatelierofficial / @regardstylehouse
Sombrero: @gladystamezmillinery
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Look flowers
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