Soltero y sin compromiso, con una vida entregada en cuerpo y alma a su trabajo, que es en realidad su gran vocación desde niño, el atractivo actor mexicano Eugenio Siller goza de un éxito sin precedentes en su larga carrera gracias a su increíble interpretación en el papel de Chema en la serie de Netflix, “¿Quién mató a Sara?”.
Aprovechando un descanso entre rodaje y rodaje, visitó su hogar en Los Ángeles para descansar unas semanas y convivir con nosotros para contarnos cómo va su vida tras las mieles del triunfo, hablarnos sin tapujos de lo más bonito que le pasó en la vida y también de lo más triste, además de descubrirnos su eterna paradoja por culpa del color de su piel.
Posando así de bello desde las playas de Málibu en California, esto fue todo lo que nos dijo este súper galán de novela.
“Se me olvida que soy famoso. Hay veces que la gente me mira fijamente y me pregunto inseguro:¿qué me ven?, ¿qué traigo?”
Entré pensando que era muy buen proyecto, contaba con que le iba a ir bien en Latinoamérica pero, por ser en español, nunca jamás me imaginé que iba a ser este exitazo a nivel mundial, en más de cien países. Tanto la primera como la segunda temporada ha estado entre los Top 10 mundiales de Netflix, incluso fue la número uno varias semanas. Es la primera serie que Netflix decide doblar en 8 idiomas.
El personaje me llamaba mucho la atención, me encantó el libreto. Cuando me dijeron que haría la audición para el papel de Chema fue una gran sorpresa. Nunca había interpretado el papel de una persona gay y era un gran reto, desde luego. Desde el principio me dijeron que habría escenas subidas de tono y era algo que nunca había hecho antes, así que le tenía un poco de respeto porque soy bastante pudoroso para eso y me daba mucha pena entrar a esos terrenos, miedo, incertidumbre, por ser algo con lo que no estás familiarizado para nada.
Sí, consulté con mis padres y con mi hermano, somos una familia muy unida. Yo ya había decidido hacerlo, pero de todos modos les pregunté: “oigan, me llegó esta propuesta, ¿qué opinan?, porque yo no quiero hacer algo con lo que Vds. no vayan a sentirse cómodos”. Los dos me dijeron: “¿De qué hablas? No tienes ni que preguntar, es tu carrera y a eso te dedicas. Qué profesión la tuya, mañana eres abogado, al otro licenciado, pasado un asesino, después golpeador de mujeres… ¡Qué maravilla, qué gran reto saber que puedes interpretar de todo!”. Era lo único que necesitaba para estar seguro al cien por ciento de que quería hacerlo.
“Si no hubiera tenido el éxito que he tenido, no hubiera protagonizado una novela, mis amigos de adolescencia no me pelarían ahora y seguirían burlándose de mis sueños”
Muchísimo más. Especialmente, porque antes la gente que me reconocía era latina y ahora en Estados Unidos, la gente se me acerca: “Are you the guy from the show?” Me pasa mucho ahora, me sorprende, porque traigo a veces la máscara y todo y me reconocen por los ojos o el pelo o algo.
¿Sabes que no me acuerdo? Yo no tengo la noción de que la gente me reconoce porque soy actor… ¿Puedes creer que eso se me olvida? Vivo la vida tan normal afuera de los escenarios, que hay veces que alguien me mira fijamente y yo nervioso pienso, ¿qué tengo? ¿qué me ven? ¡Se me olvida qué quizá me han reconocido por mi trabajo! –confiesa riendo con ganas.
Estoy en ello, me encantaría, pero no porque sea Hollywood, sino por el nivel que existe de producción, de dirección, de medios, es impresionante, Pero igualmente te digo que me encantaría actuar en España, porque me fascina lo que se hace por allá, igual que en Italia… Creo que hay un momento para cada cosa y sucederá si tiene que suceder. El exposure que me dio esta serie es impresionante, eso desde luego. Pero no digo “sueño con Hollywood” pero sí sueño con trabajar al mejor nivel del mundo, sea donde sea, en personajes que me asusten y supongan un reto que me saque de mi zona de confort.
“De niño siempre era el raro en mi ciudad”
Soy la contradicción más grande desde que nací… -confiesa con una sonrisa-. No luzco como mexicano, aunque amo mi país y soy cien por ciento mexicano; eso me dio unas ventajas y desventajas para la televisión en su momento. La pequeña ventana que había para actores como yo, me la gané en México y me abrió muchas puertas. Pero de nuevo, al llegar aquí, eres mexicano, pero no pareces latino, pero no tienes la cultura americana al cien… ¿En dónde te acomodamos? Mi inglés es perfecto, pero me mandan para castings latinos y esos no me los van a dar. Una vez me llamó mi agente y me dijo: “oye, ¿crees que puedas hacer de latino en este papel?” Y yo le contesté: “¿me lo preguntas en serio? No es que lo haga, ¡soy mexicano! Es que soy latino, claro que lo puedo representar”. Pero luego la descripción física del personaje es pelo negro, piel oscura…
Una vez lo hice para un papel. Pero en este momento, creo que la gente tiene que tener la visión de imaginarme con el pelo blanco, negro o pelirrojo. El color de mi cabello no me define como actor, porque me pinto el pelo de negro para algo y al día siguiente me sale otra que necesitan el pelo rubio porque es mi color y ya no puedo hacerlo. “Hazlo, Sofía Vergara lo hizo y le fue muy bien”, me han dicho muchos. Pues yo creo que no es así. Creo que era su momento y por eso le tocó. Cuando los hombres se tiñen se nota mucho, luego me sale la raíz rubia y parece que estoy pelón –bromea-. Pero sí, soy una contradicción en mi país y aquí, así que tengo que nadar contra corriente en eso. Lo bueno es que no me he cansado. –Recapacita unos momentos y continúa: -Nado siempre en las aguas de eres latino, pero no lo pareces; eres mexicano, pero no lo pareces; son en las que he tenido que nadar siempre. Y veo conocidos que sí parecen mexicanos y que les fluye mucho eso en el trabajo y yo pienso… ¿Cuándo me tocará a mí nadar a favor de la corriente? –se pregunta riendo.
Me mude a esta ciudad desde Miami en el año 2013. Me enamoré de la ciudad, pero al principio fue durísimo. No conocía a una sola persona aquí. Pasaba días enteros sin hablar con nadie. Nadie, es nadie. Es una ciudad muy individualista en ese sentido y tienes que pelear por tener amigos. En cuanto al trabajo, tener amor propio en esta ciudad es lo más importante: si no tienes amor propio, te hunden. Tienes que tener la piel muy gruesa para que no te afecten los comentarios: pensé que ibas a ser más alto, más corpulento, no me gusta tu voz, adiós, que pase el siguiente… Y tu tres días estudiando para un papel y cuando llegas no te dejan ni hacerlo. Al principio me afectaba muchísimo.
A trancazos, sufriendo mucho hasta que dije, ya, me vale. La experiencia y la madurez, tener muchos años en esto, llega un punto en que dices: ya no la voy a sufrir, voy a aprender a relajarme.
Sí, nunca lo voy a olvidar, estaba haciendo un casting para una serie y para mi personaje yo daba el perfil perfecto. Llegué a la audición y mi tope con veinte como yo, todos con mis rasgos, pero mucho más perfectos, dos metros, bronceados, ¡todos parecían modelos! Pensé ¿me voy? Y comencé a animarme a mí mismo: ninguno de estos tienen las horas de vuelo que tengo yo, ¡vamos a darle! Se alcanzaba a escuchar los castings desde afuera y cada uno que entraba era mejor que el anterior, el que parecía un modelo decía que había estudiado actuación, pero también la carrera de psicología para comprender a los personajes, con un master en criminología porque le gustaban las series de terror… ¡Todos con un nivel de preparación sublime! Qué pensé, ay Dios, tengo que aprender muchísimo todavía, porque aquí voy a competir con lo mejor de lo mejor.
Pocos. Pero los pocos que tengo son de muchos años, son leales, algunos estudiaron conmigo y me sigo llevando con ellos. En esta carrera conoces mucha gente cuando estás trabajando, pero luego termina el proyecto y muchas veces no los vuelves a ver. No es porque sea muy reservado, pero soy mucho de energías.
Soy fácil en el sentido de que soy muy alivianado. Me llevo bien con todos, no hago problema por cualquier cosa. Soy obsesivo con llegar puntual, estudiado, saberme mis líneas, estar listo cuando tengo que estar. Siempre llegaré temprano y preparado. Me dicen que es padre trabajar conmigo porque es divertido. Entre tomas me la paso bien y trato de hacer el momento ameno, conocer a toda la gente del crew y pasarla bien en el set durante las esperas. ¿Lo más difícil a la hora de trabajar conmigo? Puede ser que precisamente mis cosas buenas, sean complicadas para los otros. Si me dices “te necesito a las 6 de la mañana en el set” y al final no empezamos hasta las 10, te lo voy a hacer saber. Mi vestuario… ¿Si me hice mil pruebas de vestuario, porque ahora el pantalón me queda grande y tengo que andar con una pinza cuando estoy sentado y se me está clavando?; estar helado afuera esperando por un maquillador… Cosas así que yo me exijo, también creo que es justo que lo hagan los demás. Pero si he protestado, lo hago con educación. Me sale el carácter solo si me aprietan muchos botones, jamás soy grosero pero sí puedo ser muy directo cuando algo se me hace muy injusto.Es una carrera muy gratificante pero muy cruel. Amo lo que hago, cuando gritan acción, pero todo lo que pasa alrededor, trato de llevármela leve –reconoce.
Uno de los más difíciles fue el momento en que creí que iba a perder a mi mamá por culpa de una enfermedad. Mi mamá padecía de migrañas y comenzó a hacerse estudios, aunque no lo sabíamos. Un día mi hermano y yo recibimos la llamada de mi papá en México: mañana operan a tu mamá. Tenía un tumor. Entramos en shock, no encontrábamos vuelo y tomamos un camión a Monterrey durante horas, sin poder dormir en toda la noche, se nos hizo eterno… Se te pasa de todo por la cabeza. La culpabilidad de vivir lejos de ellos, pensar lo que me había perdido. Al llegar, la vimos solo justo antes de que entrara al quirófano, dos minutos. Ella con su sonrisa, haciéndome sentir bien –recuerda con mucha dulzura en su mirada–. La operación fue larguísima porque se complicó. Estábamos muertos de miedo y todo fue a peor, salió directa a terapia intensiva, le dio un derrame cerebral, la tuvieron que operar de nuevo. Yo me conchababa con las enfermeras para que me dejaran estar dentro lo más posible, me escondía bajo sus escritorios cuando llegaban los doctores… La experiencia me hizo vulnerable, empático, nos unió mucho como familia. Mi mamá volvió a nacer para nosotros, para ella misma también. Tardó varios años en recuperarse porque le quitaron un pedacito del cerebelo y le afectó el equilibrio.
“Mi vida es pura paradoja: en México no parezco mexicano y en Estados Unidos no parezco latino”
Entendí que la salud no se compra absolutamente con nada: ahí no te salva ni el carisma, ni la personalidad, ni las relaciones, ni el dinero. En esos momentos entiendes que el ser humano es tan, tan frágil; que estamos de prestado. Dicen que la muerte está tan segura de que nos va a alcanzar al final, que nos da toda una vida de ventaja en la carrera. Una vida para que la disfrutes y la vivas como quieras. Yo ahora, que soy más maduro, que he vivido más y me ha tocado vivir más de una experiencia difícil, trato a diario de disfrutar la vida, de dar gracias por todo, valoro mucho todas las cosas y trato de no estresarme por tonterías. Yo soy workaholic, mi vida es mi trabajo, y hay veces que tengo que detenerme y disfrutar las pequeñas cosas. Me hago una pregunta muy importante, ¿soy feliz? Es un trabajo personal.
Son empresarios, todo “go green”, trabajan con productos ecofriendly y biodegradables de limpieza para hospitales, restaurantes, plantas de tratamiento de agua, remediación de suelo, lagunas, etc. Productos bio-enzimáticos, a base de bacterias que consumen lo malo.
A mis papás y a mi hermano, siempre. Estamos muy unidos. Saben absolutamente todo de mí. Les hablo para todo. Desde que existen las video-llamadas, hablamos a diario, incluso más de una vez al día. Estamos constantemente en contacto.
Tener una familia tan unida como la que tengo y poder vivir de la carrera de mis sueños. Hago lo que siempre quise hacer desde que era muy chiquito, toda mi infancia quise estar arriba de un escenario, cantar, actuar, y soy consciente que muy poca gente consigue vivir de sus sueños. Son las dos cosas más bonitas que la vida me podía regalar.
De niño siempre era el raro en mi ciudad. Crecí en una ciudad chiquita y conservadora, yo era el apestado porque me gustaba el teatro, el cine, la música… ¿para qué te quieres ir a México?, nunca la vas a hacer, qué pérdida de tiempo, uno de cada mil lo logra… Llegué a sentirme un extraño entre mis amigos de los 15 a los 18. Tenía sueños, ambiciones, quería abrirme al mundo, irme a la ciudad. Ellos me echaban a un lado, se burlaban, fue una época difícil para mí
¡No sé! –exclama con una carcajada-. Después de muchos años, ya que me fue bien, esos mismos me veían y me decían: “¡Eugenio, amigazo, mi esposa es súper fan tuya, por favor mándale un saludo, ¿cuándo vuelves?, te queremos invitar a la casa!” Por un lado, lo miro con cariño; por otro pienso, wow, si no hubiera tenido el éxito que he tenido, no hubiera protagonizado una novela, no me pelarían y seguirían burlándose de mis sueños.
¡Ellos siempre! Al principio, cuando no pasaba en nada, no me quedaba en nada, llamaba a casa a punto de tirar la toalla, triste y cuestionándome todo. A otra gente sus papás les decían: “¿ves, te dije que eso no iba a ningún lado, que estudiaras algo serio, vuelve a casa”. Los míos, todo lo contrario: “ten paciencia, lucha, es tu sueño, es lo que quieres, tu papá también luchó mucho hasta establecerse, al menos vas a estar haciendo lo que te gusta y no sufriendo en algo que odias”, me repetían.
Muchas felicidades por todos tus éxitos y, ¡que te vaya muy bien en el rodaje de tu nueva temporada! ¡Vuelve para contarnos!
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