Como todo buen viajante incansable, Raúl de Molina ha recorrido medio mundo acompañado siempre de su esposa, Mily y su hija, Mia, quien en el pasado mes de abril cumplió 21 años. En esta ocasión, el carismático presentador de El Gordo y la Flaca (Univision) se ausentó por unos días de su programa diario junto a Lili Estefan para relajarse en su lugar favorito del mundo: The Big Island en Hawái, desde donde conversó con nosotros en exclusiva para los lectores de HOLA! USA, después de que su pareja atravesara un delicado episodio de salud debido al coronavirus.
He viajado a más de cien países alrededor del mundo, 108 quizá, he visitado casi todas las islas más famosas, Bora Bora, las Mauricio, Zanzíbar, Fidji, el Caribe… Hawái es mi favorita por mucho y sigo regresando todo el tiempo. Hay mejores playas en el mundo, seguro, pero aquí hay algo interesante: esto son los Estados Unidos y todo funciona perfecto, una ventaja frente a otros lugares maravillosos que son un poco más primitivos.
Es una tierra de contrastes fascinante. El volcán de Hawái es la montaña más grande del mundo, solo que comienza debajo de la tierra, pero si mides desde el comienzo bajo tierra hasta la cima, es más alto que el Himalaya. También, el lugar donde más llueve en Estados Unidos está en esta isla; pero, en cambio, es muy raro que llueva de este lado donde estamos, aunque si cruzas la montaña, la vegetación y las rocas volcánicas son algo digno de verse, increíble. Aquí estás en un clima más seco y árido y del otro lado, es todo verde, lleno de pinos, caballos… Y pasas del calor al frío: en lo alto de la montaña, llega a haber solo hasta treinta grados Fahrenheit.
Estaría en las islas griegas. Hemos estado tres veces y nos encanta. Otro de mis lugares favoritos del mundo es Casa de Campo, tiene de todo y es bellísimo, la atención dominicana es maravillosa.
Me levanto temprano, desayuno un café con cualquier cosita y me voy a la playa a eso de las 8:00 am; estoy ahí hasta las 12:00 pm y de ahí nos vamos a comer algo, volvemos al hotel y nos quedamos en la piscina hasta eso de las 4 de la tarde, nos bañamos, nos vestimos y nos vamos a cenar a las 6 de la tarde. A las ocho y media, lo más tardar, ya estoy en la cama y antes de las nueve ya estoy dormido, no he tenido tiempo ni de ver la televisión.
Me preocupo por el show y estoy aquí pendiente de las cosas; si veo algo interesante llamo a la productora o le mando emails con cosas, pero no es algo diario, aunque hablo con ella de vez en cuando, claro que me preocupo, claro que sí.
No, no, no, para nada. Nos llevamos muy bien.
Yo me casé porque nunca pensé que me iba a divorciar, aunque haya días que nos queramos estrangular el uno al otro –bromea-. Estoy muy feliz de estar aquí con mi esposa. A los tres años de estar juntos, llegó su hermana y me preguntó: “oye ya llevan tres años juntos, qué piensas hacer, ¿te vas a casar con ella?”- y añade en tono burlón, con Mily a su lado - entonces me dio pena y decidí hacer una buena acción y casarme con ella, ya era mayor y no tenía con quién casarse, la pobre…
Que nos llevamos muy bien. Yo creo que me gusta todo de ella, por eso llevamos tanto tiempo juntos, le gusta viajar, salir a cenar… Mily estudió psicología en la universidad, aunque no le funciona muy bien porque siempre está peleada con Mia…
Bueno…, no le perdono que por la noche se la pasa roncando aquí al lado mío, ¡no puedo dormir!, ¡me despierta y ya no me puedo volver a dormir!
¡No, no, yo no! ¡Yo no!
¿Tú quieres hablar, Mily? Mi esposa, aunque tiren una bomba atómica, no se despierta, sigue dormida. Yo, una vez que me despierto, ya no puedo volver a dormir otra vez. Lo que más me molesta es cuando está Mia en la universidad, que sale de noche con las amigas y llama a las tres de la mañana a la casa… ¡Y Mily le atiende y comienza a hablar con ella! Entonces hablan las dos y a mí ya me fastidiaron la noche.
Eso sí… Pero a mí no me dejan descansar.
¡Yo creo que no ha aprendido nada, porque todo lo que yo le digo, hace lo contrario! Pero bueno, le gustan los autos como a mí, aunque no me gusta que le gusten, y le encanta viajar... ¿Quieres que te entrevisten a ti? Porque ahora estoy contestando yo, ¿ves? En este momento, sí me divorciaría. Cuando cumplió 14 años, después de haber recorrido el mundo con nosotros, tras un viaje a la India en el que quedó impactada por la pobreza, Mia nos dijo que ya no quería viajar más, que quería hacerlo pero con sus amigas y donde ella quisiera. Lo que quería era ir a esquiar, que es lo único que no había hecho, pero todas sus amiguitas lo hacían. Así que nuestro siguiente destino fue a Canadá, a Whistler. Ya cuando cumplió 16 años, entonces volvió a querer viajar con nosotros a todos lados. Ella está muy feliz por todo lo que aprendió en sus viajes. De hecho, su ensayo para poder entrar en la universidad fue precisamente acerca de eso: lo que más valoraba de su aprendizaje en la vida eran los viajes, que le hicieron aprender de todas las culturas del mundo. Creo que eso lo aprendió de mí. Había veces que tenía que perder una semana de escuela y yo peleaba con mi mujer: “¿qué es más importante, una semana de escuela o la posibilidad de ver un mundo diferente?” Mia ha estado en Bután, en la Patagonia, en China… En la India y Sri Lanka, en Tailandia, dos veces en África, un safari a los cinco y otro a los diez… Además de haber recorrido toda Europa.
¡Que las dos tienen la cabeza dura y hacen lo que les da la gana! Les dices no hagas esto y, ¡pum! van y lo hacen…. Mia es muy empática, se preocupa de la gente, si están enfermos, etc. Estudia Business, pero le encanta el fashion, ella se crea su propio fashion show cuando se viste linda, aunque aumentó un poquito de peso en la pandemia, porque vino de la universidad y le deprimía mucho haber tenido que regresar a Miami, después de estar allí con sus amigos, etc. Le fue muy difícil encerrarse en la casa.
Sí, pero qué vas a hacer, le traté de enseñar: “si manejas, no bebas”, y todo eso, pero ya sabes... luego vas por ahí con tus amigos y claro, es difícil cuando está lejos. Aunque siempre va en Uber a las fiestas y tiene una serie de amigos, todos latinoamericanos, que se llevan muy bien entre ellos y se cuidan los unos a los otros... Ahora también tiene novio, desde hace cuatro o cinco meses.
Sí, muy nice, súper, súper nice, ya conocí a sus papás también y son gente encantadora.
Bien, ¡qué le voy a decir! -exclama resignado con un suspiro-. Ya había tenido novio antes, y tres años después comenzó a salir con este muchacho, que es muy respetuoso y se ve muy decente. Le gustan mucho las mismas cosas que le gustan a ella, así que estoy muy contento y muy feliz por ella.
Yo no me meto en esas cosas. Solo le aconsejo a mi hija lo que yo creo que debe hacer, pero de verdad no me meto en esas cosas. No soy metiche, ¡esa es mi esposa! Así que se lo dejo a ella que se meta, no yo. ¡A mí no me gustan ni los chismes! Yo solo lo hago por mi trabajo en televisión. Aquí las únicas que están con eso son mi esposa y mi hija el día entero…. “¿Tú viste esto?, ¿Tú viste aquello? ¡Pero, mira quién hay sentado ahí! ”El otro día estábamos en un restaurante y Mily me dice: “Mira, Raúl, aquel es un actor muy famoso” y yo le contesté: “Ay Mily, a mí qué me importa, yo estoy de vacaciones”. Otra vez, estábamos en un restaurante en Honolulú y mi esposa empieza, “Mira quién hay delante tuyo, the boss, the boss…” Y yo me puse a pensar, donde yo trabajo… ¿quién es el jefe mío?, ¿el presidente de Univisión? Hasta que le vi y me di cuenta de que era Bruce Springsteen.
Nunca imaginé que iba a durar tanto tiempo, es un programa diario y es el show que más ha durado en la televisión con las misma personas, sin cambiar los hosts, después de Sábado Gigante. Acuérdate que grabamos cinco días por semana… Aquí somos Lili y yo, que la quiero como a una hermana, llevamos juntos más que la mayoría de los matrimonios.
Nos conocemos bastante bien los dos. Nos llevamos muy bien y hemos pasado de todo juntos, Lili es familia para mí.
El día que la aceptaron a la universidad a la que ella quería ir… Tú no sabes lo que era eso. Había dos o tres universidades muy buenas que le habían aceptado, pero todos los días Mia iba a buscar si la carta había llegado, y todos los días con su madre, que si la carta esto, que si la carta aquello, buscando entre sus emails, hasta que finalmente le llegó. Se demoró como 20 días y cuando por fin apareció… ¡No sabes la fiesta que fue aquello! Una emoción tan grande… Además, iba a estudiar en la capital de los Estados Unidos, donde conozco mucha gente.
Mily se levantó un día por la mañana, se fue a trabajar, a hacer un inventario con unas obras de arte que tenemos, llegó en la tarde y me dice, “Tengo el cuerpo cortado”. Ella tenía administrada la pauta completa, vacunada con la Pfizer, y siempre cuida de llevar la máscara puesta, pero empezó a sentirse muy mal. Le pregunté si tenía fiebre al llegar a casa y me dijo que no, pero al tocarle la frente estaba súper caliente, se puso el termómetro y tenía 103. Corrí con ella al hospital de Coral Gables, donde le atendieron de maravilla, le hicieron la prueba del COVID-19 y dio positivo. Yo había dormido con ella, le había besado esa misma mañana, pero mi prueba, gracias a Dios, dio negativo. Me pidieron que me fuera del hospital. Me dijeron: “Ud. no lo tiene, pero ella sí”. Le pusieron un suero que te dan ahora si te has puesto la vacuna y a eso de la 1:30 de la mañana volví por ella y se aisló en nuestro cuarto durante ocho días, mientras yo dormía en la sala, hasta que salieron las pruebas negativas tres veces consecutivas… Y qué bueno, porque así no perdimos estas vacaciones. Ahora se siente de lo más bien.
Sí. No nos dio a mi hija ni a mí. Yo le dejaba la comida en su puerta y ella salía a comer a la terraza, y ahí mismo se daba sus diez mil pasos diarios alrededor del balcón. Tuvo fiebre durante dos días y después como si nada, nunca le faltó el aire ni le bajó la oxigenación… Todo duró exactamente ocho días.
Antes de la pandemia, yo quería salir todos los días a comer a un lugar diferente, pero el año pasado no salimos de la casa ni marzo, ni abril, ni mayo, ni junio, cuatro meses encerrados… Me he dado cuenta de que puedo cocinar en mi casa igual o mejor que en los restaurantes a los que suelo ir, compro la comida en los mejores lugares y nos sale riquísimo y lo pasamos muy bien, así que ahora me ha dado por salir solo un par de veces por semana, en vez de cenar afuera diario como hacíamos antes. Estoy feliz en mi casa, llego a las 6:30 de la tarde, veo películas y no hago más nada.
Créditos:
Pacific Dream Photography
Cinthia Buckles/Gary Blades