Uno de los conductores más queridos de la televisión en sin duda Héctor Sandarti, quien a lo largo de varios años ha logrado consolidar gran parte de sus sueños profesionales en México. Sin embargo, fue en este país que también vivió otra de las experiencias más difíciles de su vida, cuando el 31 de agosto de 2001 fue víctima de un secuestro. Tan transparente como suele ser al hablar de su ámbito personal, el presentador compartió detalles de este duro episodio, en el que invadido por la incertidumbre y el temor, simplemente optó por refugiarse en la fe, algo que nunca lo hizo perder las esperanzas de que todo marcharía por buen camino.
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Fue a través de su podcast titulado Algo bueno que decir, que el guatemalteco habló sin filtros de ese instante que ocurrió cuando trabajaba en el programa Vida TV, cierto día en que un sujeto lo interceptó al interior de un negocio. “Cuando estoy en la librería, percibo la presencia de alguien que se acerca inmediatamente, demasiado cerca de mí, volteo y lo que veo es la pistola de este tipo por debajo de su chamarra. Yo la verdad nunca había sido asaltado y mucho menos secuestrado, así que mi reacción fue la de las películas, levanté las manos…Puso su pistola en mi costado y me dijo acompáñame, en ese momento me di cuenta de que la cosa posiblemente iba a poder ser peor…”, dijo.
Héctor recordó que el sujeto le quitó las llaves de su auto, para luego pedirle que subiera al mismo en la parte trasera, percatándose que otras personas iban también a bordo, por lo que de inmediato se pusieron en marcha. “Durante ese tiempo siguieron los insultos, no hubo ningún tipo de agresión física, yo solamente seguía rezando y contestaba a sus preguntas con toda la verdad… Me acordaba que al auto le quedaba poca gasolina, por esa razón como a los 20 minutos tuvieron que detenerse y moverme a otro vehículo. Hubo un tercer cambio de auto como a la hora, me suben a un vehículo en la parte de atrás, en la cajuela, y ahí ya me vendaron los ojos y me amarraron las manos por detrás… Esa vocecita negativa que todos los seres humanos tenemos me decía: ‘Esto aquí acabó, a mí se me hace que estos cuates se confundieron, creen que soy otra persona y me van a matar...’. Pasaron varios minutos y no escuchaba nada… de repente sentí cómo el auto se empezó a mover de manera muy rápida… por mi mente pasó: ‘Me van a aventar por un barranco’…”.
El guatemalteco compartió que tras ser llevado a una especie de casa de seguridad, su fe nunca decayó por lo que hizo todo para establecer un vínculo amistoso con sus captores, a quienes apodó como Charly y El Compadre. “Hablamos de Dios, de religión, hablamos de la vida, de un montón de cosas, de mi carrera, de mis sueños, de cómo había llegado yo a México…”, dijo. Al quedarse solo, Sandarti recuerda haberse puesto en manos de Dios, algo que asegura lo llenó de total paz. “Me quedé profundamente dormido… estaba extremadamente casando… por un momento me pasó por la cabeza la posibilidad de decir: ‘¿Y si me escapo?’…”, reveló, al referirse al instante en que pudo despertar, descartando la idea de escapar, pues asegura que todo marchaba con tranquilidad.
La liberación de Héctor
Finalmente, Héctor habló de cómo se dio su liberación luego de negociar la misma, y del gesto que tuvo uno de sus captores, quien horas antes le colocó un billete de cien pesos en la mano para que pudiera tomar un taxi y llegar a casa. “Me llevan a un lugar, habrían sido como las dos de la mañana, estaba lloviendo… Me dejan ahí tirado en el pasto, creo que era un sitio baldío y se arrancan ellos. Yo todavía conservaba mis 100 pesos que me había dado el Compadre. Me quito la cinta, los lentes… estaba en una colonia que no conocía… Dios escuchó mi oración, aparece un auto grande, familiar…”, compartió el conductor, quien recuerda que ellos lo ayudaron a hacer una llamada telefónica a sus seres queridos, quienes fueron por él tan pronto les dio su ubicación. Por supuesto, el comunicador asegura sentirse muy agradecido con esa familia, quien incluso le pidió una fotografía antes de despedirse.