En exclusiva, Ximena Duque posa por primera vez y nos presume su tercer embarazo en familia
En una sincera entrevista con HOLA! USA, la actriz colombiana nos abre las puertas de su nuevo hogar para contarnos todo sobre su embarazo, sus logros como empresaria y la hermosa familia que ha formado
Desde hace años, Ximena Duque ya tenía en mente lo que quería: una linda familia, un trabajo que la llenara de alegrías y solvencia económica para poner su granito de arena y ayudar a las personas que más lo necesitan. Era sólo cuestión de tiempo para que sus objetivos se convirtieran en realidad y hoy disfruta la cosecha de lo que sembró con mucho esfuerzo. En una sincera entrevista con HOLA! USA, la colombiana nos permitió entrar a su nueva y lujosa residencia en Miami para posar por primera vez junto a su hermosa familia y su barriguita de 6 meses de embarazo en una exclusiva sesión fotográfica que refleja el gran momento de plenitud que vive a todo nivel. Sobre todo, la ahora influencer de 35 años compartió con nosotros lo feliz que se siente en la dulce espera de Skye, su tercer bebé y segunda hija en común con su esposo Jay Adkins.
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Un momento perfecto en su vida en el que comulgan la dicha personal con el éxito laboral gracias a su trabajo empresarial que la ayudó colocarse como pionera en representantes latinas y que ha servido de inspiración para una gran cantidad de mujeres que, al igual que ella, buscan un futuro prometedor.
En su papel de madre de familia, Ximena no podría estar más orgullosa de Cristan, su primogénito y a quien tuvo a los 19 años con su entonces pareja Christian Carabias. Hace dos años, volvió a vivir esa dicha cuando nació Luna, y dentro de tres meses volverá a recibir a la cigüeña con la pequeña Skye, una bebé muy esperada que pondrá el broche de oro en la vida que siempre soñó.
Ximena Duque Entrevista Exclusiva HOLA! USA
¿Cómo te sientes con este embarazo?
Bien. ¡Muy distinto a Luna y a mi hijo (Cristan)! Son dos años de diferencia entre Luna y Skye y la verdad es que se siente en el cuerpo, en la energía, en todo. Pero bueno, ahí vamos bien.
Felicidades por este tercer bebé, ¿cómo vas con los preparativos para la llegada de Skye?
A diferencia de mi hija Luna, con Skye estoy súper relajada. Cuando Luna empieza a crecer yo empiezo a donar mucha ropa, pero había ciertas cositas preferidas y las empiezo a guardar. Jay y yo sabíamos que queríamos tener otro bebé pero no sabíamos que iba a ser niña y yo tenía esa corazonada que me da como madre, ese instinto de ‘yo voy a tener otra niña’. Y hace dos días, sacando las cositas, lavando, veo que Skye está apegada de todo. No tengo que ir de shopping, así que vamos muy bien con los preparativos. Por lo menos todo lo esencial, apenas nazca la gordita va a tener de todo.
Nos hablas de una diferencia por los dos años entre embarazos, ¿cuáles son? ¿Te sientes nerviosa?
Fíjate que estoy nerviosa por el parto. Creo que, claro, sé lo que es, pero con mi hijo pasaron 14 años y luego se me olvida. Con Luna es reciente así que tengo muy clarito el dolor de parto. Me he vuelto cobarde, no sé si uno con los años pasa que se vuelve cobarde, pero digo que si ya lo hice dos veces, lo voy a hacer una tercera. Eso me tiene un poquito ansiosa, no voy a mentir. Sobre todo que con Luna fueron 36 horas de parto. Fue complicado. Pero estoy muy positiva de que todo va a estar muy bien. Es lo único que me tiene nerviosa. Veo a Luna que tiene dos años y medio y veo que el tiempo pasa muy rápido. Ese primer año de sacrificio, porque obviamente son muy chiquitos, o los primeros meses que se levantan en la madrugada... ya sé lo que me espera, pero también sé que vale la pena y debe uno adaptarse.
¿Has planificado tener algún tipo de parto especial con todo este tema de la pandemia? ¿Qué precauciones estás tomando para el parto?
Pues, ahorita nos estamos cuidando demasiado. De hecho, para Thanksgiving ni siquiera va a venir la familia, que es muy chiquita. Asumimos esto con mucha responsabilidad y va a ser un parto diferente porque no va a poder estar mi mamá ni mi hijo, porque ellos estuvieron con Lunita, no voy a tener a nadie que me pueda grabar, que me pueda tomar fotos… eso me tiene un poquito triste pero nada, hay que adaptarnos a esta situación y lo más importante es cuidarnos. A mi hijo lo tuve en agua, fui muy valiente porque apenas tenía 19 años. Eso fue sin anestesia, sin nada, cosa que jamás volvería a hacer. Así que decir ‘no mira, por la pandemia lo voy a tener en mi casa’, no. Me voy derechito para el hospital (risas).
¿Cómo ha tomado Luna la llegada de su hermanita, se ha puesto algo celosa?
Ella está bien, y yo pensaba que todo estaba perfecto porque le daba besos a la barriga y dice que va a jugar con Skye, etc. Hace unos días, comencé a sacar la ropita de Luna y empezó a decir: ‘esto es mío’, y yo le digo: ‘no, mamita, eso va a ser para Skye, acuérdate que ya no te queda y lo lindo es que le vas a compartir todo a Skye’, y como que no le gustó mucho y empezó a coger la ropa y decía: ‘No, ¡esto es mío!’. Ahí me di cuenta de que esto no va a ser tan fácil como pensé. De hecho, tuve una reunión con una psicóloga infantil en Colombia y me decía que vienen cambios para todos, en especial para Luna, porque ha sido el centro de la atención, pero es cuestión de organizarse. Le decía a mi esposo que nos vamos a tomar turnos, como yo la pongo [a Luna] siempre a dormir, que no sienta ella que nació Skye y que ya no puedo contarle su historia para acostarla. Es cuestión de tener ese balance y no cambiar la rutina que ya tenemos con ella. Va a ser un poco complicado, pero sé que se puede.
¿Cómo lo está tomando tu hijo Cristan?
Él está muy contento y dice: ‘no veo la hora de conocer a Skye, ya quiero ver a quien se va a parecer’. Igual, como buen adolescente, no lo pongo a hacer nada con Luna y tampoco pretendo ponerlo a hacer nada con Skye, porque el dice: ‘yo no cambio pañales’, y efectivamente, nunca le ha cambiado ni un pañal a Luna. Es muy amoroso y está con mucha expectativa de ser el hermano mayor de dos princesitas. Eso lo tiene muy contento. Él tiene su propio carácter, es un niño muy responsable, muy maduro, yo digo que es un alma vieja. Es muy papá porque a Luna la cuida mucho y la protege.
¿Qué diferencia encuentras entre la Ximena de antes a la Ximena de ahora?
¡Uf… Dios! Creo que todos los días crecemos, ¿verdad? La Ximena de antes, del medio artístico, trabajaba más por ese ego que por las cosas importantes de la vida y parte de eso es la familia. La Ximena de antes era tal vez un poquito egoísta. La Ximena de antes si tenía un proyecto en México no lo pensaba dos veces y me tenía que ir; incluso, estuve haciendo un proyecto en Los Ángeles y tenía que viajar todas las semanas y casi no podía estar con mi hijo. Eso fue durante ocho meses, hace como cinco años, y en ese momento tenía que hacerlo. Vamos a hablar las cosas como son, en el medio artístico hay que sobrevivir. Creo que las personas que son millonarias como actores o figuras públicas son los que las pegan a otro nivel. Como actriz de telenovela tenía una entrada de dinero muy buena, pero no era esa entrada de dinero que me podía dar esa independencia financiera en la que me podía dar el lujo de ayudar a los niños de mi país, que es lo que estoy haciendo hoy en día y que tanto me apasiona. La Ximena de ahora sabe que lo que tiene que ofrecer es su corazón, su liderazgo con otras personas, es mi manera de brillar también y de sentirme bien. La Ximena de hoy en día descubrió que no necesita una pantalla o una novela prime time para impactar vidas o para que la gente la quiera, solo basta con ser yo, porque realmente en mis redes sociales no pretendo ser nadie, no soy actriz ni soy un personaje, soy Ximena. He evolucionado mucho en ese tema, he tomado más conciencia de qué va a pasar cuando esté viejita, como va a ser mi vejez, qué voy a construir ahora para cuando llegue a esa etapa de mi vida yo esté tranquila, mi familia esté tranquila y le pueda dejar un legado a mis hijos. Hoy en día tengo la posibilidad de no estar tan aferrada al dinero sino de poder dar más y eso es lo que estoy haciendo. En la vida mientras uno más da, más recibes. Ahora estoy haciendo un proyecto con los niños en Colombia de las guajiras que tanto lo necesitan y eso para mí es mejor que cualquier película de Hollywood que pueda estar haciendo.
¿Extrañas la actuación?
¡Sí, total! El otro día hice un Live y decía que a lo mejor a mis 38, tengo 35, y Skye va a nacer cuando tenga 36… quizá a los 38 pueda empezar a buscar mi camino nuevamente en el medio artístico o en producciones. Sí extraño, pero no extraño que controlen mi tiempo. Lo que me encantaría es volver al medio artístico con algo mío. Siempre he soñado con escribir algo, con producir algo y hoy en día tenemos muchas posibilidades. Ahorita estoy trabajando por ese propósito que si Dios quiere el día que vuelva a la pantalla sea con la historia que yo quiera, sea con el personaje que yo quiera, sea con el protagonista que yo quiera y poderla producir yo, poder tener ese control de alguna manera. Si pasa, maravilloso, si no pasa, no pasa nada. Me siento plena, pero sí voy a trabajar para ello quizá en unos añitos, eso sí antes de mis 40.
¿Cómo llega este cambio empresarial a tu vida?
Cuando Monat llega a mi vida, Telemundo y yo dijimos que ya no vamos a tener más exclusividad, me encontraba en una zona de confort maravillosa y durante muchos años trabajé con la cadena que aprecio muchísimo, me apoyaron muchísimo. Entonces, cuando te quitan esa balanza o estabilidad se te mueve el piso y dices, ‘¿qué voy a hacer ahora?’ Me acuerdo que estaba en esa búsqueda pidiéndole a papá Dios que me mostrara algo que pueda quedarme en casa. Justo, me estaban hablando para hacer algo en Colombia, en México, unas producciones independientes y estaba en eso. Con este negocio encontré la posibilidad para ayudar a miles de personas y aprovechar mi influencia digital de manera muy positiva. Me doy cuenta y hago un análisis de mercado y no había ninguna figura pública haciendo Monat o haciendo una red de mercadeo como tal y para mí fue como que se me abrió el cerebro y dije: ‘¡aquí es!’. Voy a ser la pionera en una industria y voy a demostrarle no solamente a mi industria del medio artístico sino a las personas normales que pueden tener la vida que han soñado. No tenía la menor idea de como lo iba a hacer. Mi ego me decía: ‘O lo haces bien o lo haces’, porque uno escucha cosas, piensas en el qué dirán como: ‘Ximena Duque terminó vendiendo shampoo, pobrecita’, y todas esas vocecitas que te empiezan a llenar la cabeza de cosas negativas. Me acuerdo que hasta mi esposo me decía: ‘cómo se te ocurre, si a ti te va tan bien en las redes sociales como influencer’, y yo vi más allá. Esa fue mi oportunidad y después de mí vinieron otras figuras públicas. Me siento muy orgullosa de decirlo porque abrí esa puerta para mis muchas colegas del medio artístico para hacer este movimiento conmigo. Agarré el toro por los cuernos y me aventé.
¿Estas en dónde quieres estar o le pedirías algo más a la vida?
Yo siempre quiero más y con mi esposo lo hablábamos el otro día. Ahorita, con lo del huracán en Centro América decía: ‘Ay, que rico poder ser billonaria para poder enviar dinero a todas partes del mundo’. Entonces, tengo ese propósito en la vida de ayudar y me apasiona. Quisiera llenarme de dinero para ayudar a los niños porque no tiene que sufrir ni estar en la calle ni muriendo de hambre. El día que Ximena deje esta tierra, quiero que la recuerden como una persona que ayudó, alguien que dejó un legado que va a pasar a sus hijos. Estoy con la familia que sí soñé, no quiero a otro esposo, quiero morirme con mi esposo y llegar a viejitos de la mano. Quiero crecer con él, quiero ver crecer a mis hijos, quiero crecer más económicamente, profesionalmente. Siempre quiero más, tenemos un bote divino y veo uno mucho más grande y digo: ‘yo quiero ese bote’, soy una persona muy ambiciosa y creo que eso es algo bueno. Me encuentro en un lugar feliz emocionalmente y mi corazón está donde siempre había querido estar, pero profesionalmente sé que puedo tener muchísimo más.
¿Cómo vas pasando la recta final de tu embarazo?
¡Súper bien! Me quedan ya tres meses, ya no queda nada. Tengo el relojito de la cuenta regresiva. Sé que en febrero nace Skye y tengo tres meses para trabajar esa milla extra y poder relajarme por lo menos por tres meses para estar enfocada en la bebé y mi recuperación. Estoy muy feliz, disfrutando de cada momento. Me duele el nervio ciático, la espalda, estoy hinchada, en fin… todo lo que no viví con Luna, pero sé que es una etapa que va a pasar y me voy a recuperar.
¿Has pensado en tener más hijos?
No, ya no. Me siento como cuando haces un check mark. Con Luna sabía que iba a volver a quedar embarazada porque lo queríamos, entonces me acuerdo que mi excusa para no ir al gimnasio era ‘ay, pero si igual me voy a volver a quedar embarazada’, pero ahorita con Skye ya no tengo excusas y ahora termino y me tengo que poner súper en forma nuevamente. Ya tenemos a nuestra dos niñas y Cristan, ya estamos súper bien.