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¿Quién dice que la comedia, el romance y las temáticas sociales no van bien juntas? La película Las píldoras de mi novio, protagonizada por Jaime Camil y Sandra Echeverría , es el claro ejemplo de que la comedia puede tocar puntos tan sensibles como las condiciones mentales y llevarlas a la pantalla grande para hacer conciencia sobre esta temática. La comedia romántica, que salió en cines en febrero pasado, se estrena este viernes 7 de agosto en la aplicación de Pantaya y resulta una excelente opción para arrancar el fin de semana.
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En entrevista con HOLA! USA, Jaime Camil compartió los desafíos que le dejó interpretar a un personaje como Hank, quien está enamorado de Jess (Sandra Echeverría), pero que teme revelar que sufre de condiciones como Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), Síndrome de Tourette y depresión, y que su gran amor se aleje de él. Además de estelarizar el filme –grabado en Punta Mita, México—en esta película el actor de origen mexicano fungió como productor ejecutivo junto a Ben Silverman (The Office, Jane the Virgin), y Jay Weisleder (Hands of Stone).
Camil quedó enganchado por el guión desde el primer momento y eso lo llevó a tomar el proyecto. “El guión creo que fue espectacularmente sólido y poderoso escrito por los escritores de Mrs. Doubtfire, entonces la columna vertebral de la historia era muy bonita”, comentó. “Me encantaba leer a Hank y darme cuenta de que podía explorar toda la comedia física que me encanta hacer, y al mismo tiempo ver a un personaje que no podía ser un barril sin fondo, necesitaba la emoción y la verdad de sufrir de condiciones mentales porque no es un tema de burla ni de chiste, pero la comedia es un vehículo muy eficiente para tocar temas sensibles”.
El actor, quien ha destacado en telenovelas como La fea más bella, comentó que gracias a la comedia pudo hablar de salud mental en el cine de una forma amena. “La comedia daba pie para tocar el tema de la salud mental, el cual es un tabú en el mercado latino, como que no se tocan las condiciones mentales”.
Lo más desafiante del personaje de Hank, fue hacerlo tan real, que el espectador al verlo se conmoviera. “Es un personaje que va a hacer reír, va a hacer reflexionar a la gente y va a poner el tema de las condiciones mentales en la mesa de manera honesta, abierta y sincera para que la gente por lo menos lo platique”.
Sobre la buena química que tuvo con Sandra Echeverría, el actor de Jane the Virgin destacó su trabajo en pantalla y también compartió las duras jornadas de trabajo, las cuales sobrellevaron gracias a que sus familias los acompañaron durante la filmación. “Es muy buena actriz, es una tipaza, es muy simpática. Ayudó que estábamos grabando en Imanta, Punta Mita, en México, y los dos teníamos a nuestras familias ahí, a nuestras parejas, a nuestros hijos y obviamente, eso hacía que nos sintiéramos súper cómodos”.
La salud es primero...
Hablando sobre salud mental, Jaime reveló que hasta el momento no ha padecido alguna condición que lo lleve a buscar ayuda profesional. Sin embargo, nos compartió que, tras el desenfrenado éxito de La fea más bella (2006), la versión mexicana de Yo soy Betty, la fea, recurrió a la asesoría de una experta, pues llegó a sentirse abrumado. “Mi carrera fue un antes y después de ese proyecto, la gente me empezaba a reconocer más. Yo no entendía que estaba pasando y fui con una profesional que tenía esta técnica del mindfulness y le dije que ‘es una bendición lo que me esta pasando que me reconozcan’, pero mi vida se estaba volviendo complicada”. Gracias a unas técnicas, Jaime aprendió a lidiar con esas sensaciones y a sobrellevar su condición de actor.
Y así ha sobrellevado la pandemia del COVID-19
Sobre la forma en la que ha llevado la pandemia y la cuarentena en casa, Jaime compartió que es una persona muy hogareña y que no le ha costado tanto trabajo, sin embargo, reconoce que tanto para él, como para su esposa Heidi Balvanera, educar en casa a sus hijos Elena y Jaime fue un reto. “La verdad es que el homeschooling ha sido muy difícil. A los maestros se les debe pagar 500% más de lo que ganan, ¡ha sido muy desafiante!”. En familia, y con las medidas necesarias de distanciamiento social, suelen pasear en su bote, además de acampar en lugares como el Sequoia National Park o el desierto de Utah, actividades que les fascinan a sus hijos.