Michelle Salas se ha abierto camino en la industria de la moda con sus propios méritos, un trabajo que ella misma empezó desde los 18 años, cuando se mudó de la casa de su mamá Stephanie Salas, para encontrar su independencia. Sin embargo, el camino de la nieta de Silvia Pinal no habría sido el mismo sin el consejo que su padre, Luis Miguel, le dio en aquel entonces.
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“Me fui de México a los 18 años, porque mi papá vivía en Los Ángeles, entonces llegó el momento en que me dijo: ‘Mira, las cosas están muy feas en México y tal’, y en verdad como yo llevaba toda mi vida ahí, y me pareció que era una buena oportunidad de mudarme a Estados Unidos”, expresó en una charla en el programa virtual Encerrados con Yimina.
Michelle hoy tiene 30 años y vive en Nueva York, una ciudad en la que al principio no se sintió tan cómoda, pero que hoy disfruta por ser una de las capitales de la moda.
“Me quedé en Los Ángeles muy poquito, luego me fui a Nueva York a estudiar a Parsons, y luego regresé a Los Ángeles, porque Nueva York era demasiada ciudad para mí“, recordó de aquella época en la que siente que era muy pequeña.
“No conocía a nadie, inmadura… como que yo decía: ‘este monstruo es demasiado para mí’ y me regresé a Los Ángeles, y luego me regresé a Nueva York, o sea es una ciudad que siempre me ha llamado”, dijo feliz.
Un don en la cocina
Es justo desde Nueva York en donde mantuvo esta videollamada en la que hizo varias dinámicas que la dejaron con la cara llena de lipstick rojo y harina. Ahí, la influencer también habló de su talento para la cocina que la llevó a especializarse como chef.
“Me encanta la cocina pero soy mucho de inventar, no soy muy de recetas. Odio el ‘media cucharada de...’, sé que en baking y en postres así es. Pero se me da el rollo de sazonar y de inventar cosas espectaculares. Pero no lo he tomado en serio”, confesó.