Al ver a Amara 'La Negra' bailar, cantar o actuar pocos se imaginarían que detrás de esa sonrisa hay una lucha que ella y su familia vivieron en su camino a la fama. A diferencia de muchas chicas, Amara, cuyo nombre real es Diana Danelys De Los Santos, tuvo una infancia sin lujos en la que su mamá, Ana Oleaga, trabajó muy duro para sacarla adelante, momentos que aunque ahora son parte del pasado, aún los llevan muy pegados al corazón.
Desde pequeña sabía que era una artista y se lo decía a todo aquel que le preguntaba sobre su futuro. Con ese deseo en el corazón y un talento nato, su mamá la apoyó a pesar de no tener dinero, en ocasiones, ni para comer. La crió sola y tuvo varios trabajos para ayudarla a cumplir sus metas.
Con sólo cinco años, era parte de un programa de televisión en donde cantaba y bailaba. "Fue difícil porque me tuve que criar sola en el sentido de que mi mamá estaba trabajando. Ella se iba a veces a las 5 am y yo sabía que debía desayunar, vestirse, ir a la escuela y cerrar la puerta", recordó en una entrevista para Univision.
La situación migratoria de su mamá no ayudaba a la originaria de Miami, pero con ascendencia dominicana. Incluso Amara fue blanco de discriminación por el color de su piel y su marcado estilo de peinado. En vez de sentirse humillada, esas críticas le ayudaron a impulsarse en la carrera de una niña que admiraba a Celia Cruz.
El momento más complicado de la carrera de Amara 'La Negra'
Sin revelar la situación, Amara y su mamá recordaron que por confiar en una persona que las afectó mucho marcó un antes y un después en su carrera. Ambas estaban prácticamente en la calle. "Mi mamá dormía frente a un súper mercado en la banqueta. Yo dormía en mi carro estacionada en un McDonald’s", dijo sobre esa racha de tres meses.
La cantante tenía su ropa en el auto y se presentaba a los llamados limpia y regia, por lo que nadie sospechó de los problemas que sucedían en su vida personal. Pero la alegría volvió a sus vidas gracias al arduo trabajo de Amara. Hoy la cantante vive con su madre en una mansión que compró para la mujer que siempre la apoyó, y continúa trabajando para mantener esta dicha que tanto les ha costado a ambas.