La historia de amor de Raúl de Molina y su esposa Mily se comenzó a escribir un 31 de diciembre. Ambos coincidieron en una fiesta de Año Nuevo a principios de los noventa, y empezaron a conversar sin imaginar que años después, se convertirían en una bonita pareja. En una entrevista para Enamorándonos USA, el presentador de El Gordo y la Flaca y su esposa abrieron su corazón y contaron cómo se dio su historia, además de que Mily compartió ante las cámaras el lado más humano del conductor con su padre.
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“Yo venía de haber tirado unas fotos de la princesa de Mónaco en Jamaica”, recordó Raúl. Su esposa asegura que al ser una fecha tan especial como la fiesta de Fin de Año, Raúl iba vestido muy elegante con camisa y corbata. “Yo lo vi y dije: ‘Ah el ‘gordito este, voy a hablar con él’”. La divertida conversación y los amigos en común hicieron que Raúl y Mily comenzaran a salir, incluso él le hizo unas fotos en las que ella lucía un espectacular bikini, pero no pasó más, pues él tenía otra relación en ese momento.
Pero un buen día, se volvieron a encontrar y desde entonces no se dejaron de ver. “Yo estaba manejando por Ocean Drive, en South Beach (Miami). De pronto, me saludó (Mily) y le pregunté si quería salir conmigo. Yo me había peleado con mi novia y entonces comenzamos a salir otra vez” indicó Raúl.
Mily contó entre risas que su pretendiente le parecía un personaje muy peculiar por su forma de ser, ya que, en aquel entonces, Raúl conducía un vehículo descapotable amarillo que no iba de acuerdo con su profesión de fotógrafo de celebridades. “Yo pensaba ‘¿cómo quiere pasar como un paparazzi desapercibido con ese carro tan llamativo?’”.
Raúl y Mily siguieron saliendo hasta que un día la hermana de Mily, Ana Mary, se dirigió al entonces paparazzi y le hizo la gran pregunta: “¿Tú piensas casarte con ella o no?”. Entre bromas, el presentador de Univision dijo que se casó con Mily como una “buena acción” ante los ojos de Dios. Conociendo el humor de su marido, Mily respondió: “¡Siempre dice eso!”.
En abril del 2000, la pareja recibió una gran bendición: se convirtieron en padres de una hermosa niña a la que llamaron Mía. La joven es el orgullo de sus padres, pues en otoño pasado se fue a estudiar la universidad a Washington, D.C.
El buen corazón de Raúl
La infancia de Raúl pasó entre sus días felices en Cuba y España, siempre de la mano de su madre. “Yo siempre viví con mi mamá crecí con ella. A mi papá no lo vi hasta que cumplí 35 años”. Pero con el tiempo, poco a poco se fue a acercando a su padre, quien también se llama Raúl. Aunque no son tan cercanos, siempre está pendiente de él; de hecho, durante este verano estuvo a su lado, luego de enterarse de que su salud estaba debilitada “Y ahora que mi papá se enfermó, estábamos en Hawái y me enteré de que se había enfermado antes de irme…”.
Mily asegura que quedó conmovida por la reacción del padre de su hija, pues dejó todo lo que estaba haciendo y fue con su padre. “Para ser hijo único y crecer solo con su mamá y no tener esa relación con su papá, de verdad que se ha portado fenomenal”, mencionó. “El otro día le estaba dando de comer a su padre en el hospital… es asombroso”, dijo con la voz entrecortada y a punto del llanto. “Él ha puesto todo de lado y ha hecho lo que ha tenido que hacer por su padre”.