Entrenar implica un movimiento externo e interno en nuestro cuerpo y organismo. Muchas cosas suceden a nivel sanguíneo, cardiovascular, muscular y emocional cuando realizamos nuestra rutina. Sabemos que hacer ejercicio, al menos 30 minutos al día, tiene muchos beneficios para nuestro estilo de vida como el aumento de la atención, el incremento energético y el fortalecimiento del sistema inmunológico. Sin embargo, si no tomamos ciertas precauciones al momento de realizar nuestra rutina de entrenamiento, podríamos estar quitándole nutrientes a nuestro cuerpo en lugar de otorgarlos.
¿Qué sucede en nuestro cuerpo cuando entrenamos? El principal efecto es la deshidratación. Al estar ejercitando el cuerpo, sea en el gimnasio o al exterior, lo más probable es que estemos sometiéndonos a la deshidratación al momento de sudar. Expertos han demostrado que una persona puede perder hasta 1 litro y medio de agua durante una sesión de ejercicio extremo como lo es el atletismo, el ejercicio funcional o el tenis. Si nuestro cuerpo se deshidrata mientras se ejercita, se vuelve necesario recompensar esa pérdida para evitar una descompensación.
Por estas razones debes incorporar electrolitos en tu rutina de ejercicio
Para entender cómo podemos ayudar a nuestro cuerpo con una dosis de hidratación, es importante mencionar el término de “electrolitos”. Quizá has escuchado de ellos en publicidad deportiva, en campañas de bebidas energéticas o los has escuchado en el ámbito médico. Sea como sea, este concepto es esencial para entender más cómo maximizar el entrenamiento.
¿Qué son los electrolitos? Se trata de un grupo de minerales presente en la sangre y que, tal como su nombre lo indica, tienen la misión de llevar carga eléctrica al organismo para conseguir diversas funciones en el mismo. Una de las principales es mantener la salud de los músculos; los cuales se someten a desgaste y tensión al momento de ejercitar. Cuando sudamos al entrenar, también comenzamos a perder estos minerales tan importantes para el cuerpo. En pocas palabras, si queremos tener una correcta recuperación muscular, es importante recuperar esos electrolitos perdidos.
© Kendall JennerLos principales electrolitos en nuestro cuerpo son el sodio, el calcio, el potasio, el magnesio, el bicarbonato, el cloruro y el fósforo. Seguramente para este punto ya estarás imaginando que estos electrolitos se encuentran fácilmente en muchos alimentos como las frutas o las verduras por lo que ingerirlas después de tu entrenamiento puede ayudarte a mantener tus electrolitos controlados. Alimentos como las semillas, los plátanos, la espinaca o el tomate pueden ser una gran opción para ti. Adicional a esto, es importante mantener una hidratación consistente a lo largo del día.
Ahora bien, si tu entrenamiento es de alta intensidad o estás realizando actividad física bajo el sol, puedes optar por integrar electrolitos en polvo o bebidas deportivas que los incluyan en tu rutina. Ingerir este tipo de suplementos puede ayudarte a aumentar la resistencia y la recuperación muscular, previniendo calambres o dolores constantes al momento del ejercicio. Además se ha demostrado que podrías estar mejorando otras áreas de tu vida al incorporarlos. La mejora de la calidad del sueño, la reducción del estrés y el aumento de la energía a lo largo del día también se suman a la lista de efectos positivos de estos complementos.
© Getty ImagesYa sea que tu objetivo sea aumentar masa muscular o simplemente te ejercitas por diversión, integrar electrolitos en tu día puede ser una excelente idea.
