Ya sea por salud, por cuestión estética o por una combinación de ambas seamos sinceros, ¿quién no ha soñado con tener un vientre plano? Y es que es bien sabido que la grasa abdominal es una de las que más problemitas puede atraer a nuestra vida, pues aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades como diabetes, colesterol, presión arterial alta, etc.
En general, las medidas recomendadas de cintura en las mujeres no deben ser superiores a los 90 cm. Mientras que para los hombres 100 cm de diámetro es el parámetro normal. Sin embargo, una de las zonas donde más grasa se acumula es exactamente en el área abdominal. Un problema que puede aumentar con los años, puesto que nuestra actividad física disminuye y, por ende, nuestro gasto calórico es menor.
Por estas razones es importante encontrar el ejercicio y la dieta ideal que nos permita mantenernos en forma y así prolongar por el mayor tiempo posible o bien evitar por completo la aparición de padecimientos y el método japonés Fukutsudzi es un excelente aliado para lograr estos objetivos.
¿Qué es el método japonés Fukutsudzi?
Se trata de una técnica que inicialmente fue creada por el japonés Kazuko Fukutsudzi para aliviar los malestares de la espalda y mejorar su postura. Sin embargo, su creador ha sumado a la lista de beneficios el de ayudar a reducir la barriguita y lograr unos abdominales de acero.
La base de estos ejercicios es mantener la misma posición entre 5 y 10 minutos. La recomendación es fijar un periodo inicial de 5 minutos e ir aumentando el tiempo al paso de los días.
Manos a la obra
Estos son los pasos a seguir para comenzar tu objetivo de tener un vientre más plano, mientras mejoras la alineación de tu espalda:
- Recuéstate boca arriba en el piso colocando debajo de ti una colchoneta o esterilla de yoga que te aporte comodidad y firmeza al mismo tiempo.
- Dobla las rodillas con los pies bien plantados sobre el suelo. Estos deben estar separados tomando como referencia el ancho de tus caderas.
- Coloca una toalla enrollada debajo de la espalda baja, en la zona lumbar. Es decir justo a la altura tu ombligo.
- Relaja tu cabeza y hombros dejando que se apoyen en el suelo, dejando que la barbilla repose ligeramente hacia abajo.
- Coloca los brazos a tus costados con las palmas hacia arriba. Elévalos sobre ti haciendo coincidir tus meñiques y llévalas hacia atrás para tocar el piso.
- Una vez en esta posición, extiende los pies sin perder la distancia entre ellos, rota tus tobillos hacia el centro haciendo que los dedos pulgares de tus pies se toquen entre sí y sostén la postura durante cinco minutos.
No olvides que durante este tiempo es importante mantener una respiración relajada y controlada, al mismo tiempo que haces tensión en el abdomen. Incorporar este ejercicio a tu rutina de ejercicio, así como mantener una alimentación equilibrada, te dará mejores resultados.