La relación que guarda la luna con la tierra y su influencia sobre los seres vivos e inertes que cohabitamos en ella es innegable.El efecto de las fases lunares en las mareas o bien, en el caso del ser humano, el vínculo entre el ciclo menstrual y el lunar son solo algunos ejemplos de ello.
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Por esta razón, no es de extrañar que en últimas fechas, gracias al interés del ser humano por restaurar su conexión con la naturaleza como parte de un todo integral, hayan visto la luz nuevamente, algunas tendencias de caracter orgánico y basadas en la observación de nuestro satélite natural, con el fin de obtener beneficios en nuestra salud. La dieta de la luna, es una de ellas.
Si quieres saber en qué consiste la dieta de la luna y cómo realizarla sigue leyendo...
Desde los orígenes, las culturas antiguas han atribuido a la luna efectos en el sueño, el comportamiento e incluso en el estado de salud general de las personas. Sin embargo, no fue hasta 1988 que el médico italiano Rolando Ricci dedujo que que si el ser humano está compuesto hasta en un 70% de agua, un elemento sobre el que recae la influencia de la luna, entonces era posible modificar nuestro cuerpo al sincronizar nuestra alimentación con el astro.
AYUNO DE LUNA NUEVA Y LUNA LLENA
En términos generales, la dieta de la luna consiste en llevar a cabo dos ayunos al mes, de 26 horas. Estos deben coincidir con el inicio de la luna llena y la llegada de luna nueva. Durante este periodo, solo se pueden ingerir líquidos y con esto nos referimos no solamente a los dos litros de agua que se sugieren, pues también puedes incluir: Caldos caseros de hortalizas y verduras, tés o infusiones de hierbas naturales o zumos de fruta.
Sal, azúcar, café, refrescos, bebidas energizantes, lácteos, jugos envasados, chicles,jarabes y bebidas a base de soja son un NO definitivo para esta fase, en la que la intención es desintoxicar a tu cuerpo .
CUARTO CRECIENTE Y CUARTO MENGUANTE
En las transiciones correspondientes al cuarto creciente y cuarto menguante, solo se lleva a cabo un medio ayuno, es decir, durante este periodo se puede incorporar el consumo de frutas, verduras, gelatina y yogurt, ensaladas y caldos.
Los días entre cada fase, cuando no se realicen ayunos puedes regresar a tu dieta habitual, considerando que, en todo momento debe ser variada y equilibrada, lo que influirá en los resultados. Para potencializar estos beneficios puedes considerar realizar alguna rutina física.
¡TOMA NOTA!
- No olvides que antes de someterte a esta o cualquier otra dieta, es importante que consultes con tu médico, pues cada cuerpo reacciona distinto ante estos cambios en la alimentación. El ayuno no está recomendado para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, menores de edad o personas con enfermedades crónicas.
- Incorporar una rutina de ejercicio podría ayudarte a obtener un resultado más satisfactorio, pues lo importante no es solo lograr la pérdida de peso, sino una mejora en tu estado anímico y de salud.
- Considera iniciar esta dieta como el comienzo de una vida más saludable. Durante este mes podrás mejorar tus hábitos alimenticios. Diversos estudios aseguran que el ser humano requiere de un mínimo de 21 días para adquirir un nuevo hábito, así que si durante este periodo aprendes a llevar una alimentación más equilibrada, te será menos complicado repetir esta fórmula en los meses subsecuentes.