Aunque no todos los expertos coincidan en cuál es la mejor dieta, es prácticamente unánime el consejo deadoptar hábitos saludables que te ayudarán a bajar de peso y tener una extraordinaria salud. Es por ello que repetidamente escucharás que si aprendes a comer bien, no tendrás que hacer dieta por el resto de tu vida. Y esto es lo que sucede a los habitantes de cinco lugares del mundo que parecen haber descubierto el secreto para ser delgados, sanos y longevos.
Ese truco no es otro que en una alimentación balanceada, con muchos frijoles, granos y vegetales, y que muchos conocen como “La dieta de la zona azul”. Dan Buettner, miembro de National Geographic, ha estudiado por más de quince años lo que comen los ancianos sanos. Ha escrito ya cuatro bestsellers al respecto y el último de ellos The Blue Zones Kitchen: 100 Recipes to Live to 100.
Aunque distantes geográficamente estas poblaciones tienen en común las tasas más bajas a nivel mundial de mortalidad, y bajos índices de cáncer, obesidad y cardiopatías y otras enfermedades. Durante el estudio los investigadores resaltaban en el mapa con bolígrafos estos poblados y por eso hoy son conocidas como las “zonas azules”: Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Cerdeña (Italia), Loma Linda (California) y la península de Nicoya (Costa Rica).
¿Ahora bien que es lo que hacen para llegar a ese ideal de vida?
Comer lo correcto. Granos, cereales complejos así como verduras y vegetales son las bases principales de la comida de las Zonas Azules. Diversos tipos de granos (frijoles, lentejas, garbanzos, caraotas), avena, cebada, tubérculos, legumbres, frutos secos como nueces y hierbas componen principalmente el régimen. La proteína animal (carne) es solo para días especiales, el promedio es de cinco veces en un mes.
Consumir menos. Buettner comenta que los okinawenses recuerdan que sus antepasados decían que dejen de comer cuando sus estómagos están llenos al 80 por ciento. Sostiene además que cuando te alimentas sólo o frente a un televisor, muchas veces ingieres más de lo que tu cuerpo realmente necesita y desea, es necesario cambiar ese hábito.
Mantenerse en movimiento. Y con esto se refiere a caminar, cargar objetos, cultivar huertos, es decir actividades físicas simples y ‘naturales’. Lo importante es estar siempre en movimiento.
Tener un plan de vida. Nada para motivarnos a levantarnos cada día como tener un por qué para levantarse en las mañanas.
Dedicar tiempo para eliminar el estrés. Cada uno incorpora a su rutina diaria momentos para aliviarse de sus problemas. Rezar, tomar la siesta, recordar sus antepasados o hasta beber vino son algunas de las actividades colectivas que realizan con este fin.
Familia es familia y es lo primordial. El compromiso con la pareja, con los adultos mayores, los niños y los hijos a cualquier edad ayuda a combatir la depresión, y otros riesgos de salud que al final contribuyen a aumentar la esperanza de vida.
Crecer en la fe. Otro factor común en las zonas azules es pertenecer a alguna organización de fe. Así que asistir a las reuniones religiosas o espirituales debe ser uno de los buenos hábitos a incorporar en tus actividades cotidianas.
Crear lazos sociales. Seguramente has oído que debes hacer amigos para ser más feliz y vivir más, pues en las zonas azules esta es una práctica común. Numerosos estudios muestran que contar con grupos de apoyo y relaciones interpersonales hacen que la vida sea más grata, brindan esperanza y razones para vivir y disfrutar.
Definitivamente todo un estudio antropológico resumido en pequeños tips que pueden ser tu camino para estar mejor emocionalmente y contribuir a la longevidad.