Hay quien viene buscando el Cascais de toda la vida, esa Riviera portuguesa saturada de recuerdos de espías y aristócratas. Pero el que ahora lo peta es el Cascais más moderno, el de los ciclistas y los surfers, donde los visitantes toman clases de cocina portuguesa y alucinan con arquitecturas como la del museo Casa das Histórias, obra de todo un premio Pritzker.