Hay cosas que usamos a diario y en las que no reparamos a la hora de realizar una limpieza exhaustiva porque, a priori, parece que están limpias. Un ejemplo es el teclado del ordenador, algo que aunque no lo creas, es caldo de cultivo ideal para gérmenes y bacterias. Esto se puede evitar fácilmente si se limpia y desinfecta el teclado de manera regular. Pero no basta con pasar un paño, hay que desinfectarlo bien y sacar la suciedad que se acumula.
Esto es mucho más fácil y económico de lo que parece. Te cuento cómo a continuación.