No voy a ser tan rotunda y confirmar que he pasado media vida en el agua, pero casi. A los tres años comencé mis clases de natación y no abandoné este deporte hasta pasados los veinte. Al final, una ya dominaba el medio, pero al principio he de reconocer que no tanto. Hasta tal punto que, mis oídos, aunque acabaron por inmunizarse frente al agua, me dieron algún que otro susto en forma de otitis.
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Muchos de mis compañeros utilizaban tapones antes de sumergirse en el agua para reducir el riesgo de sufrir infecciones en el oído, pero si tus hijos son realmente pequeños, quizás les molesten, te digan que no escuchan a su profesor o no sepan colocárselos bien. Por eso, para ellos, hay una solución mucho más práctica y cómoda: la banda o diadema de neopreno.
Lejos de que te pueda parecer más o menos estética, créeme, lo será más que el propio gorro de piscina y, con los diseños tan bonitos que ahora tienen, no te costará convencerlos de que la usen. Te voy a recomendar la que, por calidad y diseño, me parece la mejor para practicar cualquier deporte acuático.