La seda es uno de los tejidos más antiguos que conservamos. Su origen se sitúa en China hace más de 4.500 años. Se compone, principalmente, de proteínas creadas por algunos grupos de insectos en su proceso hacia la metamorfosis. Esas proteínas crean monofilamentos muy finos que consiguen un tejido de brillo natural, muy suave y agradable al tacto, con buena tolerancia a la humedad y, en cierto sentido, un tanto delicado.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Tanto es así que hay que lavarlo y cuidarlo de una manera muy específica si no queremos que, tras tres salidas a la calle, la prenda pierda su brillo, se endurezca y, en definitiva, deje de ser esa blusa o vestido que habíamos comprado. Y es que, la seda, es un tejido natural, por eso necesita muchos más mimos por nuestra parte.