Los imprescindibles de la redactora de compras de ¡HOLA! para un viaje por Europa

Cuando viajo por Europa intento no facturar nunca, porque me ahorro el tiempo de espera y, además, lo llevo todo conmigo. Por eso, me aseguro de que la aerolínea en cuestión me permita llevar la mía y suelo forzar al máximo que no bajen mi equipaje a bodega. Pero, por si acaso, no renuncio nunca a llevar una buena maleta, resistente y cómoda.

Así es, por ejemplo, el modelo Soundbox de American Tourister. Con una capacidad de 41 litros y unas dimensiones de 55 x 40 x 20 centímetros, cuenta con cerradura TSA de tres dígitos, es ligera y fabricada en polipropileno resistente, además de contar con ruedas dobles para que transportarla sea algo sencillo, incluso, en las calles más empedradas y antiguas de Europa.

Cuando viajo por Europa, suelo llevar conmigo una mochila pequeña bien plegada en mi equipaje de mano con una característica imprescindible: debe ser impermeable. Y es que, en Europa, poco me fío yo de las previsiones meteorológicas. 

Mi favorita y mochila de cabecera es este modelo de Fjällräven Kånken que lleva conmigo, sin romperse, infinidad de años. Está fabricada en un tejido de vinilo repelente al agua y cuenta con asas para poder llevarla como bolsa además de como mochila.

Cuenta con dos bolsillos exteriores laterales bastante altos, en los que suelo meter la botella de agua y lo que quiero tener a mano, además de un bolsillo frontal exterior y un compartimento para el Ipad o portátil en la parte trasera de su interior.

No suelo llevar mucho calzado conmigo en este tipo de viajes, aunque, en alguno, he tenido que pasar de urgencia por alguna tienda a reemplazar el que llevaba. Aun así, me resisto a llevar más de un par, a lo sumo. Ahora bien, el de cabecera siempre van a ser unas zapatillas deportivas.

Son cómodas, no te duelen los pies al final del día, por mucho que los pasos que hayas caminado se marquen en rojo en tu Smartwatch y, además, suelen combinar con cualquier outfit.

Entre las marcas que más me gustan, están las zapatillas de Munich, por ser una buena mezcla entre lo deportivo y lo urbano. El modelo Dash tiene una estética vintage, uno de los más icónicos, que es ligero y flexible, perfecto para el día a día.

Aunque todos acabamos utilizando nuestro teléfono móvil para inmortalizar los mejores momentos de nuestros viajes, yo me incluyo, intento llevarme siempre mi cámara predilecta. Y lo hago porque el resultado de las imágenes me gusta mucho más. De hecho, me compré esta específicamente para mis viajes, pues buscaba un modelo a medio camino entre una cámara réflex y una compacta.

La Canon PowerShot SX540 HS puedes llevarla en tu bolsillo y utilizarla, si tu pulso te lo permite, con una sola mano. Y las imágenes resultantes son de calidad. 

Además, te permite conectarla y compartir rápidamente tus fotografías, para editarlas si lo necesitas y subirlas a las redes sociales. Su manejo es bastante sencillo, encuadrando fácilmente, con estabilizador de imagen de cinco ejes y un Zoom óptimo de 50x.

Aunque la gran mayoría de los hoteles y estancias en Europa suelen ofrecer un mínimo de amenities -gel de baño y champú, al menos-, yo siempre me llevo un neceser con mis imprescindibles en tamaño pocket.

Para ello, cuento con un neceser transparente como estos de ANRUI. Hay veces que he viajado con las típicas bolsitas de plástico y, al llegar al destino, me he arrepentido. Así que, ahora cuento con unas así con cremallera y asa, fáciles de transportar, de mostrar en el control del aeropuerto y a prueba de fugas. 

Además, suelo llevar algo de comer conmigo siempre, con lo que utilizo un segundo igual, por si en el control me hacen mostrar el contenido. Estos tienen unas medidas de 20 x 7,6 x 15,2 centímetros y un grosor importante, lo que les hace muy resistentes.

Cuando viajo por Europa, más que un chubasquero (como sí llevo cuando viajo a la montaña), suelo contar con un paraguas que apenas ocupe espacio, como este de Vicloon. Lo prefiero así, porque luego es más fácil de guardar en una bolsa de plástico si entro y salgo de museos, bares y tiendas.

Tiene una longitud plegado de 18, 5 centímetros y su peso es de apenas 210 gramos. Su tamaño, en realidad, no es mucho mayor que el de tu Smartphone. Se puede llevar hasta en el bolsillo.

Cuenta con un compuesto (un nanopolímero de alta tecnología) en su tela que evita el 95% de los rayos UV, con lo que no solo te protegerá de la lluvia, sino también de los efectos dañinos del sol. El mango está hecho de aleación de aluminio, con un eje de metal, por lo que es resistente al viento.

Sea cual sea mi tipo de viaje, siempre cuento con una o dos bolsas de tela plegables que pueden salvarme de más de un apuro. O bien me sirven para guardar la ropa sucia o bien para cualquier compra imprevista de última hora, con un extra de equipaje.

Estas en negro de DEARBAG están fabricadas en nylon de alta calidad, siendo muy difícil que se rompan. El mango, además, es bastante cómodo, pudiéndotela colgar del hombro. Tienen un tamaño aproximado de 50 x 40 centímetros y pueden transportar hasta 20 kilogramos. Se pueden lavar a máquina en cuanto llegues a casa.

Antes, cuando viajaba sola o, al menos, sin niños, me gustaba llevar conmigo un cuaderno de viaje. Lo iba actualizando, si no a diario, cada pocos días, para ir haciendo una especie de diario de viaje que luego, a muchos de mis amigos y familiares, les ha sido muy útil. Ahora bien, dependiendo del viaje, incluyo más o menos contenido.

En el caso de escaparme a una ciudad europea, me gusta llevármelo por un motivo: dejar registrado aquellos bares, restaurantes y tiendas que me han gustado o he descubierto. Por eso, con un cuaderno como estos de Kokonote en tamaño A6 es suficiente.

Son un total de cinco cuadernos, que luego puedes guardar juntos en una caja como si fuese un resumen de tus viajes, con páginas en blanco o con líneas, flexibles, cómodos de abrir y de llevar en cualquier sitio de tu mochila.